Lunes, 15 de junio de 2015 | Hoy
MUSICA › LA VELA PUERCA COMENZó SU CICLO DE RECITALES EN EL LUNA PARK
La banda uruguaya está presentando Erase..., su último disco de estudio. Con gran despliegue escenográfico, La Vela dividió el espectáculo en los mismos bloques que el CD (Chamán, Araucaria y Agua), y sumó canciones de todos sus trabajos anteriores.
El escenario del Luna Park parece haberse transformado en el salón central de un viejo caserón abandonado. Largas telas negras ocultan el mobiliario distribuido sobre él. Solo puede identificarse el cuerpo solitario de una batería. Abajo, el murmullo que se eleva desde el campo repleto de gente, queda hundido bajo algunos cánticos focalizados: “¡Uruguay!, ¡Uruguay!, ¡Uruguay!”, “¡El que no salta es militar, el que no salta es militar!”. Con el correr de los minutos, cada vez son más las voces que se escuchan: “Vamos, vamos La Vela, vamos La Vela de mi corazón...”. La Vela Puerca, convertida hoy en una de las bandas más convocantes en la Argentina, está por iniciar el ciclo de tres recitales en el que presentarán Erase..., su último disco de estudio.
Las luces del estadio se apagan y las voces y los cantos se silencian con las imágenes que se proyectan en la pantalla gigante. Allí, una niña con un velador de gas en su mano camina por los pasillos de una biblioteca sumergida bajo un cielo estrellado. Lleva una escafandra y un traje blanco con dos círculos azules en su pecho. Su imagen va creciendo a medida que avanza, con los ojos puestos en el público. Cuando su rostro ocupa la totalidad de la pantalla, se encienden las luces del estadio. El escenario del Luna Park se ha convertido en esa misma biblioteca atravesada por la niña, pero quienes están dentro de ella son los músicos de La Vela Puerca, que arrancan con los primeros cuatro temas de Erase... y dos versiones al límite de “Sobre la Sien” y “Polidoro”. Altísimos muebles contienen libros y luces en todos sus estantes, rodeados de algunas mesas y sillas de estilo colonial. Cebolla recorre los extremos y el centro del escenario dando saltos, retorciéndose y abriendo sus brazos. Parece alimentarse de la energía que surge de la marea de pogo y saltos que crece en el campo del estadio y luego lleva ese fuego al resto de la banda. El Enano comanda la nave desde el centro del escenario. Contiene los saltos que pegan sus compañeros y los devuelve a su cauce natural para seguir el viaje.
No hay dudas de que La Vela Puerca es una banda de guitarras (en varios temas hay cuatro de ellas sobre el escenario). Son las que canalizan el sonido rockero que envuelve el recital. Pero hay algo que las hace extrañas: no son celosas de su protagonismo. Han abierto las puertas para que el saxo y la trompeta sean también quienes se encarguen de los solos y de las melodías y frases coreadas por el público. El show presentación de Erase... está dividido en los mismos bloques que el disco: Chamán, Araucaria y Agua, respetando el orden de los temas, a los que se van sumando canciones de todos sus trabajos anteriores. Detrás de la banda, la pantalla gigante nunca deja de proyectar imágenes que acompañan el pulso de cada canción: bosques, ríos, tribus aborígenes de América, modernas ciudades atestadas de gente, lluvias, cielos abiertos, supermercados repletos de publicidades y los rostros de aquellos que fueron desaparecidos por las últimas dictaduras latinoamericanas. En el segundo bloque del show la banda desciende hacia versiones sombrías de “Todo el karma”, “Claroscuro” y “Un Frasco”, que se inicia con el Enano golpeando desquiciado una chapa metálica en su micrófono y desapareciendo luego entre las luces violetas que bailan sobre el escenario. El volumen vuelve a aumentar para terminar con las últimas cuatro canciones que dan cierre a Erase...., incluyendo el video de “Canción para uno” con la banda tocando en simultáneo.
Un velador en el centro del escenario es lo único que queda encendido cuando La Vela Puerca se retira, mientras suena el arpegio del epílogo de Erase.... La niña con escafandra esta vez aparece sobre el escenario para dar lugar a los gritos que exigen a la banda nuevamente en escena. La Vela Puerca vuelve en poco tiempo para soltar una lista frenética de las canciones que el público estaba esperando, entre las que suenan “Por la ciudad”, “El profeta” y “El viejo”. Solo bajan un poco para dar lugar a “Mi semilla”. El Enano y el Cebolla se entrelazan sobre el escenario para sumar fuerza a sus voces y que se escuchen a la par de un estadio que canta y salta en todas sus esquinas. El tema de despedida termina entre agradecimientos de la banda y su gente, con el deseo mutuo de seguir viviendo “Llenos de magia”.
Cobertura: Diego Fernández Romeral.
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