Miércoles, 18 de junio de 2014 | Hoy
MUSICA › TOMI LEBRERO PRESENTARá HOY FRAUDE, EN LA ALIANZA FRANCESA
El cantautor y bandoneonista grabó pensando más en captar el momento que en la perfección sonora y con una búsqueda del sonido de banda. Ya no hay tangos, pero sí guiños al primer rock argentino, algo de folklore y canciones que utilizan el humor y la parodia.
Por Sergio Sánchez
“¡Este disco es un fraude!”, gritó el guitarrista Carli Aristide en medio de la grabación del último disco de Tomi Lebrero. “¡Fraude, ahí está!”, pensó Lebrero y decidió que ése sería el título. El grito de Aristide, un poco en chiste y un poco en serio, respondía al modo de registro, con tomas en vivo y una impronta más libre y “natural”: “Como lo grabamos bastante en vivo, yo decía ‘esta toma queda así’, y no me importaba mucho si había errores. Aunque algo no sonara tan prolijo, importaba que se hubiera captado el momento”, cuenta Lebrero. Así nació Fraude, el sexto disco del cantautor y bandoneonista, que presentará hoy a las 20.30 en la Alianza Francesa (Córdoba 936), fecha en la que también tocará el músico Segundo T Bercetche. Sin embargo, el título del disco no hace alusión sólo a una elección estética: “Además, hace diez años que estoy tocando y hay una cosa medio fraudulenta. Me refiero a que uno pensaba que las cosas eran más fáciles, pero se da cuenta de que todo es más engañoso de lo que uno esperaba. Hacer música es apasionante, pero es complicado ser músico. Si bien el público apoya, después de diez años de carrera quisiera que la cosa se volviera más rentable”, reflexiona Lebrero, acerca de las dificultades de la independencia.
Como en sus trabajos anteriores, el disco pone el acento en la canción y no se inscribe en ningún género en particular. Hay guiños al primer rock argentino, una mirada cada vez más cercana al folklore y un lenguaje que aparece en muchas de las canciones: el humor y la parodia (presentes, por ejemplo, en “Hermanas Legrand”, “Nudismo” y “Hermano puto”). “Es la primera vez que incluyo un cover”, dice Lebrero y se refiere a una versión con bandoneón de “Misachico de Cangrejillos”, del inmortal compositor humahuaqueño Ricardo Vilca. “Ricardo excedía completamente su lugar. Mis primeras experiencias musicales fuertes a nivel interpretación fueron con él”, recuerda Lebrero, quien grabó junto al jujeño algunas piezas que aún se mantienen inéditas.
Su amor por los viajes llevó a Lebrero a recorrer entre 2012 y 2013 gran parte del país... a caballo. “Quería conocer la Argentina desde otro lugar. Porque cuando vas a tocar a otras provincias, terminás relacionándote con gente de tu palo y caés en los lugares de siempre. Sin embargo, el viaje a caballo me podía dar un conocimiento diferente de esta tierra y fue así. Como decía Yupanqui, el viaje a caballo tiene una cosa de llegada permanente. Llegás a lugares, casas y personajes nuevos todo el tiempo. A gente que no está acostumbrada al turismo... Eso fue muy rico.” El viaje, que aún no terminó, será la materia primera para un próximo disco. Pero ésa es otra historia.
–Más allá de que las canciones son suyas –salvo la de Vilca–, grabaron el disco tocando todos juntos. ¿El objetivo fue buscar un sonido de banda, algo más homogéneo?
–El sonido es un poco neutro porque, de alguna manera, las tomas fueron muy en vivo, pero después hubieron cosas que se recortaron, que se ordenaron, sobre todo en la mezcla. Si le das mayor importancia a la “percu” y le ponés una reverb, los efectos te visten de una manera diferente. Traté de que las tomas sonaran con el espíritu del vivo, pero con la producción se termina yendo a otro lugar, al sonido de disco. Pero es verdad que, a diferencia de mis otros discos, tiene un sonido de banda y no hay invitados. Lo grabé con la formación del Puchero Misterioso de 2012. Además, la corista Pat Morita cantó “Gesto de desdén”, algo no muy común en mis discos.
–En sus primeros discos se lo vinculaba con el tango –y más teniendo en cuenta su paso por la Fernández Fierro–, pero fue dejando de lado ese género. De hecho, no hay ningún tango en Fraude. ¿A qué se debe el cambio de rumbo?
–En algún punto hubo cierto corrimiento a otros lados. Tal vez, cuando grabé los primeros discos, tenía la necesidad de mostrar una marca más urbana. Pero luego eso se fue desdibujando un poco, aunque me encanta la música de raíz criolla. Pero era careta si no metía música foránea, porque crecí con los Stones. En el primer disco había más canciones de género (un vals criollo, estilos rioplatenses), pero eso se fue diluyendo en mi música. Siempre me interesó estudiar los géneros, pero nunca quise ser un purista.
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