Jueves, 3 de diciembre de 2015 | Hoy
MUSICA › OMARA PORTUONDO Y LA DESPEDIDA DEL BUENA VISTA SOCIAL CLUB
La notable artista cubana remarca que el Adiós Tour no significa una despedida personal de los escenarios, pero no puede evitar la emoción por cerrar la etapa del legendario combo: “Mis compañeros de trabajo siempre han sabido sacar lo mejor de mí en los escenarios”.
Por Candela Gomes Diez
La historia ya es bien conocida. Un viaje a Cuba, un guitarrista y productor estadounidense –Ry Cooder– en búsqueda de sonoridades caribeñas y un conjunto de músicos cubanos, veteranos, con un talento desconocido para el resto del mundo, dieron con la fórmula de una orquesta que es hoy una leyenda viva. Buena Vista Social Club, un club social popular de La Habana, dio su nombre al proyecto que en 1996 convocó a músicos y cantantes de la isla, algunos ya retirados de la profesión en ese entonces, para grabar un disco destinado al éxito. El suceso fue imparable, y a los numerosos conciertos ofrecidos en distintos países se sumó la proyección de un documental realizado por el cineasta alemán Wim Wenders, que en 1999 llevó a la pantalla grande la esencia de la música cubana inmortalizada en esos legendarios artistas.
Casi dos décadas después de reivindicar en los principales teatros del mundo el oficio aprendido en las calles habaneras, y ya sin la presencia de integrantes icónicos del grupo, entrañables, como Ibrahim Ferrer, Rubén González, Compay Segundo, Manuel Galbán y Orlando “Cachaíto” López, Buena Vista Social Club sigue girando y vuelve a actuar mañana en la Argentina, luego de su actuación en mayo pasado, para brindar un último concierto en el Luna Park (Av. Madero 420), a las 21. La cita se dará en el marco de su Adiós Tour, que inició en 2014 y que coincide con el lanzamiento de su último disco Lost and found, una antología de grabaciones inéditas.
Bajo la dirección musical de Jesús “Aguaje” Ramos y con la actuación de la potente cantante Omara Portuondo, Manuel “Guajiro” Mirabal y Barbarito Torres, la despedida de los escenarios parece no ser definitiva para la big band, que suma cada vez más funciones a su gira del adiós. Desde su casa de La Habana, y a través de una entrevista por mail, es Portuondo la encargada de adelantar a Página/12 cómo será esta visita que incluirá conciertos en Rosario y Córdoba (ver recuadro). “Tuvimos pocos días de descanso desde que terminó nuestra gira en Estados Unidos, tiempo en el que he disfrutado de mi familia y de un concierto junto a Silvio Rodríguez. Pero ahora ya estamos listos para viajar y brindar nuestra mejor energía y música a todos nuestros seguidores en Argentina”, anticipa.
Nacida y crecida en la capital cubana, en el barrio de Cayo Hueso, Omara comenzó su carrera como bailarina del cabaret Tropicana, casi por azar y con sólo 15 años. Allí compartió escenario con su hermana Haydée, con quien también comenzó a cantar un género musical cubano influido por el jazz norteamericano, conocido como “feeling”, lo que le valió su apodo artístico “La novia del filin”. Integrante del famoso cuarteto vocal femenino Las de Aída durante quince años, Portuondo lanzó su primer disco solista, Magia Negra, en 1959, en tiempos de la Revolución Cubana. Luego, a lo largo de las décadas del setenta y del ochenta, comenzó una extensa trayectoria en solitario, durante la cual comenzó a representar a Cuba en el exterior, hasta adquirir una fama mundial irreversible al llegar a ser una de las voces de Buena Vista Social Club, y la única mujer del grupo.
La artista, a esta altura embajadora de la música cubana, celebró recientemente sus 85 años, y sus 70 de carrera, y ya prepara una gira alejada del grupo para el próximo año, en la que cantará junto al cantante madrileño Diego El Cigala. Descansando del trajín de las giras internacionales, que incluyeron presentaciones en España, Portugal, Suiza, Italia, Estados Unidos, Canadá, México y Puerto Rico, entre otro centenar de países, y a poco de despedirse de la Argentina, la cantante octogenaria accede a una entrevista que propone un recorrido por la génesis e historia de la orquesta, su vida profesional y sus proyectos futuros.
–Usted ha recorrido junto con Buena Vista Social Club los escenarios de países de distintas latitudes, y esta visita significará la despedida del grupo en Argentina. ¿Cuál ha sido el vínculo de la orquesta en todos estos años con el público argentino?
–Ha sido un vínculo muy lindo, porque nos une el mismo idioma y eso a veces hace más directo el mensaje. El público argentino entiende y vive las letras de las canciones. Es muy bello regresar a un país que nos quiere tanto y nos recibe siempre tan bien.
–¿Qué condimentos y repertorio tendrán estas nuevas presentaciones?
–Nuestro Adiós tour tiene mucho de agradecimiento, por los años de apoyo y cariño. Son muchos años, más de dieciocho, con Buena Vista Social Club. En estas funciones, por supuesto, sonarán clásicos como “Chan chan” o “Dos gardenias”, pero también habrá sorpresas, con canciones inéditas y un sentido homenaje nuestro a todos los músicos que han sido parte de este hermoso proyecto.
