No es ningún secreto que muchos de los pioneros del rock nacional contaban entre sus principales influencias el tango. Las huellas se rastrean en letras y música, y el impacto del 2x4 se extiende a través de las décadas de rock. Lo que está sucediendo ahora es una vuelta en espiral: conforme las nuevas generaciones de músicos vuelven a prestar atención al tango, lo hacen desde el rock. El indicio más claro son las orquestas versionando clásicos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, de Charly García o de Fito Páez en versiones milongueras. Allí circulan, entre muchos otros, los mendocinos de Altertango, el conurbano de Orquesta Típica La Vidú y los muchachos de Ciudad Baigón. Justamente la orquesta dirigida por Hernán Cabrera abrirá hoy a las 21 el ciclo Es sólo tango, pero me gusta, que se enfoca en las orquestas de tango joven con raigambre rockera.

El ciclo se realizará cada primer martes de mes en el auditorio de Radio Nacional (Maipú 555), por iniciativa conjunta de Radio Nacional Rock y el colectivo El tango será popular o no será nada. Ciudad Baigón abrirá la propuesta hoy y seguirán La Vidú y Astillero en noviembre y diciembre, confirmó a Página/12 Daniel Fratantoni, coordinador general de la movida. El caso de Baigón es prototípico de su generación: su tango es tan rockero que su último disco, Elogio de la oscuridad, hasta incluye dos canciones (un tango y una milonga “tumbera”) cuya letra fue compuesta y cedida a la orquesta por el Indio Solari. La orquesta tiene relación, manager mediante, con el músico desde un concierto homenaje en que reversionaron parte del repertorio ricotero. “Cuando el disco estaba casi terminado le escribimos para que colaborara como quisiera”, cuenta Cabrera. “Y a los días, nos mandó un mail con dos letras, que encajaban con la estética que queríamos plasmar en el disco.”

Más allá del proceso de adaptación de la lírica de Solari y puntualmente del disco, en el que se advierten trazas del derrotero solista del ex líder de los Redondos, Cabrera encuentra natural el acercamiento entre los mundos del tango y el rock. “Con Baigón pensamos en hacer la música que queremos, y si suena a tango es porque todos somos de Buenos Aires y tenemos mucho tiempo de escucha de las orquestas típicas tradicionales, pero también crecimos escuchando rock y todos estos gestos; lo que nos dejó aparece en la música que componemos.”

Como otras orquestas de su generación, los Ciudad Baigón también comenzaron versionando clásicos. “Ahora lo hacemos cada tanto, para sacarnos el gusto, la idea es hacer nuestra música, que no es una fusión, como muchos interpretan, sino que es el tango de ahora, como nosotros lo sentimos.”

Al igual que otras orquestas del palo con derroteros similares, los de Ciudad Baigón también se corren de las temáticas “tradicionales” que el tiempo consagró como características del género. En sus letras no hay odas a la viejita ni añoranzas de juventudes perdidas, ni minas que se fueron para siempre. En su poética aparecen los conflictos sociales, la vida cotidiana y la dureza de la vida para los más desfavorecidos. “Elogio de la oscuridad hasta se puede llegar a considerar conceptual, porque todas las canciones hablan de cosas terribles de la sociedad, desde nuestro punto de vista”, comenta el director. Para muestra, vale señalar que su tango “Nuestra humanidad” alude de la represión en el Borda cuando afirma “cierren las puertas de la realidad / no nos tengan cerca / somos la voz / que ya no hay que escuchar / ¡dispárennos! / ¡disparen a matar!”.

“Son situaciones bastante oscuras, de las que cuesta ver, por eso el nombre del disco”, explica Cabrera. “Lo que hacemos tiene mucho de crítica social y ese es un elemento del tango actual: los tangos de Baigón hablan del presente y hasta del futuro, no del pasado.”