Se conocieron a dos años de haber empezado el siglo. El contacto directo fue un tío –el de él–, y el indirecto pero determinante, Homero Expósito. Ella, recién llegada de Rosario, aún no había cantado para la Orquesta Escuela Tango, ni con Raúl Garello, ni como elegida de Horacio Ferrer para una reposición de María de Buenos Aires, ni en discos de Juanjo Domínguez, Leopoldo Federico o El Arranque, orquesta en la que estuvo entre 2006 y 2010. Tampoco en las giras junto a Julio Bocca, que la zarandearon por el mundo. El, oriundo de Zárate, venía de formarse con Virgilio Expósito, Nicolás Ledesma y Diego Schissi. Y aún no había puesto su piano a disposición del Negro Falótico. Tampoco de la Orquesta Escuela, entonces dirigida por Néstor Marconi. “Nos conocimos por 2002. Un tío mío la escuchó cantar y le dijo que podríamos hacer algo juntos. A los pocos días ella me llamó y nos juntamos para tocar”, sintetiza él, Matías Alvarez, sobre el minuto cero del ensamble voz-piano, que ya lleva doce años de andar, y que todos los jueves de octubre está grabando su disco debut en Salta y Resto (Salta 755). “La necesidad de grabar en vivo surge porque luego de tantos años de trabajo creemos que es el formato que mejor nos representa. Hemos probado con grabaciones en estudio y sentimos que hay mucho que se pierde”, explica el pianista.

Completa ella, Noelia Moncada: “Hoy, después de tanto tiempo, sentimos que casi se nos pasa el tiempo de grabar y por ello vimos mejor la opción de hacerlo en vivo, ya que lo que mejor hemos conseguido, que es la comunicación, aparece más en este contexto”. La grabación será en tres partes y con tal cantidad de invitados dividida por sendos jueves: el primero, el jueves pasado, fue con Raúl Garello; el próximo será junto a Lorena Astudillo, y el 23, con la genial cantora Lidia Borda. “El disco va a reflejar lo que hacemos en los shows. La idea es aprovechar todos los años de trabajo para que en el momento surja algo espontáneo y sincero. A veces en el estudio, con el afán perfeccionista se pierden muchos gestos que son trascendentes para la música popular. De alguna manera me da orgullo poder plantear una grabación, luego de haber logrado una comunicación fluida entre los dos”, define el pianista zarateño. “Además, el disco contiene simplemente el repertorio que nos gustó durante estos últimos años. Seguramente habrá una línea temática, que disfrutaremos de descubrir en el siguiente proceso”, agrega la cantante rosarina.

Respecto del repertorio, ambos prevén que el grueso estará dado por obras clásicas del dos por cuatro. Paseos por los hermanos Expósito, Enrique Cadícamo, Cátulo Castillo, Pascual Contursi, el tándem Gardel-Lepera y estrenos nacidos de la pluma sonora de Garello. “Todo lo que hemos recreado durante años, y no pudimos plasmar antes en disco por desencuentro del momento adecuado para uno y para otro, o actividades paralelas, viajes... vida, en fin, más que un debut éste es el cierre de una etapa. Pienso que grabar ahora es mejor que haberlo hecho antes, porque seguramente hemos alcanzado madurez”, señala Moncada. “Yo creo que la cuestión central es que el aporte hacia la elección de repertorio, los arreglos y la interpretación de los temas es algo que trabajamos en conjunto. Cada uno trae sus ideas. Por ejemplo, a veces uno plantea un formato más tradicional y el otro algo rupturista. De eso queda una síntesis que en definitiva, resulta ser la estética de lo que hacemos”, redondea Alvarez, sobre la estética de un dúo que apenas cuenta con ciertas grabaciones inéditas (una versión de “Fuimos”, por caso), que señala la musicalidad, los climas, el fraseo, los juegos con el ritmo, el riesgo, y la intuición como factores esenciales de la química entre ambos y que ahora tendrá la posibilidad de refrendarlo.