Martes, 15 de septiembre de 2015 | Hoy
MUSICA › THE RESIDENTS SE PRESENTA ESTA NOCHE EN BUENOS AIRES
Desde hace cuatro décadas, la agrupación viene haciendo su juego desde el anonimato. Pero en su caso, el misterio identitario está sustentado en una música igualmente indescifrable. Actuará hoy en Niceto, con la excusa de la presentación de Shadowland, su último disco.
Por Santiago Rial Ungaro
La voz en el teléfono de Homer Flynn, supuesto manager de The Residents, su modo quizá “maradoniano” (en rigor menottista) de hablar en tercera persona de “ellos”, su entusiasmo y orgullo no parecen ser los de un representante, pero, nuevamente, los enmascarados ganan: desde hace cuatro décadas que la banda más enigmática del rock viene imponiendo sus propias reglas jugando desde el anonimato un juego tan demandante como fascinante: habrá que hablar en tercera persona y seguir el juego aprovechando que, del otro lado de la línea, el ojo se convirtió, por lo menos, en una voz que habla sobre una de sus principales conquistas: el anonimato: “Es bastante duro mantener el anonimato, requiere mucho cuidado y disciplina, pero la verdad es que hay cientos de personas, entre familiares, amigos y colaboradores que conocen la identidad de la banda. Nadie quiere traicionar esa confianza y parece que sus amigos han entendido esa elección la han respetado con mucha lealtad. Definitivamente, ellos eligen muy bien sus amistades”.
Claro que el mito y la intriga se basan en la música: Meet The Residents (1974), con su cita desde su título y su portada a los Beatles sigue siendo una desafiante obra maestra. Grabado en forma casera, este collage podía citar a Nancy Sinatra y parodiar a los Fab Four, proponiendo a la banda como unos mutantes del pop, pero su belleza revulsiva los encontraba más cerca de la Sun Ra Arkestra, Captain Beefheart (apuntado como uno de los muchos “supuestos” integrantes de la banda) o Moondog que de cualquiera de las tendencias de la época como el glam rock, el rock sinfónico, el hard rock o el funk. Los Residents tenían ya entonces su propio mundo y su propio viaje: un viaje de ida que aún continúa y que tuvo su momento de mayor esplendor en sus primeros siete discos, época dorada que incluyó genialidades como The Third Reich Of Rock & Roll (de 1976, con deformes versiones de temas de James Brown, Cream, Rolling Stones y Beatles) o The Commercial Album (de 1980, con 40 canciones de un minuto cada una). Imposible saber quién o quiénes se alejaron del grupo entonces, pero lo importante es que los Residents llegan ahora a Niceto con motivo de la presentación de Shadowland, su último disco: “Sí, es verdad que ellos son muy fans de Sun Ra y de su música, pero también de todo lo que generan en sus conciertos con su banda: sus extraños vestidos, ese diapasón que usaba como sombrero, sus raras coreografías: Los Residents vieron eso y muchas otras cosas de la época del Free Jazz o de las fiestas comunitarias que se hacían a fines de los 60 en L.A, todo eso los ayudó a romper muchas barreras desde sus inicios”.
Al igual que Sun Ra, Los Residents siempre han sido una banda osada a la hora de cambiar de estilo, siempre buscando nuevas ideas, buscando sonar distinto. Recientemente proyectado en el último Bafici, el documental Theory of Obscurity quizá sea la mejor introducción en estos tiempos al complejo y siempre demandante universo de una banda cuya influencia musical (que abarca desde sus contemporáneos Devo y Talking Heads hasta Primus y los robots de Daft Punk) se extiende a lo multimedia: a sus célebres videos musicales se les suman ya tres CD-ROM, diez DVD y hasta miniseries para Internet. Más allá de que sus últimos discos no generen el mismo impacto que antaño, sus presentaciones en vivo aún siguen ejerciendo una gran fascinación para sus fieles y excéntricos seguidores: otra paradoja más de un grupo siempre impredecible, que tuvo en su primera gira nacional por EE.UU. la peor crisis de su historia: “Fue horrible, realmente traumático, tanto económica como emocionalmente. Una gira siempre tiene que estar muy bien organizada y tenés que tener claros todos los detalles de la organización, además de que ellos en sus primeros años casi no tocaban en vivo. Pero ahora aprendimos de nuestros errores”. Flynn recuerda alegremente algunas de las muchas versiones sobre la supuesta identidad de los miembros de la banda: “Se dijeron cosas muy cómicas sobre quiénes eran ellos, desde que era un proyecto de George Harrison, hasta que era Ozzy Osbourne o David Byrne. Ellos siempre se rieron mucho de esas historias”.
En el 2012, en coincidencia con los 40 años de la edición de su primer simple, la banda editó Ultimate Box Set, un refrigerador con las obras completas de Los Residents que se podía adquirir por 100.000 pesos, y que de alguna manera evocaba a Eskimo, un álbum ambiental inspirado en el Polo Norte editado el 1976. Tildados de autoindulgentes y revolucionarios, los Residentes siguen siendo un grupo gélido, a la vez que un referente ineludible de la música industrial, electrónica, punk y post punk, pero por sobre todas las cosas siguen siendo un enigma y un ejemplo que parecería que casi nadie está dispuesto a seguir. En el siglo pasado, un par de décadas antes de que los Residents editaran su primer álbum, el francés René Guénon escribió que el “espíritu moderno implica, entre todos los que se ven de una u otra forma afectados por él, un verdadero odio por el secreto y por todo lo que se asemeje a él”. En última instancia, su principal conquista sigue siendo el anonimato, esa identidad secreta que supieron conseguir y que les permitió asumir el lado más odioso de la sociedad de consumo norteamericana y convertirlo en algo artístico. No fueron pocos los que buscaron desenmascarar a Los Residentes, cuyas máscaras son muy distintas a las de, por ejemplo, los Kiss. A Homer Flynn no parece agradarle la comparación, aunque sí responde sobre Wormland, proyecto de 1998 en el que musicalizaron algunas historias alternativas de la Biblia: “Ellos son de Louisiana, sur de Estados Unidos, así que crecieron en un ambiente muy conservador. Eso es lo que ellos superaron, pero también querían mostrar esas increíbles historias bajo otra luz. La Biblia es un libro increíble en el que todos, incluso Dios mismo, parecen ser freaks totales. Lo cual es algo muy Residents”.
* Hoy a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5510. Entrada $450.
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