Martes, 15 de diciembre de 2015 | Hoy
MUSICA › GABRIEL GRäTZER, MARTíN SASSONE Y UN LIBRO ESENCIAL
Con Bien al sur, historia del blues argentino, el dúo buscó ofrecer el más completo mapa posible de los variados e inspirados exponentes que Argentina le dio al género. “Todo
el blues latinoamericano se basa en el de los grandes nombres argentinos”, dicen.
Por Cristian Vitale
La idea inicial de Gabriel Grätzer, músico e investigador experto en country blues y gospel, era dar cuenta enciclopédica de todos los bluseros argentinos desde lejanas fechas hasta hoy. Un trabajo que de alguna manera había hecho en el premonitorio Blues por regiones, publicado hace dos años, cuya médula fue contar la historia del género en español. Luego se acopló Martín Sassone, un periodista de policiales que ama el blues y lo demuestra a través de su blog Malbec & blues, tanto como en el programa de radio Bluscavidas (sábados a las 22 por la Rock & Pop), y le marcó otro tono a la idea inicial. “Nos dimos cuenta que era más potable un formato cronológico que hacer una enciclopedia de artistas, entre otras cosas porque aquel incluye más que este, lo hace más atractivo para la lectura”, explica Sassone, sobre los bocetos que determinaron Bien al sur, historia del blues argentino (Gourmet Musical), el sesudo trabajo que presentarán hoy a las 20 en El Balcón del Blues (Lavalle 3602) con las actuaciones de Miguel Botafogo y Jorge Senno, entre otros. “Hasta acá, no había ningún libro en español que sintetizara, con el cien por ciento de los datos, la historia del blues en la argentina”, agrega Grätzer, también creador y director de una escuela de blues.
Las 320 páginas de Bien al sur abarcan no solo un nutrido recorrido cronológico del género en estas pampas (con todos sus protagonistas), sino también abundante material relacionado con ediciones de discos, fotografías, reseñas de shows, y la pata enciclopédica que estaba en su origen. “Si bien la historia es cronológica, también es muy amena de leer, porque combinamos el estilo didáctico de Gabriel con el mío, que es más periodístico”, comenta Sassone sobre las formas. Respecto del contenido, el que habla es Grätzer: “Partí de la premisa que la historia del blues tiene en el británico un estilo que se reconoce como propio, tanto como el de Chicago, Nueva Orleáns o Mississippi. Sacando estos casos, el único país que tiene una idiosincrasia blusera propia es la argentina. Que no tiene proyección internacional, es cierto, pero ningún blues en el mundo –excepto los nombrados– ha hecho una construcción tan sólida como el argentino, y lo digo por un montón de razones: por ejemplo la enorme cantidad de discos del género que se editan”, sostiene Grätzer, que ha sido nombrado Embajador argentino del blues en el mundo.
Gabriel Grätzer: –Puede ser, porque excepto Pappo, bandas como la Mississippi, Memphis o Blacanblús son masivamente internas. Pienso que es por lo que me pasa a mí cuando voy a Estados Unidos, por ejemplo: viene un productor y te dice “mirá, si cantás blues en castellano o en cualquier otro idioma que no sea el inglés, no representa ningún atractivo acá”. Creo que la importancia de esas bandas pasa por el atractivo que han generado con el idioma, con eso de cantar blues en castellano, porque todo el blues latinoamericano se basa en el de los grandes nombres argentinos.
Martín Sassone: –El último apartado del libro es acerca de cómo nos ven en el mundo, y las pruebas están a la vista: a través de Pappo y Botafogo ha calado muy hondo en países como Colombia y Perú, por ejemplo. Hablo de Latinoámerica.
M. S.: –Es cierto, sí. Los puristas van a decir que Manal no es blues, que Pappo no es blues, en fin, incluso en los 90 hubo una intencionalidad de mantener los parámetros del blues de Chicago con letras en español, pero se caía en clichés idiomáticos permanentes. En cambio, hoy ya se está trabajando más con las letras, con la readaptación, porque es cierto que la rima en inglés encaja mucho mejor en el formato del blues.
G. G.: –Porque es la síntesis de lo que significa el blues argentino en un solo tipo. Nos gustó que esté tocando frente a una encrucijada de caminos, con todo lo que ello implica para el género.
M. S.: –Y esto, retomando la pregunta anterior, va contra el sectarismo de los puristas del blues, que dicen que si no sos negro no podés tocar blues. La verdad es que esto va contra la historia evolutiva del género, porque Robert Johnson no hizo lo mismo que Charlie Patton; BB King no hizo lo mismo que Muddy Waters, y así. Siempre hubo una evolución relacionada con regiones y épocas. Nosotros consideramos que el blues en la Argentina es una derivación de todo eso, e incluso nos metemos con el interior del país, con sus provincias y sus músicas, que a veces pueden tener relaciones sorprendentes, como tocar blues en el delta del Paraná, en esa majestuosidad que nos puede trasladar a los orígenes. Incluso Borges comparaba, en su Historia Universal de la Infamia, al Paraná con el Mississippi. También nos metemos con los medios, con la difusión, con lo más actual, con los intérpretes que actualmente conforman el blues for export con todo.
G. G.: –Max es mi maestro. Iba todos los sábados a su casa a tomar té saborizado con tostadas, y a investigar, a escuchar esos discos increíbles de su colección. Tenía 20 años y diría que eso fue casi el puntapié inicial de este trabajo.
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