MUSICA › SEÑORITA CAROLINA CELEBRA DIEZ AÑOS COMO ARTISTA EN EL MATIENZO
La cantante eligió la autogestión para mostrar su proyecto, que ya lleva cuatro discos de estudio y dos en vivo, además de la participación el año pasado en el álbum Se trata de nosotras. “A pesar del remo y todo lo que costó, siento que tengo un lugar en la escena”.
› Por Sergio Sánchez
Cuando Carolina Pacheco se convirtió en Señorita Carolina, en 2005, la tragedia de Cromañón había comenzado a cambiar la escena cultural porteña de una manera definitiva. Unos años antes, había descubierto los escenarios como bajista en la banda de punk Bolo de Manteiga. “Llevábamos gente, éramos muy graciosos en vivo. Con ellos aprendí a hacer canciones”, cuenta ella. Pero no fue lo único que aprendió: “No era la misma escena, era un peligro, tocábamos en lugares húmedos, con cosas que nos daban patadas. Y después de Cromañón nos tuvimos que ordenar y aprender a cuidarnos entre nosotros. Cerraron un montón de espacios culturales, al toque asumió Macri, fue bastante heavy todo. Nos costó y tardamos en organizarnos entre todos. Entonces, viví y transité toda esa construcción. Y ahora hay una red de trabajo impresionante entre los espacios culturales, los músicos y los gestores”. La cantante y compositora habla de un “cambio importante”, de una transición cultural que la tuvo como protagonista, no como espectadora. Forjó su carrera como solista en un contexto complejo, pero que hoy se muestra sólido y prometedor. Desde aquel concierto en el que entregó sus canciones por primera vez, pasaron diez años, cuatro discos en estudio, dos en vivo, y cientos de conciertos con amigos. Por eso, hoy celebrará el aniversario de su proyecto musical y autogestivo a las 21 en Club Cultural Matienzo (Pringles 1249).
“Me di cuenta de que estaba bueno darle importancia a todo el trabajo que vengo haciendo con la ayuda de un montón de amigos y gente que siempre te da una mano. A veces uno está embalado en conseguir mejores cosas, que vaya más gente, y se olvida todo el camino que hizo. En un momento, pensé: ‘Llegué re lejos, estoy tocando hace un montón de tiempo, tengo una banda que está re buena, tengo muchos amigos al lado’”, se alegra. Y muchos de esos amigos subirán hoy al escenario: Paula Maffia, Nahuel Briones, Matías Foreiter, Maca Mona Mu, María Pien, Anahí Parrilla, Maxi Ruso y Fermín Echeveste (de Morbo y Mambo), entre otros. Y la banda estable: Alejandro Pugliese en guitarra, Tomy Lucadamo en batería y Cesar Cantero en bajo. “Uno crece, madura; a los 25 tenía un montón de inseguridades y dudas, y ahora no. Sé un poco más qué quiero”, dice Pacheco, a modo de balance. “La autogestión tiene su lado un poco más duro: trabajar y trabajar, y no ver resultados inmediatos. A pesar del remo y todo lo que costó, siento que tengo un lugar en la escena. Me siento súper afortunada de estar en el lugar donde están pasando cosas. Hay una construcción colectiva. Es mucho más natural que hace diez años el tema de las colaboraciones”.
Si de construcciones colectivas se trata, Señorita Carolina participó el año pasado del disco colectivo Se trata de nosotras, junto a compañeras de generación como Luciana Jury, Soema Montenegro, Miss Bolivia, Sofía Viola, Sol Pereyra, Las Taradas, María Pien y Alika, entre otras. “Fue alucinante todo lo que generó, una visibilización de la trata a nivel federal que está buenísimo. Participar de este proyecto fue una de las mejores cosas que me pasó”, se alegra quien se sumó con la canción “Nada sucio”. “Habla del cuerpo de la mujer, del ciclo menstrual, que no tiene que generar vergüenza. Hay que sacarle el estigma a la sangre. No debería ser algo tabú”, enfatiza. Luego del concierto del Matienzo, la cantautora hará una gira por Rosario, Santa Fe y Paraná, los días 16, 17 y 18 de octubre, junto a Maca Mona Mu.
–En su música está muy presente el rock, pero también aparece el pop, la electrónica y colores folklóricos. ¿Cómo fue encontrando un equilibrio?
–Es mucho de lo que me representa. No lo busqué y no lo censuro. En los primeros, tenía referencias más claras. Pero después fui dejando que los colores y los sonidos broten cuando agarro la guitarra. Y luego, el productor (Ale Pugliese) les da forma a mis ideas. El último disco, El latido en la boca (2014), tiene un pulso más alto, es más nocturno, más rítmico. Escucho mucha música diferente y eso termina apareciendo en mi música. Crecí con el rock, era imposible no escucharlo en la década del 90, entonces está muy presente. Y en mi casa también se escuchaba pop, la radio Aspen. A los 14 años, en el colegio me pasaron Oktubre y me partió la cabeza. El rock argentino me entraba más por el pop, por Soda Stereo, pero Los Redondos me marcaron mucho.
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