Lun 09.06.2014
espectaculos

MUSICA › PRESENTACIóN DE ANTOLOGíA DEL TANGO RIOPLATENSE EN LA CASA DEL BICENTENARIO

“Fue una época explosiva para el tango”

El segundo volumen de este trabajo ciclópeo –la primera serie fue publicada en 1980– abarca el período 1920/1935. Consta de tres CD más un booklet de 48 páginas que ilustran sobre las maneras de componer de la época y los estilos interpretativos.

› Por Cristian Vitale

Formas visuales, directas, de entrarle a la Antología del Tango Rioplatense. Volumen II: una foto en sepia del bello perfil de Rosita Quiroga. Otra de Ada Falcón, en pleno éxtasis de grabación. Una tercera de la orquesta de Francisco Canaro en la vieja cancha de Boca Juniors. Y más: Agustín Magaldi y su guitarra; Mercedes Simone, Libertad Lamarque y Alberto Gómez a sonrisa limpia en los estudios de Radio Belgrano; Ignacio Corsini, solemne, frente al mic de aquella emisora; Enrique Delfino, igual, pero ante un piano; y Carlos Gardel, junto a sus guitarristas, en el Hospital Fermín Ferreyra de Montevideo. Todas ellas sintomáticas, como para contemplar y colocarse en tiempo y espacio: 1920/1935-tango-Río de la Plata. Formas sonoras de entrarle a tal antología, a través de los correlatos musicales de tales imágenes: el tango “De mi barrio” bajo mandato de la voz rea de la Quiroga, en una grabación de 1924, junto a una orquesta que “podría” ser la Típica de Flores, aparece como registro nodal de la antología, presentada en la Casa del Bicentenario.

También el vals “Yo no sé qué me han hecho tus ojos”, en el registro mezzosoprano de la Falcón, grabado en 1930 con la Orquesta de Francisco Canaro. O las violas de Magaldi en acción para arropar “Pasó la mina”, un verdadero hallazgo fechado en 1928; la emblemática “Milonguita”, grabada por el tándem Gardel-José Ricardo, en 1920. “La década del ’20 es un período fortísimo para el tango, porque fue su momento de mayor popularidad. Hay datos contundentes, como por ejemplo que en 1928 se grabaron tantos tangos como en toda la década del ’40”, sostuvo el musicólogo e investigador Omar García Brunelli.

El convite, musicalizado por Victoria Morán y las Guitarras Saavedrinas, también participó a Héctor Goyena, Pablo Kohan, Eduardo Romano y Ricardo Salton. “Es una antología pensada desde la investigación y desde el hecho de explicar estilos interpretativos, maneras de componer o compositores salientes, para nada relacionada con temas famosos o vendibles sino con un criterio antológico en el mejor sentido de la palabra”, sostuvo Salton, que se ocupó del tango vocal. “Fue una época explosiva para el tango en muchos sentidos. Fueron quince años sumamente ricos, porque no es casual que hayamos pensado en dividir la parte interpretativa de la orquestal y de la vocal-instrumental, ya que empieza a aparecer un tango para ser escuchado y/o bailado, y un tango para ser sólo escuchado, a partir del enorme desarrollo que empezó a tener la poesía”, explicó el periodista, docente y musicólogo.

El Volumen II de esta antología que sucede al publicado en 1980 –que repasaba piezas tangueras producidas entre 1907 y 1920– tiene como responsable al Instituto Nacional de Musicología y consta de tres CD más un booklet de 48 páginas que, además de las fotos y los artículos de cada especialista, aporta datos sobre cada una de las 75 piezas seleccionadas. “Si tenemos en cuenta que entre 1920 y 1935 se grabaron unos 11 mil tangos, la muestra que aquí presentamos puede parecer un poco limitada; pero creemos que están bien representados tanto los intérpretes como los estilos vocales y las obras más significativas”, señaló Goyena –director del Instituto Nacional de Musicología– sobre esta especie de “recorte obligado” para que la parte sonora de la antología pueda seguir su curso. “Todas las piezas son representativas de cómo sonó el tango durante esos años. Quisiera agradecer por la supervivencia de estas grabaciones a los coleccionistas que por un lado mantuvieron los discos, y por otro se ocuparon de compilar los datos de las discográficas”, destacó Brunelli, cuya tarea fue ocuparse del tango instrumental.

“También viene al caso aclarar que ya están los discos y los sonidos; los textos y las corcheas, digamos, pero la cosa es más amplia”, informó Kohan, anticipando la edición del estudio musicológico en sí, prevista para fin de año. “Somos hijos del Volumen I, y la verdad es que no pensábamos que el II se iba a editar treinta años después. Han cambiado muchas cosas tanto desde la musicología como desde la cuestión técnica, y en mi caso quise dar cuenta de que desde la musicología se puede estudiar el tango con criterios diferentes a los de la crónica periodística o el amor que uno pueda tener por el coleccionismo”, dijo el director de Radio Nacional Clásica. Eduardo Romano, en tanto, fue el encargado de hurgar en la poesía tanguera y, como tal, de traer al presente las plumas de Villoldo, Discépolo, Celedonio Flores y el enorme Homero Manzi. “Me interesó trabajar la retórica de esa poesía del tango, y es algo muy fuerte porque, casi desde su origen, el género tuvo los tres elementos fundamentales de la literatura: el elemento épico, el lírico y el dramático”, finalizó el poeta, sumando su parte al todo.

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