MUSICA › MIGUEL CANTILO SE PRESENTARá ESTA NOCHE EN EL TORQUATO TASSO
El autor de “La marcha de la bronca” repasará clásicos y varios temas de su álbum más reciente, Canciones de la buhardilla, junto al quinteto del que forman parte dos de sus hijos. “Me gusta hacer covers de mis canciones más recordadas y pedidas por el público”, asegura.
› Por Cristian Vitale
Adrenalina, rocanrol, transpiración, volumen: todas palabras usadas por Miguel Cantilo para definir esencia y sustancia del joven quinteto con el que trabaja hace años. Y que tal vez, en sentido conjunto, contrasten no solo con el sitio donde tocará este jueves a las 21 (el Tasso, Defensa al 1500), sino también con ciertos pasajes del dúo que lo ubicó en un lugar clave del rock argentino: Pedro y Pablo. “El quinteto no es una agrupación musical solamente, somos un grupo de amigos que se juntan a hacer música. No nos une específicamente una voluntad laboral, sino la satisfacción de hacer presentaciones en las que disfrutamos y tratamos de transmitir ese disfrute al público”, introduce el inquebrantable autor de “La marcha de la bronca”, sobre la agrupación que comparte con Federico Penigotti en guitarra; Patricio Prado en segunda voz; Pablo León Maturana en batería; y dos de sus hijos: Sufián Cantilo en teclados y voz, y Anael Cantilo en bajo, voz y dirección. “Es algo difícil de explicar tocar con mis hijos”, reconoce el cantante. “Ellos no sólo son dos de los músicos y mis hijos, sino que aportan una alta dosis de creatividad desde los arreglos y la grabación de los temas. Me superan ampliamente en el rigor musical y técnico y yo me entrego a sus decisiones y observaciones porque es como si conocieran mi música, mis textos y lo que intentan transmitir más objetivamente que yo. Desde su infancia, tienen una mentalidad realista, más de producción, de configuración estética a la que, en mi carácter de cantautor, me es muy difícil acceder. Es una gran experiencia”.
–¿Cuánto “descansa” en ellos y cuánto en la totalidad del quinteto?
–No sé si descansar es la palabra.
–Por eso va entre comillas...
–Ahí va (risas). Bueno, a veces tanto aquí como en el extranjero hago extensas presentaciones solista en las que estoy solo con mi guitarra durante un par de horas en el escenario, y me canso menos que con la banda. Es que con ellos surge la adrenalina, el rocanrol, la transpiración, el volumen, y es otro tipo de vivencia escénica. Si fuera por mí, tocaría siempre con el quinteto.
En su desembarco en Tasso, Cantilo piensa mixturar temas de su extensísimo acervo histórico con algunos de su último disco, concebido en España: Canciones de la buhardilla. “Me encanta tocar estas canciones y me gusta también el retorno que me llega por parte del público”, dice el cantautor, y señala algunas de las que va a tocar de su último disco: las rocanroleras “Yo yo” y “Vos podés”, además de “Tranco de milonga”, “En España”, “Da miedo ser tan feliz”, “Amada” (apta para trovadores), y la viajada “Los que se van no se van”. “A lo mejor alguna otra –agrega Cantilo–, pero me importa seguir en el plan en que venimos en la gira de verano. Y estas son las canciones que estamos tocando. Por supuesto, me gustaría meter temas de Cantilenas, y de Consciencia –los discos inmediatamente anteriores–, pero no da el tiempo ni los tenemos bien ensayados”, admite. Entre las piezas históricas, el cantor, guitarrista y compositor, incluirá “Adonde quiera que voy”, “Gente del futuro”, “La marcha de la bronca”, “Que sea al sol”, “Rock contra la mina”, “Yo vivo en esta ciudad”, “Consciencia”, “Padre Francisco”, “Catalina Bahía”, “Dónde va la gente cuando llueve”... “Y tal vez algún agregado sorpresivo del repertorio Punch”, suma él, en referencia a la banda que armó allá por el alba de la década del 80.
