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Jueves, 17 de septiembre de 2015

MUSICA › DAVID GILMOUR RELATA CóMO GRABó JUNTO A UN CORO DE EX PRESIDIARIOS PARA SU DISCO RATTLE THAT LOCK

“Viví una experiencia realmente inspiradora”

En primera persona, el ex guitarrista de Pink Floyd cuenta cómo se involucró con el Liberty Choir, que participó de la canción que da nombre a su próximo álbum. La gira de presentación del disco –que aparecerá mañana– lo traerá por primera vez a Buenos Aires.

 Por David Gilmour

La prisión de Wandsworth no es un lugar al que alguna vez haya pensado que iba a querer volver. La última vez que había estado ahí había sido hace cuatro años, visitando a mi hijo Charlie, a quien acababan de sentenciar a 16 meses de cárcel por desórdenes violentos que le siguieron a las protestas por las tarifas universitarias. Ya fuera que se mereciera o no estar ahí, ver a tu hijo en un uniforme gris de prisión no es algo que le recomendaría a ningún padre. Fue una experiencia profundamente deprimente.

Aun así, a principios de este mes me encontré a mí mismo otra vez en Wandsworth, cantando “Gloria”, de Vivaldi, en una habitación reducida junto a veinte presos. Esta vez fue una experiencia inspiradora y edificante. Mi esposa Polly (Samson, escritora) y yo fuimos allí como apoyo del Liberty Choir, el coro dirigido por una maravillosa mujer italoamericana, MJ Paranzino. Empezamos con “Down by the Riverside” y despues uno de los reclusos nos dijo que él había escuchado esa canción por radio, grabada en la iglesia de Charleston, en Carolina del Sur, como tributo a las nueve personas que habían sido asesinadas ahí en junio.

La idea del Liberty Choir es que voluntarios de los coros comunitarios de MJ –hay cuatro por el momento, en Balham, Notting Hill, Brighton y Hastings– vayan a la cárcel de Wandsworth para formar coros con los presos que están cerca de terminar de cumplir sus condenas. Cerca de veinte cantantes comunitarios se comprometieron a realizar sesiones de dos horas durante ocho semanas. El mismo número de presos se inscribió en el programa. Y hay una larga lista esperando para entrar.

Deben existir personas que creen que los presos sólo merecen castigo. Pero es por el interés de todos que se le deben ofrecer caminos alternativos a aquellos que están tras las rejas –que se los eduque y se les generen nuevas expectativas–, para ayudarlos a escapar de los ciclos autodestructivos que provocan que la gente vuelva una y otra vez a la cárcel.

Eso es lo que hace a la sociedad un lugar más seguro. También es lo que el secretario de justicia Michael Gove está promoviendo con su política de reintegración “a través de la reja”, que ha sido adoptada tanto por anterior director de Wandsworth, Kenny Brown (quien fue un gran defensor del Liberty Choir desde el comienzo), y del nuevo director Ian Bickers, junto con el capellán de la prisión, Tim Bryan.

HMP Wandsworth no es un lugar en el que inmediatamente te den ganas de cantar. Mientras Charlie estuvo ahí, hizo lo posible para protegernos de la nefasta realidad de la situación. Pero la triste verdad es que para mucha gente la cárcel puede ser una experiencia dañina y deshumanizadora.

Tal como lo revela el reporte de una inspección reciente a Wandsworth, los recortes de fondos han puesto a esa cárcel y a todos los que están adentro en una situación desesperante. No se trata sólo de que esos hombres sean dejados solos en celdas individuales durante 23 horas por día, sino que hay gente que muere. Sólo en el último año y medio, seis personas se suicidaron en Wandsworth.

Hay muchas organizaciones distintas que van a las cárceles, pero el Liberty Choir es inusual. Primero, está en curso –algunas semanas sí y otras no–, y esa confiabilidad por sí sola hace que valga la pena apoyarlo.

Normalmente no soy un hombre de muchas palabras. La música es, más a menudo, el vehículo para mis emociones. Me resulta tan necesaria como respirar, así que sé cuál es el poder que tiene. Cantar en un coro te da una sensación de alborozo, y aprender sobre la armonía es una herramienta poderosa y potencialemente transformadora. Lo que realmente me gusta de este programa es que los presos están expuestos a diferentes comunidades de gente dentro de la cárcel y cuando salen –y este aspecto dual es lo brillante– se los impulsa a unirse a los coros de MJ afuera. El Liberty Choir no sólo les da una voz a los presos; también les ofrece una comunidad.

