Mar 03.03.2015
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MUSICA › PRESENTACIóN DE RINGO STARR EN EL PLANETARIO

Un beatle y nada más importa

El legendario baterista cerró, junto a su All Starr Band, una nueva edición del Movistar Free Music. Ante 80 mil personas y a lo largo de dos horas, hilvanó un show que incluyó desde “Yellow Submarine” hasta canciones de los músicos que lo acompañaron.

› Por Yumber Vera Rojas

No pasaron ni dos años de su última visita a la Argentina, y Ringo Starr, en la noche del domingo último, ya estaba de vuelta en el país. Llegó el sábado, al final de la tarde, para cerrar una nueva edición del Movistar Free Music, en el Planetario porteño, junto a su All Starr Band. Ante 80 mil personas, y a lo largo de dos horas, el baterista de Los Beatles hilvanó un show que se apoyó en las canciones de su antigua agrupación y en algunas otras de su carrera solista, así como en los clásicos de los proyectos de los que formaron parte los músicos que lo acompañaron. Lo que se convirtió en una celebración histórica para ese compendio generacional que nunca tuvo la chance de verlo en vivo. Además sin pagar un peso de forma explícita (las entradas, que se agotaron la semana previa, sólo las podían adquirir usuarios de la compañía de celular). Y esa euforia quedó registrada en Twitter, cuyos mensajes alegóricos al evento se mostraban en las pantallas postradas a los lados del escenario, de los que destacó una propuesta de matrimonio si cantaba “With a Little Help from My Friends”.

No obstante, para muchos de los que acudieron a cualquiera de los shows que ofreció el otrora Fab Four en su último desembarco en la capital argentina (en esa ocasión también brindó un recital en Córdoba), en noviembre de 2013, quizá se sintieron inmersos en un déjà vu maravilloso o tortuoso (según como se le mire) debido a que el concepto, la dinámica y hasta el repertorio del espectáculo fueron idénticos. Lo mismo que la alineación de la All Starr Band. Bueno, casi, pues el percusionista, saxofonista y tecladista Mark Rivera fue reemplazado en esta gira por el todo terreno Warren Ham (conocido por su trabajo con Kansas, Donna Summer y Toto). Por lo que el resto de la agrupación que acompañó a Ringo, que, por cierto, se mantiene unida desde 2012, la conformaron Gregg Bissonette (David Lee Roth) en batería, Steve Lukather (Toto) en voz y guitarra, Richard Page (Mr. Mister) en bajo y voz, Gregg Rolie (ex miembro de Santana y Journey) en teclado y voz y Todd Rundgren en guitarra y voz.

De hecho, el único músico capaz de robarle protagonismo a Ringo era Todd, uno de los grandes alquimistas del pop, aunque un total desconocido entre la audiencia argentina. Lo demostraron los tibios aplausos cuando el batero beatle lo introdujo para que cantara uno de sus mayores éxitos: “I Saw the Light”. Pero previamente a que la leyenda inglesa de la música le cediera el paso a su All Starr Band, él mismo, presentado cual boxeador en Las Vegas por una voz en off, se encargó de abrir el recital con un cover de Carl Perkins, “Matchbox”, y dos canciones propias: “It Don’t Come Easy” y esa suerte de reggae llamado “Wings”. Así que luego de pasarle la pelota a Rundgren, para sentarse detrás de la batería, el cantautor estadounidense hizo lo mismo con Greg Rolie, quien tras su interpretación de “Evil Ways” (tema de Willie Bobo que Santana mundializó con su adaptación), el tecladista y cantante le cedió el turno a Steve Lukather para que hiciera “Rosanna”, mientras que Richard Page desempolvó “Kyrie” y Rundgren cerró la primera ronda con “Bang the Drum All Day”.

Antes de que Starr retomara la batuta, todos los músicos, en sus respectivas incursiones, no sólo manifestaron el gusto de estar de vuelta en Buenos Aires y de tocar con compañeros tan talentosos, sino de haber sido convocados por “El Jefe”, como lo rotuló Page, para este proyecto. A lo que Ringo agregó: “A mí también siempre me encantó estar en una banda, por eso voy a hacer un tema de mi grupo, y no me refiero a éste, sino al otro”. De esa forma presentó “Boys”, que si bien es un cover de The Shirelles, es la primera canción que interpretó el baterista en alguna grabación de Los Beatles (y una de las pocas que hizo con el cuarteto). Lo que dio pie a “Don’t Pass Me By” y “Yellow Submarine”, momento en que el público finalmente conectó con la propuesta del show. Esta última la cantaron como si se tratara de un himno del domingo en la cancha. A pesar de que el artista de 74 años, quien se mantiene impecable, lúcido y vívido, estrena nuevo álbum de estudio, Postcards from Paradise, del que podría haber anticipado algún tema, prefirió no correrse del guión.

Los que no estaban en los planes del evento, pero aparecieron de manera imprevista poco después de que se calmara la lluvia, fueron Charly García (fan de Todd Rundgren, al punto de que versionó su tema “Influenza” y se conocieron en la última gira de la All Starr Band en la Argentina) y David Lebon, quienes, invitados por Los Durabeat, se dieron el gustazo de recrear, en el segundo escenario, varios clásicos de Los Beatles como “Something”, “Come Together”, “And Your Bird Can Sing” o “I Saw Her Standing There”. Mientras que Onda Vaga y Catupecu Machu, los actos locales de envergadura del evento (aparte de las apariciones intermitentes de Narda Lepes cocinando y de Liniers pintando, transmitidas por las pantallas del escenario principal), al mismo tiempo que se desarrollaban algunas actividades paralelas en el predio, mecharon en sus presentaciones guiños a los de Liverpool. “Es un orgullo compartir esta fecha con un beatle”, reconoció Fernando Ruiz Díaz, antes de su performance, en la que rescató un pasaje de “Across The Universe”.

Cuando Ringo tocó la batería y cantó al mismo tiempo “I Wanna Be Your Man”, ya habían pasado Lukather con “Africa” (otro de los picos de la noche), “Oye como va” con Rolie y “Love is the Answer” con Rundgren al frente. Hasta entonces, Starr no tuvo que hacer mucho esfuerzo para que el público se rindiera ante él, aunque poco entendiera por qué no conocía todas sus canciones, la razón por la que se hace acompañar desde 1989 por una serie de músicos que también invocan su pasado para sobrevivir, o a qué se debe que haya protagonizado una cinta clase B como Caveman. Es Ringo, y fue un Beatle. No hay mayor respuesta, ni tampoco existe demasiado misterio. Lo que dejó en claro cuando le preguntó a la muchedumbre quién era él o al advertir que el que no conociera “Yellow Submarine” estaba en problemas. Todo esto, además, mientras saludaba con sus dedos en “V”, la señal del amor y la paz, la de un himno del tamaño de “Give Peace a Chance” o la que esperaba esa chica para casarse con “With a Little Help from My Friends”.

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