Viernes, 10 de octubre de 2014 | Hoy
MUSICA › MARCELO TORRES PRESENTARA UNIVERSOS EN MINIATURA ESTA NOCHE EN BEBOP CLUB
El bajista grabó doce piezas instrumentales y una canción con letra de Luis Alberto Spinetta, en un álbum con una impronta más diversa y menos conceptual que las de sus trabajos anteriores. “Es lo que conforma mi universo artístico, creativo y espiritual”, afirma.
Por Cristian Vitale
El sonido es el de un viejo contestador automático. La voz se reconoce de inmediato. Cercana. “Hola, Marcelo, habla Luis. Te llamo porque sé que no estás, y bueno, estoy a la espera de que no haya ninguna novedad, así que en lo posible no me llames” se le escucha decir, bromista, a Luis Alberto Spinetta. Hay un segundo mensaje en el que el mismo emisor se presenta como “uno de tus compinches en el desierto” y le recuerda al receptor la proximidad de un ensayo con el trío que, junto al Tuerto Wirtz, compartieron durante los últimos seis años del siglo pasado: Los Socios del Desierto. “Los encontré en una caja, haciendo limpieza en casa, y me pareció una forma copada de evocar a Luis”, cuenta el destinatario, Marcelo Torres, que usó esos audios para ilustrar “Camino a Iberá”, el tema que abre Universos en miniatura, su flamante disco solista. “La verdad es que concebí y grabé este disco durante el momento de su partida y, si bien no se refleja tanto en las músicas, hay dos temas que se refieren a Luis, además de tenerlo siempre en mente, claro”, enmarca el bajista, haciendo pie en una de las aristas del trabajo que presentará hoy a las 21 en BeBop Club (Moreno 364).
Los dos temas “spinetteanos” son, en concreto, “Camino a Iberá”, pieza inicial del disco que, además de los llamados telefónicos inconclusos, recuerda las caminatas de Torres hacia la calle donde quedaba la sala de ensayo, y la avidaleada “Fuga Capella” –único tema cantado–, cuya letra corresponde al primus inter pares del rock argentino. “En un momento pensé en hacer un disco sólo de canciones nuevas dedicadas al Flaco, pero después me pareció una exageración. No porque no valiera la pena, sino porque quería incluir composiciones mías para ponerme al día”, explica el bajista de las seis cuerdas sobre un resto que se completa con doce piezas instrumentales y distintas entre sí. “Polonia”, por caso, que nació con reminiscencias sonoras del este europeo –de ahí su nombre– y después fue virando hacia un jazz con aires de milonga. O la swinguera “Villa Luro Home”, concebida en homenaje a su barrio. O “Siete imágenes en sepia”, devota de Keith Jarrett. O “Momentáneamente sin nombre”, dedicada a la problemática de los desaparecidos y sus hijos. “Hay un punto en que muchas de estas personas aún no tienen su verdadero nombre y pensé en ellas al componerla, en la cuestión de las identidades cambiadas y la feliz recuperación de algunas de ellas”, determina Torres sobre el principio inspirador de esta linda canción que comparte con Franco Luciani en armónica y Diego Alejandro en batería.
Universos en miniatura alude, en efecto, a la impronta de un disco que, a diferencia de sus trabajos anteriores (Edad luz y Constructor de almas), deviene ecléctica, diversa, mucho menos conceptual que lo que marca su trascender solista. “En general, los discos que hice anteriormente son conceptuales. Tanto Edad Luz como Constructor de almas son conceptuales, en el sentido de que el repertorio responde a una dirección. Cuando pensé éste, en cambio, la idea fue cambiar el concepto: tenía que ser un disco en el que lo único en común que tienen las canciones es que, salvo ‘Fuga Capella’, todas salen de mí y que, por supuesto, defiendo a cada una con todo mi ser. Universos en miniatura significa entonces la representación de canciones que conforman mi universo artístico, creativo y espiritual, y llegó un momento en que registrarlas se transformó en una necesidad vital”, sentencia Torres.
El bajista no pensó sólo en el viejo y querido Luis como guía; también ecualizó almas con Joe Zawinul, el tecladista austríaco muerto hace siete años, que le sostuvo el pulso un rato a Miles Davis, y muchos ratos a una banda de jazz rock cara a los gustos de Torres: Weather Reaport. “Zawinul es un músico que descubrí a través de Jaco Pastorious, en Weather Report. Una vez que pasás de la luminosidad y la hiperfascinación por Pastorious empezás a encontrar que en el grupo hay una persona que comanda la nave, y es Zawinul. Pude captar eso y, cuando estaba haciendo la canción (‘Aquella luz’), me enteré de su partida y la dirigí mentalmente hacia él”, explica el bajista, que también –además de haber sido integrante del lejano Tantor, El Güevo y el Lito Vitale Cuarteto– ha trabajado con Anacrusa, con Adriana Varela y aún forma parte de la banda del Indio Solari. “Tocar con el Indio es mi punto de contacto con el rock y con su popularidad. Con toda esa exuberancia que contrasta con la cosa de tocar con mi grupo en lugares más chicos y con otra producción. Es una linda forma de vivir mi historia musical... Voy por muchos lados, que están unidos por la calidad musical, y por suerte puedo participar en todas”, dice.
La próxima aparición del Indio y su banda será el sábado 13 de diciembre en el autódromo de San Martín, Mendoza, y Torres se posiciona allí. Lo palpita. “La gente va a ver al Indio, lo sé. Pero cuando me subo al escenario estoy siendo parte del proyecto y lo disfruto en la proporción que me toca. Es algo muy fuerte y único. No creo que exista algo parecido en el mundo y, en este sentido, soy un privilegiado”, sostiene, y retoma, en otro foco: “En cuanto a mi trabajo profesional, asumo la misma responsabilidad que cuando toco frente a cien personas. Para mí, el acto de tocar es sagrado... Y está bueno conocer los contrastes, porque te permiten tener una idea más completa del mundo, una idea más general del arte y la música, porque a veces se habla desde un lugar sin conocer el otro”.
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