Escuché acerca del Liberty Choir por primera vez cuando uno de sus dos fundadores –Ginny Dougary, también socio de MJ– contactó a Polly para ver si estaríamos interesados en apoyar su iniciativa. Pero fue nuestro hijo Charlie quien nos persuadió de que valdría la pena. El había elegido volver a Wandsworth para asistir a un concierto que el Liberty Choir hizo para las familias y amigos de los presos cantores. Después del concierto nos llamó por teléfono, desbordado de entusiasmo. El coro, nos dijo, era algo excepcional: un pequeño bolsillo de humanidad y decencia dentro del brutal medioambiente de la cárcel. Semejante programa puede salvar vidas, y no sólo por su efecto terapéutico. Al estimular a los internos a hacer algo tan humano y vulnerable como cantar, aquellos en posición de poder también se ven forzados a ponerse de acuerdo con su humanidad.

Charlie había ido con dos muchachos que habían estado en el Liberty Choir en Wandsworth, y que ahora eran miembros y partidarios del coro de MJ en Balham. El todavía está en contacto con uno de ellos, y ha mantenido su amistad con muchas de las personas con las que compartió la cárcel. Así que Polly y yo realmente pudimos ver las cosas desde una perspectiva diferente a la que hubiéramos tenido de otro modo. Lo que entendés muy claramente es que la gente que está adentro es igual que la gente que está afuera. No hay una diferencia esencial con la mayoría de la gente. Es principalmente una cuestión de suerte y de circunstancias.

Fue idea de Polly que el Liberty Choir cantara en mi single “Rattle that lock”. Ella es la letrista principal del discos epónimo que saldrá mañana, igual que en mis otros álbumes. Las palabras del estribillo –“Rattle that lock, lose those chains” (“agitá ese candado, soltá esas cadenas”)– no son para ser tomadas literalmente. Hablan sobre tener el coraje de ser libres en espíritu, seas quien seas y donde estés. No desaparezcas detrás de una nube de apatía, hacé algo.

Usé coros en Pink Floyd, son parte de la paleta musical. El más famoso es el coro de niños en “Another Brick in the Wall, Part II”. Pero también antes, en 1969, en el disco Atom Heart Mother. Hay algo mágico que sucede cuando la gente canta junta armónicamente o al unísono. Te permite escapar de vos mismo, ser parte de algo mayor. Nunca fui parte de un coro real, pero cuando iba a la escuela practicaba armonías vocales con un grupo de seis muchachos en la asamblea matutina. Eso jugó un valioso papel en mi educación musical y sigue siendo uno de mis pocos recuerdos positivos sobre la escuela.

El primer paso hacia la grabación de “Rattle that lock” se dio cuando fui a ensayar con el coro de South London en el hall de la escuela primaria Ravenstone, en Balham. Mi viejo amigo Phil Manzanera, corpoductor del álbum y guitarrista de Roxy Music, también fue a cantar.

Sabíamos que MJ era una usina desde nuestro primer encuentro con ella, pero verla en acción fue una experiencia transformadora. Era un grupo grande, había unas 150 personas en el lugar, y fue inspirador –fantástico, en realidad– ver el modo amable pero firme con el que MJ trataba con ellas. Ella llevó a los otros miembros del coro para apoyar a los ex presos del grupo, y el canto fue a la vez movilizador y sorprendentemente diestro. El repertorio era mixto, igual que en la cárcel, pero también ambicioso. Polly no podía creer el entusiasmo que tenía yo. Casi la hace reír, tanto el hecho de que yo tomara parte como que realmente quiera hacerlo otra vez.

Durante una pausa tuvimos un encuentro con los miembros del Liberty Choir –tanto los voluntarios como los ex presos– para hablar sobre la grabación. Me impresionó mucho el entusiasmo de los ex presidiarios. El coro es obviamente algo muy bueno para ellos, que los ayuda a volver a tener contacto con gente diferente y otra forma de vida, de un modo positivo.

Unas semanas más tarde, tuvimos nuestra sesión de grabación en la Iglesia del Espíritu Santo, cerca de Clapham Common. MJ tenía al coro completamente listo. Ella sabía exactamente lo que estaba haciendo y el coro dio en el clavo. Había conocido a algunos de los muchachos en la sesión previa del coro, pero no hubiera sido capaz de distinguir quiénes eran los ex convictos y quiénes los miembros comunitarios del coro. Que es lo correcto, porque ahora todos ellos son miembros comunitarios del coro.

* De The Independent de Gran Bretaña, especial para Página/12.

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“El Liberty Choir no sólo les da una voz a los presos, también les ofrece una comunidad”, dice Gilmour.
 
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