Mié 30.09.2015
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MUSICA › LEóN GIECO DEBUTó EN LA BALLENA AZUL DEL CCK JUNTO A LA BANDA SINFóNICA NACIONAL DE CIEGOS

Un encuentro de universos musicales

El santafesino definió como “un regalo de la vida” el concierto que compartió junto a los músicos con discapacidades visuales, en el que sus canciones sonaron con arreglos sinfónicos luego de que la banda interpretó temas de Holst y Persichetti.

› Por Karina Micheletto

Fue el “debut” de León Gieco en la ya emblemática sala La Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner. Y fue, dice él, todo lo emotivo, y más, que hubiera podido imaginar. No fue la suya la única presencia fuerte en una imponente Ballena con sus 1700 localidades llenas. Junto a él actuó la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos Pascual Grisolía, dirigida por José Luis Cladera, organismo que también tuvo su debut en esta sala. Las obras de música clásica y las canciones (que ya son clásicas) del santafesino sonaron en un mismo evento, el jueves pasado, en una noche que quedó en el recuerdo de sus protagonistas, del público presente en la sala y del que pudo seguirlo en vivo a través del sitio oficial del CCK.

“Tenía muchas ganas de hacer una primera presentación en La Ballena Azul, pero no encontraba el formato, hasta que me llegó esta propuesta del Kirchner que me pareció maravillosa. No podía ser más oportuna, porque es una continuidad perfecta para el trabajo que venimos haciendo con Mundo Alas, y mi búsqueda de la antidiscriminación en el arte”, contó Gieco sobre el modo en que surgió esta fecha especial. Así, el trabajo que el cantautor lleva adelante con un grupo de jóvenes artistas de distintas disciplinas con diferentes discapacidades, encontró de alguna manera su continuidad en este encuentro con los integrantes de una formación que comenzó 76 años atrás como una escuela de instrumentos de vientos en el Patronato Nacional de Ciegos, que fue pionera en el mundo y que durante todo este tiempo cosechó prestigio entre los organismos que funcionan en la órbita del Ministerio de Cultura de la Nación.

Fue, además, un encuentro de universos musicales que comenzó con piezas como “Segunda Suite op. 28”, de Gustav Holst; “Divertimento para banda”, de Vincent Persichetti; y “Habanera”, de Gerardo Di Giusto, donde se lució el pianista Gustavo Alvarez. Y que se entrelazó con otras obras de belleza universal como “Canción del jangadero”, de Jaime Dávalos y Eduardo Falú, que dio pie a la primera aparición en escena de Gieco, interpretando la parte vocal junto a Cristian Alderete, trombonista en la banda.

“Cuando hice mi primer acorde con la guitarra sobre el escenario, sentí que algo histórico estaba pasando en esta sala extraordinaria, dentro de un edificio que lleva un nombre tan significativo”, evocó el cantautor. En la segunda parte del concierto, ya reunidos Gieco y la Banda Sinfónica de Ciegos, avanzaron sobre distintas canciones del santafesino: “Cinco siglos igual”, con arreglos de Jorge Pascuale; “Canción para Carito”, arreglada por Pablo Martínez y con la participación de Jorge Sosa en acordeón ; “La memoria”, sólo con el aporte de los músicos de la Banda Gustavo Alvarez y Héctor Gómez. “Las obras que ejecutamos como orquesta, que fueron muy bien recibidas por los asistentes, pertenecen al repertorio de Holst y de Persichetti, pioneros del catálogo moderno. Y las canciones de León contaron con arreglos orquestales de Pascuale y Martínez, que trataron de respetar su espíritu, con el agregado del sonido orquestal”, precisó José Luis Cladera sobre el repertorio elegido y el modo en que fue trabajado.

Hubo también tiempo para que Gieco se luciese con un repertorio folklórico con el que quedaron homenajeados grandes referentes del folklore, junto a un trío de guitarras. Y así sonaron en la Ballena Azul “Cuando llegue el alba”, de Jorge Cafrune, o “Zamba para no morir”, de Hamlet Lima Quintana. Para el final a toda orquesta, la noche guardó “El ángel de la bicicleta” y “El país de la libertad”, la “Suite argentina”, a cargo de La Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, y una ovacionada despedida con “Sólo le pido a Dios”.

“Nunca busco estas cosas, me aparecen y las disfruto como regalos de la vida , como cuando alguien me incluyó en Amnesty International y aparecí cantando junto con Peter Gabriel y Bruce Springsteen, o cuando Bono me invitó a cantar en La Plata con U2. O cuando la Negra Sosa me invitaba a compartir su escenario... Esto para mí tuvo esa envergadura”, evaluó Gieco lo vivido. Cladera destacó la posibilidad de “convocar nuevos públicos, que generalmente no se acercan a apreciar conciertos sinfónicos” que brinda una experiencia como esta. “Este proyecto fue una invitación del ministerio para que la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos tuviera una primera participación en esta gran sala. Nos consultaron si nos parecía posible reunir nuestra performance con la de un artista popular como León Gieco. Fue una invitación que aceptamos con todo gusto, una muy buena experiencia, y una posibilidad de llegar a un público como el que convoca un artista popular”, evaluó.

La Banda Sinfónica Nacional de Ciegos está integrada por 69 músicos con diferentes discapacidades: la mayoría son absolutamente ciegos, otros tienen una visión muy reducida, y algunos tienen ceguera de un ojo. La orquesta se completa con unos diez integrantes sin discapacidad visual, para la ejecución de ciertos instrumentos. Lleva el nombre de su fundador, Pascual Grisolía, quien en 1939 comenzó a dictar cursos en la Escuela de Instrumentos de Vientos para Ciegos, que funcionaba en el Patronato Nacional de Ciegos (en lo que hoy es el Museo Evita).

Para la Banda de Ciegos, este tipo de presentaciones significan no sólo un logro artístico sino también la posibilidad de dar a conocer su trabajo –que es artístico y cultural, pero también social y pedagógico– también entre los posibles futuros músicos que la integren. “Estamos incentivando la difusión de nuestra actividad para que la población ciega se acerque y tenga ayuda en el estudio de la música sinfónica”, explicó Cladera. “He visto gente llorando de la emoción ante la música que estábamos compartiendo, porque todo esto tuvo ese componente extra que es la discapacidad, y eso es invalorable”, completó Gieco. El concierto pudo seguirse en vivo a través del sitio oficial del CCK, con diez cámaras de alta definición y un óptimo sonido.

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