Dom 27.03.2016
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MUSICA › EL HISTORICO DEBUT DE THE ROLLING STONES EN CUBA, ANTE UNA MULTITUD

Satisfacción a la caribeña

Algunas estimaciones hablan de 300 mil personas, otras de 500 mil; de cualquier manera, lo más resonante del desembarco Stone en La Habana no pasó por las cifras. El cierre del Olé Tour tuvo así un peso específico que lo convirtió en la cereza de la torta.

Nuevamente sucedió en América latina, cuna de la pasión, adonde The Rolling Stones llegaron después de muchos años de espera. Pero su amor por esta parte de Occidente fue tan inesperado, instantáneo y vehemente, que decidieron echar raíces acá para cambiar la historia. La suya, la de todos. Lo demostraron hace una década en Río de Janeiro, cuando en la Playa de Copacabana convocaron a dos millones de personas a un recital gratuito que terminó por convertirse en el más grande del que se tenga conciencia en los anales del rock. Y volvió a pasar en la noche del viernes en La Habana, Olimpo del Caribe en el que la legendaria agrupación inglesa reescribió el concepto de revolución al transformarse en el primer súper grupo en actuar en un país cuyo estereotipo suena a cualquier cosa menos a rock. Hasta ahora... Por primera vez en sus vidas, los cubanos, como parte del proceso de apertura que experimenta la isla, fueron testigos –sin pagar un peso– de un espectáculo de rock con todas las de la ley.

Si bien no hubo cifras oficiales, algunos sondeos aseguran que al cierre de la gira Olé Tour 2016, en la Ciudad Deportiva de La Habana (concebido para albergar a 10 mil asistentes), acudieron 300 mil espectadores. Mientras que los más arriesgados hablaban de más de medio millón de personas en una nación poblada por 11 millones de habitantes. Además del ciudadano de a pie, a esta cita histórica se acercaron punks, hippies, rockeros veteranos, empresarios extranjeros y turistas, al igual que rolingas y fans de la banda que viajaron desde diferentes puntos de la Argentina. Y como para que no quede duda de cuál es el público más Stone del mundo, de la misma forma que para sentar escuela entre los cubanos, el viernes en la mañana la delegación nacional protagonizó un banderazo en la Plaza de la Revolución, y con la efigie del Che de fondo. Lo que causó sorpresa entre los transeúntes, quienes no están acostumbrados a ese tipo de exitismos, en los que destacaron los cantos y las banderas de la Argentina con el logo del grupo estampado.

Poco después de las 21.30 de Argentina, y luego de que los cubanos le pusieran color a la previa del show, improvisando remeras (algunas de ellas haciendo collage de la lengua Stone en la cara del Che) y contando cada uno su historia acerca de lo que representa el grupo en sus vidas, apareció la banda en ese imponente escenario decorado en función de la tradición religiosa afrocubana. No sin antes proyectar un video, creado especialmente para la ocasión, que hizo alusión a los identikits de la isla. “Hola, Habana. ¡Buenas noches, mi gente de Cuba!”, saludó en perfecto español Mick Jagger, quien en esta gira latinoamericana, aparte de demostrar su interés por el idioma, supo capitalizar los coloquialismos y las costumbres de cada país para meterse en el bolsillo a la gente. En medio de la celebración inicial, sonaron los acordes de “Jumping Jack Flash”, al que le secundaron “It’s Only Rock ‘n’ Roll (But I Like It)”, “Tumbling Dice”, “Out of Control” y “All Down the Line”, que fue la canción elegida por el público en el concurso que lanzó la banda en Internet.

Antes de seguir con “Angie”, clásico que Jagger dedicó a “los cubanos románticos”, el líder de Sus Majestades Satánicas recordó la censura que padeció la agrupación por muchos años, al tiempo que denotó la transformación que experimenta la isla: “Sabemos que antes era difícil para ustedes escuchar nuestra música, pero ahora estamos en esta tierra linda. Los tiempos están cambiando, ¿no?”, dijo en la única intervención con color netamente político. Después de “Paint it Black” y “Honky Tonk Women”, el cantante de los Stones, quienes llegaron a La Habana un día antes del recital, en un vuelo que los llevó desde Miami, le dejó el liderazgo vocal al guitarrista Keith Richards en “You Got the Silver” y “Before They Make Me Run”. A pesar de que el público de la nación caribeña se distingue por su efusividad, en esa noche típicamente tropical recién pudo sacar a flote su temperamento una vez que la banda golpeó bien profundo con “Miss You”, una de las pocas canciones conocidas por una sociedad en la que The Beatles ganaban el clásico del rock hasta el viernes, cuando el marcador se dio vuelta.

Jagger, quien estuvo la noche anterior en la Casa de la Música para conocer a los artistas locales, durante el recital dio cuenta de ese momento y de lo “rico que es bailar rumba cubana” allí, al igual que de lo tanto que le gustó el arroz con habichuelas y pollo frito (plato típico de Cuba). Lo que provocó la euforia de la audiencia, que, en el última parte de un repertorio conformado por 18 temas, entró en trance con la terna de “Start Me Up”, “Sympathy for the Devil” y “Brown Sugar”. Para el bis, los Stones desplegaron una versión demoledora de “You Can’t Always Get What You Want”, en la que participó el coro Entre Voces (responsable de la interpretación del himno cubano y estadounidense durante la reciente visita de Barack Obama), y dieron vuelta a todo con “(I Can’t Get No) Satisfaction”, momento en el que la Ciudad Deportiva de La Habana se convirtió en un hervidero de emociones. El Concierto de la Amistad (nombre que se le dio al evento) será recordado no sólo por el poder político del rock, sino como el día en que el pueblo cubano encontró una nueva forma de satisfacción.

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