Andrés Ruiz es de esos músicos que apuestan al cambio en cada disco. Luego de transitar por la música experimental y hasta por el rock progresivo, el compositor y cantante consolida en su sexto y último disco, Huésped, una búsqueda a la que denomina “pop de autor”. La particularidad del disco es que inmediatamente evoca géneros que tuvieron su esplendor en la década del ’80, como el new wave o el new romantic. De esta manera, Ruiz se internó en el estudio con una premisa: grabarlo en solitario, sin maquetas, e interpretar todos los instrumentos: teclados, baterías (electrónicas y acústicas), bajo, guitarras y voces. En verdad, el único invitado es Sergio Merce, quien se hace cargo del saxo en dos canciones. De hecho, el orden de composición es el mismo que quedó registrado en el disco. Antes de emprender una gira latinoamericana por México y Guatemala, Ruiz presentará su flamante material hoy a las 21 en el Teatro del Viejo Mercado (Lavalle 3177).

–¿Cómo llegó a este sonido ochentoso en el que predominan los sintetizadores y las baterías?

–Huésped corona de manera natural un recorrido que vengo haciendo hace varios años, empezando por mis primeros discos. Si bien siempre estuve vinculado a la canción –con todas sus variantes–, en mis últimos tres discos, Ruiseñor (2010), Un santo nuevo (2012) y Huésped (2014), apunto más en profundidad a un pop de autor. No a aquel pop al que se lo considera edulcorado o lavado. En este disco queda de manera muy clara una canción con una estructura bien simple, con estribillos muy marcados y melodías amistosas. Es un disco corto, de diez canciones. Tenía ganas de darles dinámica a los shows en vivo. Creo que las canciones con estructuras más simples pueden generar mayor conexión con el público sin perder profundidad ni poesía.

–Más allá de no perder complejidad, ¿apunta a una canción más directa?

–Totalmente. Estoy pasando por un momento de madurez y esto implica poder componer o arreglar canciones de manera más simple sin perder profundidad ni riesgo. Si bien considero que soy un compositor pop, más allá de que haya editado un disco de rock progresivo, siempre trato de romper las fronteras y avanzar. Huésped es un disco súper directo, con canciones cortas. Sigue manteniendo mi estilo y lo reafirma, teniendo en cuenta que es un disco “apto para todo público”.

–El disco remonta claramente a un pop ochentoso. ¿Ese fue el marco de referencia?

–Me gusta mucho el new wave, el pospunk y hasta lo que se ha denominado new romantic. El sonido puntual más vinculado a los ’80 se empezó a generar a partir de la inclusión de la batería electrónica y del protagonismo de los sintetizadores. Después todo fluyó de manera natural. Pero lo que le da esa impronta new wave tan definida pasa por el sonido de la bata.

–¿Por qué Huésped?

–Es una palabra que me gusta mucho, es muy poética. Por otro lado, creo que el huésped en algún punto es un invitado, que no está aquí ni está allá. Lo reciben en un hogar, pero nunca termina de ser parte. Me siento un poco así en el ambiente musical. No he sido agrupado en ningún movimiento ni escena. No porque no quiera, sino porque no se dio. Ser un huésped significa no sentirse parte, pero estar.