Es una semana agitada en la Universidad de Quilmes. Desde hoy y hasta el sábado próximo, tendrá lugar allí, al 300 de la calle Roque Sáenz Peña de Bernal, el cuarto Festival Internacional Muchas Músicas. Organizado por el área de música de esa casa de estudios, el evento ofrecerá, además de siete conciertos como columna vertebral, una serie de conferencias, presentaciones de libros e instalaciones sonoras (en conmemoración de los treinta años del Juicio a las Juntas), más la proyección de Una utopía incurable, el formidable documental sobre Pescado Rabioso dirigido por Lidia Milani... todo por la módica suma de cero peso.

“Creo que la programación del Muchas Músicas se destaca por una originalidad liberada de límites de género o estilo. Nuestra música, por ejemplo, se encuentra atravesando las sonoridades ‘extendidas’ de la flauta, como se la suelen llamar en el ámbito académico de la música, con ritmos y texturas de origen más popular y con sonoridades propias de la música electrónica”, introduce Sergio Catalán, director de Aglomerado, octeto de flautas difícil de clasificar, que se presentará mañana a las 20, tras la proyección del film sobre Pescado Rabioso (que será a las 17.30 e incluirá charla pública de Carlos Cutaia) y tras una jornada debut (la de hoy) signada por una conferencia de Diego Boris sobre derechos intelectuales en la música; los conciertos de Voxes, el Ensamble de Música Contemporánea de la Universidad de Lanús (18 horas) y el Ensamble Chancho a Cuerda, dos horas después, y la presentación del libro Vendiendo Inglaterra por una libra”, a cargo del profesor anfitrión Norberto Cambiasso.

“La verdad es que escucho una obra de flauta ‘contemporánea’ y me recuerda a Eric Dolphy, escucho a Roland Kirk y me recuerda a Ian Anderson de Jethro Tull. Por eso, creo que el género como categoría no dice mucho. Creo que sí se puede hacer una distinción entre propuestas que apuntan a la búsqueda de una expresividad propia a los cuerpos y sonidos que la habitan, y la mera reproducción de lógicas de mercado. En fin, toda curaduría de una programación es una postura ideológica frente a la música y al medio en el que vivimos y esta programación tiene que ver con lo que intento explicar”, se extiende Catalán, pensando en una de las finalidades del FIMM, que es el de exceder las clasificaciones, el de admitir públicos y procedencias, el de abrir. “Viendo la programación del FIMM se intuye un contenido ideológico marcado, donde la diversidad por un lado y el acto propio de difuminar límites por el otro, están a la vista y se presentan como valores fundamentales y extremadamente significativos”, dice otro de los participantes, Juan Cerono, que se presentará con Domo, el ensamble experimental que dirige y que se caracteriza por una conjunción musical entre música académica contemporánea, rock, música electroacústica, jazz, folclore argentino y música experimental. “Todo esto amalgamado en un formato de canción, en donde por supuesto el tratamiento de la forma discute con el formato de la canción tradicional”, detalla Cerono, cuya puesta será el jueves a las 18.

El mismo día, pero dos horas después, pisará el escenario otra agrupación de la familia: Süden. “Süden es un ensamble que se dedica a la música contemporánea desde hace varios años. Lo que vamos a presentar en este festival es música argentina que hemos podido trabajar con dos ‘viejos maestros’ como Mauricio Kagel y Gerardo Gandini, y con uno de los nuevos maestros, Marcos Franciosi. Es música de tradición escrita, pero que tuvimos la suerte de trabajar oralmente con los compositores”, señala Diego Ruiz, director de la agrupación que le pondrá músicas a un día signado por las ponencias sobre ingeniería de sonido a cargo de María Andrea Farina, Martín Díaz Vélez, el Indio Gauvron, Ezequiel Morfi y Cana San Martín, todos integrantes de la Audio Engineering Society.

El viernes, en tanto, estará el periodista Sergio Pujol presentando su libro Oscar Alemán, la guitarra embrujada, y habrá dos conciertos: el del dúo conformado por Hayde Szcvartz en piano y Elías Gurevich en violín (a las 16 horas), y el Ensamble Vocal Octante, que dos horas después interpretará “Stimmung”, la obra vocal de Karlheinz Stockhausen, bajo la dirección de Juan Peltzer. “En la obra confluyen las poéticas de obra abierta, el canto armónico, el repentismo, los juegos de concertación, la memoria histórica, las temáticas de lo erótico y de lo sagrado, los nombres de ciertas cosas, de los días y los dioses, el minimalismo tonal, la construcción del espectro armónico y los fonemas estructurales de los idiomas de Occidente”, intenta resumir el director ante Página/12, sobre una puesta que se resuelve en 70 minutos y 51 fragmentos.

Finalmente el sábado, día de cierre, expondrán lo suyo el pianista Marcelo Katz y la multiinstrumentista Eliana Liuni, que musicalizarán en vivo, con el apoyo del Instituto Goethe, el film de Friedrich Murnau Nosferatu, el vampiro. “Lo que vamos a presentar es un meticuloso trabajo de relación entre sonido e imagen que va desde la musicalización a la sonorización, la utilización de instrumentos de manera tradicional o desde técnicas extendidas, instrumentos menos habituales como el theremin, el serrucho; instrumentos de cotillón, implementos de cocina, voces e instrumentos electrónicos, utilizando todos los recursos desde la composición específica de temas hasta la improvisación”, anticipa Katz. “Creo que la propuesta es necesaria para seguir avanzando en la ampliación de la escucha y convivencia de diferentes enfoques musicales, y en ese contexto lo que presentamos encuentra un marco ideal, porque no está atado a las demandas del mercado musical”, redondea el compositor.