MUSICA › MISIA RETORNA A BUENOS AIRES PARA CERRAR EL SEGUNDO FESTIVAL DE FADO
En La Usina del Arte, la cantante portuguesa mostrará su espectáculo Mísia y sus poetas, que implica su retorno a la música de su país, luego de algunos intentos con otros géneros. “A mí me honra ser representante del fado”, afirma.
› Por Karina Micheletto
Mísia es una figura que por estas tierras podría resultar exótica, o por lo menos lejana. Su relación con la Argentina, sin embargo, es tan cercana como para habilitarla a comparar, en el comienzo de la charla, el bar junto a su casa al que suele ir “a tomar un cafecito” con el porteñísimo Tortoni y sus circunstancias. Y es también cercana como para traerla a actuar aquí, en diferentes conciertos, prácticamente una vez al año. En una nueva visita a la Argentina, la cantante será la figura central del Segundo Festival de Fado en Buenos Aires, que hoy a las 20.30 cierra con su concierto en La Usina del Arte (Caffarena 1, en el barrio de La Boca). Esta vez, luego de una última presentación el año pasado que la alejaba de su ámbito natural, el fado, para llevarla al territorio de géneros variados como el bolero, las canciones de Iggy Pop o de Adriana Calcanhotto –con aquel Delikatessen café concerto–, la Reina del Fado vuelve a las raíces y a la poesía de su país con Mísia y sus poetas.
“Sí, desde cierto punto de vista puedo resultar poco previsible, con todas estas piruetas que hago con mis repertorios y mis propuestas, aunque todas confluyen en puntos en común. Esta vez, sin embargo, puedo decir que volví al fado, sin más”, advierte con una sonrisa, en su perfecto español, pulido en sus años de residencia en Barcelona. Y esa “vuelta” de Mísia y sus poetas, explica también, es en cierto modo literal. “Tomé para cantar a casi todos los poetas que han escrito para mí, que lo han hecho pensando en mi voz. Porque he tenido el privilegio de que casi todos los poetas de la literatura portuguesa me hayan escrito, desde José Saramago hasta Agustina Bessa-Luís. A los cuales, claro, no puedo dejar de sumar los poetas mayores, sería imposible no cantar a Fernando Pessoa o a Florbela Espanca. ¿Cómo obviarlos? Ellos son nuestro patrimonio, nuestros poetas nacionales.”
–¿Y cómo ha logrado ese privilegio?
–Es que durante mucho tiempo he ido casi como una vendedora ambulante, de puerta en puerta, llevando mi inquietud a los poetas, intentando seducirlos artísticamente, convencerlos de que mi voz podía ser un buen vehículo para sus palabras. Qué gran responsabilidad, ¿verdad? Y sí, hoy miro hacia atrás y puedo decir que he sido una atrevida y una desenfadada en muchos casos, pero, qué va.. . ¡Cuánto agradezco ese atrevimiento y ese desenfado! (Risas.) Y por suerte para mí, he tenido una gran ventaja adicional: ocurre que el palo más tradicional del fado tiene una métrica que encaja perfectamente en el poema, de modo que tú puedes convertir el mismo poema en más de mil melodías, y viceversa. Hay mucha música allí dentro esperando ser abierta, las posibilidades son infinitas.
–Usted visita asiduamente la Argentina, ha establecido una relación cercana. ¿A qué se debe?
–Es una gran suerte que tengo con Buenos Aires, Mendoza, Rosario, ciudades a las que vengo casi todos los años. Es una relación de amor que se mantiene y sigue habiendo pasión. Y si bien el fado está pasando un momento de gran amplitud, con todas estas nuevas voces y esta especie de moda que hay ahora, sigo sintiéndome de algún modo elegida, querida, tocada por esta pasión de los argentinos; este vínculo que, como digo, es una relación de amor.
–Es un vínculo que se establece también con el fado como género. ¿Cuál es la cercanía que encuentra entre esta música de raíz y la música argentina?
–Es la misma raíz que hay en el tango: una música urbana, que se manifiesta en un principio por oposición a la sociedad de las buenas costumbres, un poco lumpen, portuaria, que aborda además las mismas temáticas. A mí me honra ser representante del fado. De todas las veces que he venido, esta será la primera vez que llego en un contexto como el de un festival de fado; siempre he llegado a dar mis conciertos en forma individual. Y lo he hecho gracias a Marta Pires, quien ha fallecido en esta reciente tragedia aérea en Punta del Este: a ella voy a dedicar este concierto, quiero honrarla de esta manera.
–Con este espectáculo dice que vuelve a las raíces y, más allá de los poetas, hay una figura que es inexorable, la de Amália Rodrigues. ¿La incluye de alguna manera?
–Ella está siempre, siempre... Pero, más allá de esa presencia que es, como usted dice, inexorable, estoy dedicando un trabajo íntegramente para Amália. En eso estoy trabajando ahora, precisamente. Ya he grabado un disco doble, que es, por un lado piano y voz, y por el otro guitarra, porque muchos temas, sobre todos los más eruditos, los ensayaba de esta manera. Incluye además cuatro inéditos escritos para Amália, porque ocurre esto con ella, sigue apareciendo nueva, como si su biografía se siguiese escribiendo con este tipo de apariciones. Siento que para mí este será un punto de llegada, siento que ahora sí estoy lista para afrontar este desafío. Y así, al inverso de la opción que toman algunas cantantes, que comienzan su carrera cantando a Amália, para luego abrirse a otros caminos, siento que he hecho todo lo que hecho hasta ahora para, al fin, llegar a ella. Como un regalo que me tenía guardado, madurando, para cuando estuviera lista.
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