MUSICA › MUSICA NéSTOR MARCONI CELEBRA EN EL CAFé VINILO SUS CINCUENTA AñOS DE TRAYECTORIA
El bandoneonista, que arrancó su carrera en la orquesta de José Basso, tocará hoy y el próximo miércoles en compañía de su quinteto. “Fui forjando un estilo propio basado en una fusión de mucha gente que he escuchado”, afirma.
› Por Cristian Vitale
Cincuenta años con el tango, dice el anuncio. Cincuenta, si se toma como “mojón cero” el día que, por esas cosas de la vida, alguien se lo presentó a José Basso antes de un concierto de su orquesta en Rosario, porque al maestro se le había quedado un bandoneonista Buenos Aires. Un locutor de radio LT3 “lo habló” a Floreal Ruiz –cantor de la agrupación de Basso en ese momento– y, previa prueba, quedó. Primero, para continuar la gira por el interior del país, y luego para permanecer. “Yo tenía 19, 20 años y cualquier colectivo me dejaba bien, entonces seguí con Basso”, se ríe Néstor Marconi, que conmemorará los cincuenta años que distan entre aquel momento y hoy, esta noche y la del próximo miércoles a las 21 en el Café Vinilo (3780). “Recuerdo esos momentos con emoción, porque fue como entrar al tango por la puerta grande. Era una de las orquestas más populares del momento, trabajaba mucho, y yo pasé de hacer cosas aisladas en Rosario a dobletes entre el cabaret Marabú y el Teatro Maipo. A irme de giras. A compartir con los grandes músicos que estaban en la orquesta como Juan Carlos Bera, Floreal Ruiz y Jorge Durán... Era una orquesta que trabajaba bien, que hacía muchos bailes, y los ciclos de los boliches que ya dije”, rememora el experimentado bandoneonista, director, arreglador y compositor.
–Era un momento complejo para el tango, también, a mediados de los 60.
–Claro. Y a partir de ese momento, el género, o las posibilidades de trabajo, digamos, empezaron a mermar cada vez más. Estuve tres años con la orquesta de Basso, después me fui con Osvaldo Manzi, que tenía un quinteto, y empecé a formarme como solista.
El trayecto post Rosario, post Basso y post Manzi de Néstor Marconi – nacido cerca de la urbe santafesina, en el pueblo de Alvarez, en junio de 1942–, fue como parte musical del ballet de Juan Carlos Copes, con el que giró por todo Centroamérica. Luego, hacia principios de la década del 70, se integró al sexteto de Enrique Francini, trabajó en Caño 14 con las orquestas de Héctor Stamponi, otra vez con la de Basso, y con la de Atilio Stampone; y se fue a Japón acompañando al tándem Francini-Pontier. Ya en los 80, se transformó en músico fijo del Café Homero, lo que implicó noches y noches compartidas con Rubén Juárez y el Polaco Goyeneche. Tras ello, el Marconi solista armó octetos, trabajó para el Nuevo Quinteto Real de Horacio Salgán, dirigió la Orquesta de Música Argentina Juan de Dios Filiberto y, entrado el siglo, le dio por editar discos con su quinteto, como el excelente Robustango, y dirigir la Orquesta del Tango de Buenos Aires.
–En su largo el trayecto, ¿cuáles son las piezas que siempre le gustó tocar y que no pueden faltar en sus conciertos?
–Bueno, el tema al que más arreglos le hice es “Los mareados” (Cobián-Cadícamo), siempre para distintos grupos instrumentales. Otro podría ser “Taconeando” (Maffia-Staffolani). Son los dos clásicos a los que más me dediqué en mi vida. Es un material de aquellas épocas que se puede pasar a un estilo vanguardista, no necesariamente tan clásico como era antes. “Los mareados” me parece una propuesta muy interesante para cualquier orquestador; en realidad, todos los tangos de Cobián representan eso. Por supuesto que lo voy a tocar en estas dos fechas.
–¿”Taconeando” no?
–No, ése lo hago con la orquesta del tango. También da para hacerlo con el quinteto, e incluso lo he grabado con trío, pero voy a hacer temas de mis discos, porque quiero mechar. El que sí voy a hacer es “Gallo ciego”, de Bardi. También “El día que me quieras” (GardelLe Pera), con el violín de Pablo Agri, en un rol solista.
Agri es uno de los integrantes del quinteto de Marconi, que completan Leonardo Marconi (su hijo) en piano, Juan Pablo Navarro en contrabajo y Esteban Falabella en guitarra. Y con el que, claro, se presentará esta noche. “Vamos a hacer un setenta por ciento de temas míos, entre los que no puede faltar ‘Tiempo cumplido’, que vengo haciendo desde que lo escribí para aquella serie de televisión de igual nombre, que hacía Alberto de Mendoza, y que siempre está en cada lugar que tocamos, por una cuestión de necesidad imperiosa de hacerlo. Lo hago con cualquier formación, porque me siento bien tocándolo”, asegura Marconi, que en los últimos tiempos ha tocado junto a Martha Argerich, Lalo Schifrin y YoYo Ma. “Fui forjando un estilo propio basado en una fusión de mucha gente que he escuchado. No sé: Arolas, Láurenz, Troilo, Piazzolla, Leopoldo Federico... Me siento parte de esa especie de músicos que he escuchado durante toda la vida y que me han ayudado a encontrarme”, reconoce.
–Los músicos que nombra son como el germen de una identidad propia, quiere decir...
–Sí, y que trata de no copiar, de no imitar. Ellos son inevitables como referencia: eso es.
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