–¿Cómo está viviendo este Adiós Tour? Luego de una vida dedicada a la música, y de girar por el mundo, lo cual debe ser cansador, sus 85 años parecieran no ser un impedimento para seguir sumando funciones a esta gira de despedida....
–Quiero que quede claro que yo no me despido de los escenarios. Es sólo nuestro “hasta luego” como grupo, pero seguramente nos seguiremos viendo de vez en cuando. Yo seguiré con mi música el año que viene. Hace apenas unos días anuncié mi gira 85 Tour, en la que compartiré escenarios con artistas y amigos.
–La orquesta, de algún modo, exportó la música cubana al mundo y catapultó a la fama internacional el trabajo artístico de sus integrantes, a partir del lanzamiento del álbum Buena Vista Social Club en 1997, y de la proyección del documental de Wim Wenders, en 1999. ¿Imaginó la repercusión que tendría el grupo?
–Sinceramente creo que, y puedo decirlo por todos los que estábamos allí, nadie se imaginó que el proyecto sería tan importante y tendría tanta repercusión en todo el mundo. La verdad es que me siento muy afortunada por el hecho de que mi nombre fuera propuesto para integrar el grupo. Para mí fue una fortuna compartir esta experiencia en muchos sentidos. Significó reencontrarme con amigos, aprender y vivir muchas emociones. A nivel personal, fue una suerte participar de este éxito, por muchos motivos. Hacer lo que uno ama es un regalo que te da la vida, y de eso no puedo quejarme. Y a nivel profesional, fue y es un honor formar parte del grupo. Es un honor llevar nuestra música a todos los rincones, ver generaciones celebrando y bailando, vibrar con cada sonrisa cuando nos encontramos con nuestros fans, y vivir el cariño con que nos ha tratado siempre la prensa en los lugares que visitamos.
–La historia oficial indica que la formación de Buena Vista Social Club convocó a músicos que estaban olvidados. ¿Ha sido así realmente? ¿Qué piensa al respecto?
–Bueno, no estábamos olvidados. Algunos ya no tenían una carrera tan activa como antes, pero muchos ya habíamos girado por el mundo con conciertos y colaborado con grandes artistas. Aunque eso no le resta razón al hecho de que el proyecto sí nos dio una oportunidad de llevar la música cubana más allá y hacer nuestro sonido reconocible por todo el mundo.
–Usted ha sido, y continúa siendo, la única mujer de la orquesta, desde sus orígenes. ¿Cómo ha vivido esa experiencia?
–Pues siempre me han tratado con mucho cariño. Ha sido una delicia compartir temas con mis compañeros de trabajo. Ellos siempre han sabido sacar lo mejor de mí en los escenarios.
–La orquesta representa la cultura cubana en el mundo. ¿Cómo influyó la Revolución Cubana en la formación cultural de su pueblo y específicamente en la música?
–Con la Revolución Cubana vinieron nuevos artistas y nuevas formas de expresar la música, su discurso y su mensaje. Así, se generaron movimientos que han vivido y convivido en Cuba desde ese entonces.
–Usted tenía 29 años cuando se gestó la Revolución. ¿Qué recuerdos tiene de ese momento?
– Para esos años, en el 58 yo grababa mi primer disco titulado Magia Negra. Era muy joven, y ya había trabajado en otros grupos y como bailarina, pero se trataba de mi primer trabajo en solitario, lo que me llenó de alegría. Al principio dudé un poco en participar, pero finalmente me alegré de haberlo hecho.
–Buena Vista se despide de los escenarios del mundo luego de casi dos décadas de trabajo. ¿Qué balance hace de todos estos años como integrante de este hito musical?
–Pues el balance es muy positivo. Algunos nos llaman “los embajadores de la música cubana” y eso lo llevo con muchísimo orgullo. Formar parte de Buena Vista Social Club me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente y de rodearme de un hermoso equipo. Fue como ampliar mi familia.
–¿Cuáles son sus próximos proyectos como cantante solista?
–El año que viene seguiré con algunos conciertos en Asia con la Orquesta Buena Vista Social Club y luego haré varios conciertos por todo el mundo junto con amigos.
–El próximo año, como anunció recientemente, realizará una gira por Europa con el cantante español Diego El Cigala para celebrar sus 70 años con la música. ¿Cómo será este nuevo proyecto?
–Será un recorrido por todos mis años dedicados a la música. Será una fiesta y una celebración a la que se une Diego El Cigala con su arte y música. Aún estoy trabajando en los detalles, pero esa gira me llena de ilusión. El Cigala es un artista que admiro. Tiene un enorme talento y una forma única de llenar de sentimiento las canciones que interpreta. Hace años hizo un bello trabajo con Bebo Valdés y para mí es un honor que haya querido acompañarme en esta ocasión.
–¿Cuáles han sido sus máximos referentes musicales a lo largo de su carrera?
–Son muchos los artistas, compositores y músicos que adoro. Sinceramente, la lista sería interminable y no quisiera dejarme ningún nombre de lado.
–Después de toda una vida dedicada a ella, ¿qué significa la música para usted?
–La música es mi vida, aparte, claro, de mi familia, mi hijo y mi nieta Rossio. La música es mi fuente de alegría, de emoción, y un motor. Pero, además, es una forma de entender la vida, de compartir y de comunicar.
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