“Las canciones pasadas que vamos a incluir –contextualiza Cantilo–, son las que venimos tocando en la gira actual en carácter de interpretación, ya que le damos mucha importancia a nuestra faceta de intérpretes. Es decir, me gusta hacer covers de mis canciones más recordadas y pedidas por el público, porque ellas se han ganado un espacio en la memoria de la gente que viene a vernos y eso me merece todo el respeto. Además, me gusta sentir cómo las reinterpreta la banda: los solos de Sufián y Federico, que nunca son iguales, los coros a cuatro voces...”, cuenta el músico, que prevé seguir editando un disco cada dos años. “La idea es dar testimonio de lo que experimento en esos segmentos temporales, aunque el intento sea trascender la mera temporalidad. Es un privilegio para mí poder expresar eso con la extensión que proporciona cada uno de los músicos participantes. Ahora estoy preparando un material más latinoamericano, con más referencias a nuestro contexto cultural y con más presencia de nuestras raíces continentales. No en vano estuve viajando el año pasado por el Caribe y este año voy a visitar Salvador de Bahía”, cuenta Cantilo, quien, hoy por hoy, asegura estar “dejándose influir” por Dave Matthews, Charly Winston, Beck, y los Dawes Stories Don’t End. “Aunque sigo redescubriendo trabajos históricos de The Who, Bob Dylan, y por supuesto siempre está la obra de los Beatles, juntos o por separado”, aclara.
–¿Y de acá?
–Lo mejor que he escuchado es el dúo Orozco-Barrientos, Pedro Aznar y Carlos Aguirre.
–¿Tiene alguna buhardilla en la argentina que lo inspire como hizo la de España, para crear su último disco?
–Sí, tengo lugares inspiradores, buhardillas similares a la de España, pero lo que no tengo es el tiempo del que dispongo allá para sacarles provecho. Aquí siempre estoy de gira, preparando un disco, un recital o una ronda de promoción. Tuve la suerte de pasar quince días en una idílica cabañita en Bariloche, pero en la buhardilla española no me suena el celular, paso más inadvertido y puedo dedicarme enteramente a la creación.
–¿Qué hay de su faceta como escritor? El último libro fue el ficcionado Jardines del origen. ¿Planea publicar otro?
–Con la literatura me pasa algo similar a la música, aunque saco un poco más de ventaja porque durante mis viajes al interior aprovecho para ordenar proyectos pendientes. Y sí, ya tengo listo un libro de poesía que pretendo publicar este año. Son impresiones recogidas en los últimos años a través de viajes, relaciones, reflexiones en un ordenamiento cardinal, algo como un libro de bitácora con brújula poética. Trabajé intensamente estos días en Bariloche para terminarlo y por supuesto la geografía patagónica me dio el empujón que necesitaba. También estoy juntando narraciones para un primer libro de cuentos relativamente cortos. Vengo hace rato con eso, así que espero poder tenerlo terminado para 2017. Además, terminé una obrita de teatro que está lista para ser publicada, otra experiencia en un ámbito literario inexplorado para mí. Estoy en el período de auto convencimiento para su publicación.
–¿Cuál de sus libros hasta ahora es el que más lo convenció y por qué?
–La verdad es que sólo puedo evaluar mis libros a través de lo que me dicen los lectores. Nunca más vuelvo a leerlos una vez que los termino. Me estimulan variados comentarios recibidos sobre Jardines del origen, pero por supuesto ése no es un motivo de convencimiento. Escribo por necesidad, una imperiosa necesidad expresiva, como cantar o tocar la guitarra, pero no en busca de mi propio convencimiento, ya que una vez que me he resuelto a publicarlo es porque ya estoy convencido de que debe ser expuesto a los lectores, más allá de sus posibles cualidades o defectos. Son como las canciones, ellos hacen su camino más allá de mí, adquirieron vida propia.
–¿Con Pedro y Pablo tienen algo en vista?
–Me gustaría trabajar con Jorge Durietz un nuevo material, más allá de nuestro compromiso histórico con el pasado. Lo tenemos como una propuesta que hay que materializarla con dedicación y energía, por supuesto.
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