MUSICA › EL MINISTERIO DE CULTURA DE LA NACIóN PUBLICó LA GUíA REC
El trabajo está basado en el programa Recalculando, que apoya a los sellos musicales de gestión colectiva. “El paradigma de la industria cambió y hay muchos caminos a seguir en relación con la carrera que cada uno quiera tener”, afirma Martín Mena, uno de los editores.
› Por Cristian Vitale
“Obviamente, sin la canción no hay nada”, sentencia Martín Mena, como para dejar en claro que siempre se empieza por el principio. Pero enseguida, el coordinador de Recalculando –programa nacional que apoya a los sellos musicales de gestión colectiva– saca un bemol que complementa la sentencia. “Ahora, si pensamos que el sector musical está compuesto solo por músicos, estamos al horno. A partir de la canción y del músico, hay un montón de gente que hace al ecosistema musical. Y hay que tener esto siempre claro”, extiende uno de los coordinadores y editores de la Guía Rec, un trabajo publicado por el Ministerio de Cultura de la Nación cuyo fin es, precisamente generar, claves y herramientas para “descifrar” el ecosistema actual de la música, y poder moverse mejor en él. “La guía plantea preguntas y propone herramientas súper completas que llevan a preguntarnos a cada uno si la música es nuestra profesión o nuestra vocación y, a partir de las respuestas, poder tomar decisiones conscientes. Las cosas cambiaron, el paradigma de la industria musical cambió y hoy hay un montón de caminos a seguir en relación con la carrera que cada uno quiera tener. Hoy es totalmente legítimo preguntarse si hay que sacar discos o no, por ejemplo”, desarrolla Mena y el clivaje está echado.
La Guía Rec, cuyos dos mil ejemplares editados en formato libro son repartidos en universidades y conservatorios nacionales, implica entonces una muy aprovechable herramienta de formación, consulta y apoyo para la gestión de proyectos musicales. Y surge como resultado de agitados trabajos federales que lleva a cabo el equipo de Recalculando desde hace cuatro años. “Este trabajo con Recalculando nos permitió conocer experiencias en todo el país y no solo hablar con los sellos de gestión colectiva, sino también con un montón de actores de las escenas emergentes de todo el país. Viajamos, escuchamos y aprendimos mucho sobre lo que está pasando en capas subterráneas de las movidas musicales, porque la esencia del programa, como política pública, se genera en base a las demandas de esos sectores, y se va armando en sinergia con los actores de esos sectores”, explica Mena sobre el origen de la Guía, cuyas 230 páginas revelan, relevan y sistematizan las necesidades y los desafíos de la comunidad musical independiente, desde Ushuaia hasta La Quiaca.
“Tras miles de kilómetros recorridos, empezamos a darnos cuenta de que había algo que estaba comenzando a cambiar en esto del rol del músico emprendedor. Nos encontramos con chicos que están llevando adelante su propia carrera y que necesitaban herramientas para formarse en términos de gestión. Y no solamente en lo artístico sino también en el hecho de empezar a entender un poco más en términos de industria... Cómo se mueve, para dónde va. Entendimos la importancia de la profesionalización del sector. Todo esto, acompañado con una batería de políticas públicas que se vienen dando desde hace cuatro años. Que comenzaron con el MICA y que surgen de la necesidad de hablar todos en el mismo idioma, porque hace seis, siete años, el sector de la música no hablaba el mismo idioma, mientras hoy, producto del acceso a las nuevas tecnologías y de ciertas políticas certeras en relación al desarrollo del sector, hay una profesionalización en la industria musical y en la gente que genera políticas para el sector”, sostiene el experimentado Mena.
La Guía Rec surgió también inspirada en dos proyectos internacionales: el Manual para la creación de portafolios musicales (CPM) que publicó el Ministerio de Cultura de Colombia en el año 2013, y Música para Camaleones, el black álbum para la sostenibilidad cultural, publicado por Transti Projectes, de España. Y, como marca la impronta de ambas, está destinada a un público especializado pero también general, y a un eje relacionado con el intercambio, la capacitación y el fortalecimiento productivo del campo musical. “La idea también es generar tutorías, asesorías, y todo tipo de herramientas, charlas y encuentros; articular nuevas redes comerciales y sociales que fortalezcan el sector. Esto nos llevó dieciocho meses de trabajo en relación a tener en claro cuáles son las temáticas que el sector estaba pidiendo o necesitando, y además quiénes eran los jugadores para contar esas temáticas, porque una cosa es alguien que pueda dar una estupenda charla de capacitación, y otra es volcarlo a un papel y poder contextualizarlo”, cuenta el gestor cultural.
Tales jugadores, además del polifuncional Bruno Maccari, que acompañó a Mena en la coordinación general y la dirección editorial del proyecto –y también editó textos y gráficos–, son como los de Boca: doce. Entre ellos, el periodista y DJ Mariano del Aguila, que abre el juego con una interesante puesta a punto de las formas actuales de la música; Fer Isella –músico, productor y gestor cultural– que acuña el término “ecosistema musical” para referirse a la industria musical como un todo; Diego Zapico, director de Acqua Records, que se explaya sobre los ejes centrales de gestión en los sellos independientes; el comunicador cultural Carlos Sidoni, cuyo texto brinda estrategias sobre cómo moverse en cuestiones de prensa y comunicación, y el músico Leonardo Martinelli, que escribe sobre cómo encarar producciones musicales en estudios no profesionales. “Cuando tomamos la posta y dijimos ‘vamos a armar esto’, teníamos en claro algunas cosas: una fue que no queríamos que fuera un rejunte de data bajado a libro o a una web. Queríamos que fuera lo más serio posible y que tal data fuera muy actual. Por eso necesitábamos jugadores que tuvieran una mirada muy actual respecto de la industria de la música, porque no parece haber mucha gente que tenga una mirada actual sobre lo que está pasando, lamentablemente”, admite el responsable general del proyecto.
“Lo que plantea este libro es un punto de partida –continúa Mena–. Es generar preguntas en un contexto que muchos ven como de súper crisis, pero que para nosotros no es tal, porque esta súper crisis sólo alcanza a la industria discográfica, digamos, pero no a la música en general. Como dice Fer Isella, se consume y se hace más música hoy que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. La crisis es sobre un formato específico y sobre una manera de gestionar la industria. En este sentido, la Guía Rec plantea un punto de partida para que aparezcan más guías y más gente involucrada. De hecho, más allá de las dos mil copias repartidas entre universidades, circuitos regionales y conservatorios (que tienen su correlato digital en el enlace guiaREC.cultura.gob.ar), estamos empezando a generar, a partir de aquí, un material complementario, porque queremos que esto se transforme en una plataforma de difusión permanente. Sería como la continuación natural de lo que estamos generando y en 2016 vamos a trabajar en relación a esa plataforma: sumar nuevos autores que aborden temáticas específicas con la idea de generar más feedback con el sector”, finaliza Mena, con un fin que no es más que ponerse a tono con los vertiginosos tiempos de cambio que corren. Y con dar respuestas concretas frente a tales cambios.
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