Vie 08.09.2006
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MUSICA › MOGUILEVSKY Y SINESI PRESENTAN “SOLO EL RIO”

“La improvisación debe ser tan interesante como el tema”

Ambos fueron parte, por separado, de proyectos fundamentales. El dúo que crearon hace veinte años nunca dejó de existir.

› Por Diego Fischerman

En el origen aparecen una ciudad, Buenos Aires, un momento en particular, hace veinte años, y dos grupos. Sus estilos eran tan distintos como sólo podían serlo el experimento más cercano al jazz rock del bandoneonista Dino Saluzzi junto al trío Alfombra Mágica, y otro trío, llamado Comedia, en que una de las músicas más originales que se habían escuchado jamás, con una rara mezcla entre folklores de distintos orígenes, ecos del rock progresivo y resonancias del jazz y la música de cámara, era tocada por piano, cello y flauta dulce. El guitarrista del primer grupo, Quique Sinesi, compartió un espectáculo en el Centro Cultural Recoleta con el flautista del segundo, Marcelo Moguilevsky. Después se llamaron por teléfono. Más tarde prepararon un repertorio, grabaron un disco, tocaron en festivales de jazz europeo e hicieron, por separado, cosas tan diversas como tocar con el saxofonista Charlie Mariano en Alemania (Sinesi) o formar un dúo klezmer (Moguilevsky). Sin embargo, nunca dejaron de sentir que tocaban juntos.

Moguilevsky y Sinesi acaban de grabar un nuevo disco llamado Sólo el río y publicado, en una edición impecable, por el sello independiente Los Años Luz. Hoy y mañana a las 21.30 y el domingo 10 a las 20 lo presentarán en vivo en La Vaca Profana (Lavalle 3683). “Desde aquel momento en que nos conocimos no hubo cortes”, cuenta la historia Moguilevsky. El multiinstrumentista, que también creó el recordado grupo Los acústicos y formó parte de Puente Celeste, cuenta a Página/12: “Había en ese encuentro el encuentro, también, de dos decisiones vitales, que tomábamos en ese entonces y que se mantienen, de dedicarnos a la música, y también una coincidencia de aprendizajes. Nos formábamos admirando los mismos músicos: todo el catálogo de lo que era en ese entonces el sello ECM. Jarret, Ralph Towner, Gismonti, Oregon, Chick Corea. Nos interesaba el folklore, bordeábamos el jazz pero no éramos músicos de jazz. Eramos parte de una misma generación y esa empatía siguió siempre en pie”.

Sinesi, que tal vez estuvo un poco más cerca del jazz que su compañero pero, entre otras cosas, dejó de tocar standards porque “era una estética que no me pertenecía” y fue dejando progresivamente la guitarra eléctrica en favor de su antecesora de concierto, agrega que “en el medio pasó de todo pero siempre existió la sensación de que podíamos encontrarnos y continuar en el exacto punto en el que habíamos dejado”. Con respecto a Sólo el río, Moguilevsky cuenta: “Las canciones, algunas de las cuales están cantadas, tienen su raíz en el Río de la Plata. Hay algo notable y es que cuando se está lejos, uno se siente mucho más argentino y, también, el público de otras partes escucha en nosotros sonidos que le resultan indudablemente argentinos”. Resulta curioso que hable de “canciones”, sobre todo tratándose de un disco eminentemente instrumental, más allá de que, en efecto, algunos de los temas estén cantados. “Puede ser por el valor que tiene para nosotros la melodía”, aventura Sinesi. “En algunos casos hay algo en la forma que hace pensar en la canción, con una segunda sección que funciona como estribillo”, completa Moguilevsky. “Pero en otros casos la forma es totalmente libre, incluso sin un punto de partida fijado de antemano.”

Si bien ambos remarcan que no se trata de jazz, para los dos el jazz es un punto de referencia. “La idea de la improvisación, desde ya, y ciertos conceptos armónicos”, comenta el guitarrista. Y Moguilevsky enfatiza: “Lo importante es que el solo no signifique que el tema decaiga. La improvisación tiene que decir algo por lo menos tan interesante como el tema. Es una oportunidad maravillosa para componer en tiempo real, para conectarse con el público, con la propia soledad o con lo que se quiera. Es una radiografía muy feroz de la mente del músico. Pero no es obligatorio que haya improvisaciones. Deben estar cuando dicen algo y cuando continúan la línea de interés de lo que sonó antes. La improvisación no tiene que traicionar al tema ni, tampoco, al compañero. Yo no puedo entrar con algo a los trompazos, sin tener en cuenta en qué está el otro. No pierdo de vista el valor de entrar a los trompazos, de la tensión, pero eso tiene que estar muy meditado”. Sinesi, en ese sentido, agrega que “el solo debe hablar de lo mismo de lo que se estaba hablando antes; y el nombre del tema tampoco está porque sí. No es cualquier cosa. Si estamos tocando algo que en su título se refiere al río, tenemos que buscar el río en lo que estamos tocando”.

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