MUSICA › VICENTICO PRESENTó ULTIMO ACTO EN EL ESTADIO LUNA PARK
El cantautor recorrió su último CD, que incluye reversiones de su obra. No estuvieron los invitados extranjeros del disco, como Willie Nelson o Sly & Robbie, pero sí los participantes locales. Y compartió escenario con su pareja, Valeria Bertuccelli, y con su hijo Florian.
› Por Yumber Vera Rojas
Si bien el título del último trabajo de estudio de Vicentico puede despertar suspicacias, Ultimo acto está lejos de convertirse en un documento de despedida del frontman de los Cadillacs del oficio musical, sino que prueba nuevamente su capacidad para reinventarse. Aunque esa renovación se encuentre más próxima a la afinación que al rupturismo, el cantautor de 50 años, a pesar del enorme legado que le ha dejado a la música popular contemporánea de esta orilla del Río de la Plata, decidió probar otra vez, al igual que sucedió cuando su banda lanzó el álbum Vasos vacíos (1993), qué tan más allá podía llegar. Así que luego de tantear ese repertorio refrescado que dio vida a su sexta producción en otras ciudades de América latina, el artista finalmente lo presentó el pasado sábado en casa con un show imponente en el que se aferró básicamente a esas reversiones. A las que un estadio Luna Park colmado y palpitante respondió nada menos que con una fiesta.
Sin embargo, como si se tratara de una humorada propia de su personalidad, Vicentico levantó el telón del primero de sus shows en el “Palacio de los Deportes” (ayer se llevó a cabo la segunda función) con un tema que no forma parte de Ultimo acto: “Ya no te quiero”. Al tercer single de su cuarto álbum, Sólo un momento (2010), le siguió “Viento”, incluido originalmente en ese CD, aunque ahora ofrece una nueva textura obtenida a partir de la fusión del tex mex y de la banda de sonido de los spaghetti western. De la misma forma que sucedió con esa flamante versión, que en el más reciente disco de Vicentico cuenta con la colaboración de la agrupación texana Intocable, a lo largo de las poco más de dos horas de recital brillaron por su ausencia los invitados que participaron en esta producción, entre los que se destacan la leyenda del country Willie Nelson o Sly & Robbie, la gran base rítmica del reggae.
Bueno, en realidad faltaron los convidados foráneos, porque el aporte argentino de Ultimo acto dijo presente. Valeria Bertuccelli salió de detrás de bambalinas, después de la versión soul de “Puro teatro”, hito del bolero de la desaparecida cantante cubana La Lupe, para interpretar a dos voces “No te apartes de mí”, cover de Roberto Carlos que ya habían cantado juntos en el álbum 5 (2012). Luego de demostrar que no sólo tiene madera para la actuación, la también esposa de Vicentico, tras recibir la ovación del público, se despidió de su pareja con un choque de puños y un beso entrañable. Pero la contención familiar no quedó allí, pues momentos antes, Florian, el mayor de los vástagos de la pareja, y quien acompañó a su padre en las otras actuaciones de esta gira, hizo su primera aparición sobre el escenario para aportar su guitarra en “El rey del rock and roll”, que, pese a que no forma parte del sexto álbum en cuestión, ostenta una encarnación antagónica (más rauda, despierta y rockera) con respecto a su creación seminal.
“Buenas noches. Mientras buscaba el encendedor, me di cuenta de lo flaco que estoy”, bromeó Vicentico, una vez que se despidió de Bertuccelli, en lo que fue su primera (y una de las pocas) alocución de la noche. “Hay silencio. ¿Cómo lo pasan? ¿Alguna canción en especial?”. Lo que dio pie para una versión personal de “Siguiendo la luna”, de Los Fabulosos Cadillacs, y “Algo contigo”, de Chico Novarro. Continuó luego el pasaje salsero del recital con “Culpable” y “El cantante, de Rubén Blades. Justo acá la banda del ganador del Grammy Latino de 2013 a la “Mejor canción de rock”, que hasta el momento se había mostrado a la altura de las circunstancias, evidenció su impericia para con el género afrocaribeño. El traspié estuvo en que, en lugar de adaptarse a sus limitaciones, intentó emular la dinámica y corpulencia de Our Latin Thing: la orquesta con la que el cantautor se encerró en Nueva York para grabar sendas recreaciones. Lo que sí supieron lograr en “Tiburón”, también del puño y letra del llamado “Poeta de la salsa”.
Antes del bis, Vicentico dejó constancia de que, aparte de su sapiencia y dominio del ritmo, es un cantautor que siguió el ejemplo de los artífices cumbre del rock y de los baladistas populares al sostener la sempiterna y necesaria misión de deslumbrar y emocionar con el poder de las canciones. Lo ratificó en un de- senlace que develó con el tema que le da título a su nuevo disco, y que concluyó con “Sólo un momento”, pero que en el medio tuvo un homenaje a “un viejo hijo de puta”, como presentó a Gilbert O’Sullivan, del que interpretó en español su hit “Alone Again” (que tradujo como “Sólo otra vez”). Al regreso, el líder de los Cadillacs, grupo que este año cumple tres décadas, empuñó el rocksteady “Las estrellas”, una versión al mejor estilo Neil Young de “Basta de llamarme así”, y su cover de “Los caminos de la vida”. Con el público prendido fuego, Gaby, antes que caer en el lugar común del arengue, bajó un cambi, y llamó a Florian para tocar “Vasos vacíos” a dos guitarras. Y después, en medio de la emoción de la multitud, se fundieron en un abrazo. Uno ceremonial.
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