Jue 03.03.2016
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MUSICA › LIONEL RICHIE OFRECIó UNA FIESTA DE HITS DE LOS 70 Y 80 EN EL ESTADIO GEBA

Esas canciones para que bailen todos

A 48 años de su debut con Commodores, el autor de “Hello”, “Say you, say me” y “All night long” ofreció lo que todos habían ido a buscar. Pero, sobre todo, lo hizo evitando caer en el riesgo de convertirse en una parodia de sí mismo.

› Por Yumber Vera Rojas

Dos años y tres meses después de que Stevie Wonder actuara en la cancha de Vélez, Lionel Richie desembarcó en Buenos Aires. Pero a diferencia del artista no vidente, de Michael Jackson o cualquiera de los escasos ídolos de la Motown que pasaron por el país, pocos se atrevieron a ponerle fichas al debut del ex Commodores. Quizá por temor a un mamarracho karaokero o por desconocimiento sobre su presente. Pero en la noche del martes, en la sede de GEBA de Marcelino Freyre, el músico que inspiró el nombre del futbolista más grande de esta época demostró que solo un crack puede llamarse de esa manera. Y es que el nativo de Tuskegee, quien cumple años cuatro días antes que Messi –aunque los separan 38 años– no sólo mantiene su característico tono nasal, su don para el piano, su dominio del escenario y su capacidad para conectarse con el público, sino que no estuvo ni cerca de ser una parodia de sí mismo.

A 48 años de su debut con Commodores, Richie experimenta una suerte de vuelta a su profesión, lo que dejó en evidencia en la pasada entrega de los Grammy, donde fue homenajeado con un show en el que destacaron John Legend y Demi Lovato. Por lo que esta primera incursión en Sudamérica, de la mano de la gira All the Hits, All Night Long, era una manera de ponerse al día con viejas deudas, antes de entrar a grabar su primer álbum de temas originales en siete años. A lo largo de una hora y media, el cantautor, más que desempolvar clásicos, pretendió dejar por sentado la vigencia de su obra, apoyado por una agrupación intachable. Y eso sucedió desde el vamos, cuando, tras una introducción basada en “Hello”, saltó al escenario con el synth pop de matiz afro “Running with the Night”, incluido en su segundo álbum solista, Can’t Slow Down (1983), seguido por otro de los temas de ese trabajo, la balada “Penny Lover”.

“No hay mosquitos”, bromeó el artista. “Los invito a divertirse. Voy a tocar todos mis clásicos.” Y formalizó así la consigna del recital, que continuó con uno de los mayores éxitos de los Commodores, “Easy”, hasta entonces interpretada en la Argentina por sus compatriotas de Faith No More, y que en el medio mechó con un revestimiento más reggae del tema y con “My Love” (de su epónimo primer álbum de 1982). A esto le secundaron el lento “Ballerina Girl” y la balada en clave funky “You Are”, su segundo single solista, agradecido por el público con el típico canto de Woodstock. A lo que Richie, dueño de un humor afilado y efectivo, respondió: “Este es mi show, no es el suyo”, para luego tocar “Still” y “Oh No”, una vez que advirtió que sus canciones de amor sirven para el compromiso, para el matrimonio y para meterse en problemas.

Si bien Lio había hecho alarde de la versatilidad de su repertorio, que hasta entonces se paseó por el pop, la balada, el funk y el R&B, aún restaba disfrutar de la influencia que tiene el country en su música (al ser originario de Alabama). Y eso lo dejó en evidencia en “Sail On” y “Stuck On You”, aunque a ésta la presentó así: “Las canciones son para que las cante la gente, pero a veces no se escuchan porque las cantan más alto que el artista. Esta es para que la cantemos todos juntos”. Una escena similar ocurrió con “Endless Love”, para darle paso al mejunje funk de “Brick House” (temazo de Commodores) y “Three Times a Lady”. “Veo que hay muy buenos bailarines, pero también hay buenos cantantes”, manifestó Richie. “Diana no pudo venir. Pero calculo que acá hay 3 o 4 mil Diana Ross (con quien canta originalmente el tema). Ustedes harán de Diana y yo haré de mí.” Así resolvió su mega balada de 1981, en la que, tras hacer su parte, le advertía al público la suya.

Pero a ese camión cargado con algunos hits fundamentales de los 70 y especialmente de los 80 aún le quedaba algunas estaciones. Así llegó “Say You, Say Me”, con la que la rompió en 1985 (al punto de que ganó un Oscar), pero que recaló en un álbum al año siguiente, en “Dancing on the Ceiling”, cuyo tema homónimo hizo inmediatamente. Pese que podría haber hecho un bis, Richie prefirió seguir adelante, y zafar del suspenso. Entonces despachó los esperadísimos “Hello” y “All Night Long”, al que, aparte de su típico pasaje africano, le inyectó uno caribeño. Acá sí decidió tomarse una pausa, y salió de un escenario en el que, aparte de la estrella y sus músicos, destacaba una pantalla con proyecciones funcionales a las canciones. Al volver, esta vez con un saco blanco, que reemplazó el negro abrillantado que cargó toda la noche, Lio explicó que lo que iba a cantar ahora lo compuso con su amigo Michael Jackson, y sin más despegó “We Are the World”, aunque más cortita que de costumbre. La gente, igual de feliz.

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