De movida, un kjarka delata su edad. Y, a través de ella, la del grupo. En cuarenta y cuatro años de existencia, Elmer Hermosa González dice que no hubo momento más feliz en la vida de Los Kjarkas, la agrupación nacida en Cochabamba, que el de plasmar música y canto “en un vinilo”, y saber que mueve sentimientos, que traspasa fronteras. Y que no hubo contracara más triste, en lo puntual, que la de la muerte de Wilson Hermosa González, su hermano fundador y alma de la agrupación que se apresta a visitar la Argentina por enésima vez (hoy a las 21, en el Teatro Gran Rex). Por ambas razones llega la delación, claro. Porque hablar en términos de vinilo implica, además de un lindo romanticismo real, un corrimiento de época considerable. Y porque Wilson murió hace siete años –quince años después que Ulises, otro hermano–, cuando ya pisaba los 65. “De todas maneras, siempre la idea ha sido seguir con la naturaleza a través del tiempo, mantenerse positivos con fe, optimismo y esperanza para seguir viviendo. De hecho, con mucho agrado volvemos a Buenos Aires, para llevarles todos estos años reunidos en un concierto con las mejores canciones, y también con lo que la gente pida”, generaliza Elmer, horas antes de la presentación en el teatro de Corrientes al 800.

No hay disco nuevo, pero sí una promesa de raid andino obligado por huaynos, sayas, taquiraris y “baladas romanticonas” como excepción (“No temas enamorarte”, “Negrita”, “Llorando se fue”, “Ave de cristal”, “Pensando en ti”, “Saya morena” o le emblemática “Bolivia”, entre ellos) más ciertos estrenos como “Nube linda” que, según el líder kjarka, está dedicada a las mujeres del sur de Bolivia. “Siempre pensamos en eso para componer, pero desdeñamos cuestiones políticas y culturales, ¿no?... Lo afirmo porque nosotros somos fanáticos del proceso de cambio que se ha dado en Bolivia. Por primera vez se ha dado una revolución social y Kjarkas aplaude ese cambio”, sostiene el compositor y guitarrista, poniendo en una sola boca lo que piensa el resto de los integrantes: Gastón Guardia, Makoto Shishido, Gonzalo Hermosa Camacho, Lin Angulo, Iván Barrientos y Jorge Santa Cruz. “Pensamos que los pueblos latinoamericanos tienen sed de crecer y estamos viendo últimamente que nadie calla y no podemos quedarnos atrás. Estamos en constante lucha y cambio, cada país es rico en muchos aspectos y creo que ya es hora de explotar las riquezas que cada uno posee y mirar hacia arriba”, concluye el sobreviviente de una banda que ya lleva más de trescientos temas grabados, esparcidos en la nada despreciable suma de treinta y cinco discos.