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Sábado, 13 de agosto de 2016

MUSICA › TOM VERLAINE TOCARA AL FRENTE DE TELEVISION ESTA NOCHE EN EL TEATRO VORTERIX

“Es mejor estar vivo que ser un icono”

Más allá de su propia consideración, el cantante y guitarrista es una leyenda rockera por una obra tan escueta como crucial al frente del cuarteto neoyorquino. En especial, por el disco Marquee Moon, del que promete tocar más canciones que en su visita anterior.

 Por Roque Casciero

“Soy muy vago”, se ríe de entrada Tom Verlaine cuando se le pregunta por qué no hay un nuevo álbum de Television. Y más tarde dice que no cree ser un icono del rock. Todo con un tono entre mesurado y desinteresado, que sólo abandona cuando hace algún chiste o si se interna a hablar de la música china. Pero el obvio repaso de la historia de Verlaine (nacido como Tom Miller en Nueva Jersey, el 13 de diciembre de 1949) dará como más posible la primera de sus afirmaciones –Television no saca un disco desde 1992– que la segunda: fue este hombre el que, caminando por el Bowery neoyorquino junto a su compañero Richard Hell, un día de principios de los 70 descubrió un antro recién abierto con un toldo que decía “C.B.G.B.’s”, se metió a hablar con el dueño, y comenzó la historia –largamente documentada– de la new wave y el punk en esa ciudad.

De todos modos, eso no sería más que un dato anecdótico si el álbum debut de Television, Marquee Moon, no fuera una obra de una estatura artística difícil de igualar. “Jazz para la generación punk”, dice la etiqueta de su edición más reciente, y no está mal como definición: canciones como “Venus de Milo”, “See No Evil” o la que le da nombre al álbum son parte de un cóctel difícil de encasillar. El cuarteto, que completan el bajista Fred Smith, el baterista Billy Ficca y el guitarrista “argentino por opción” Jimmy Rip (reemplazante del histórico Richard Lloyd), volverá a tocar en Buenos Aires hoy a las 21 en el mismo lugar de su debut en abril de 2013: el Teatro Vorterix (Lacroze y Alvarez Thomas).

Lo de la vagancia era un chiste de Verlaine, al cabo: enseguida aclara que si no avanzó con el disco de Television fue porque trabaja “en demasiadas cosas al mismo tiempo”. “Estamos haciendo muchos shows y viajando mucho, entonces no nos hemos dedicado al disco, aunque deberíamos hacerlo. Bah, yo debería hacerlo”, afirma. En su primer show en Buenos Aires, además de canciones de sus tres discos (Marquee Moon, Adventure y Television), el cuarteto adelantó cuatro canciones inéditas: “Persia”, “The Drag”, “The Sea” y “Choppy Chunga”. “A veces eso me preocupa un poco que sólo se las conozca por grabaciones piratas”, reconoce Verlaine. “No sé bien qué vamos a hacer… quizá grabemos un poco más en el otoño (boreal)”.

–Da la impresión de que sus seguidores tienen más interés que usted en un nuevo disco de Television.

–Bueno, sería lindo hacerlo, pero a veces pienso que cuando uno termina un disco tiene que trabajar como un loco. Hay que tener una compañía discográfica, que seguramente va a querer que yo haga un montón de cosas que quizás no tengo tantas ganas de hacer... Hay que tomar muchas vitaminas y comer muchos bifes para ponerse bien fuerte (risas).

–Bueno, pero en ese caso logra trasladar algo que usted creó a la habitación o los auriculares de mucha gente…

–Sí, es verdad…

–Y a veces esos discos se convierten en algo trascendente. ¿No le da importancia a eso?

–Hmmm... la verdad que no, no demasiado.

–¿Y al hecho de ser considerado un icono del rock?

–No creo que eso sea cierto... En todo caso, es algo que la gente imagina. Es algo conceptual y no todo el mundo le presta atención a esos conceptos. Y además, muchos de los iconos del rock están muertos y yo prefiero estar vivo.

–¿Y cómo le gusta que lo consideren?

–Hmmmm… Es una gran pregunta. La próxima vez que hablemos quizá tenga una respuesta para darle (risas).

–Bueno, podría ser “cantante”, “compositor”, “guitarrista”, “artista”…

–“Chef”. Eso me gustaría, ser un buen chef, hacer buena comida.

–¿En sentido literal o metafórico?

–Metafórico. Y espero haber cocinado buenas cosas.

–Marquee Moon sería su plato más exquisito, entonces. Pero cuando tocaron acá sólo hicieron tres canciones de ese disco...

–Sí, quizás esta vez toquemos algunas más, porque creo que la gente se quedó un poco decepcionada porque quería escuchar más. Así que vamos a darle el gusto.

–Usted desarrolló un estilo único con la guitarra porque antes había tocado piano y saxo. Aun así, ¿tiene guitarristas favoritos?

–En realidad no, no escucho mucho guitarras…

–¿Y qué instrumento le gusta escuchar?

–En los últimos años escuché mucha música china. Los chinos tienen un instrumento llamado pipa, que es muy difícil de tocar porque se usan todos los dedos de ambas manos, pero con el que se generan cosas muy maravillosas. Intenté tocarlo pero, aunque la mano izquierda es fácil, la derecha es muy compleja porque usan todos los dedos a mucha velocidad. Es muy interesante, tiene ciertas similitudes con el modo en que se usan los dedos en el flamenco, aunque no en el sonido.

–¿Intentó tocar guitarra flamenca?

–Oh, sí, pero es demasiado para mí…

–¿Y en ningún momento le prestó atención a guitarristas como Jimi Hendrix o Sterling Morrison?

–Los escuché cuando era muy joven, pero nunca me puse a aprender esas canciones ni nada de eso. Entiendo lo que hacen, pero no sé tocar esas canciones.

–¿Cómo ve esa idea de que existe un legado musical en Nueva York que comenzó con The Velvet Underground, siguió con Television y se prolongó hasta The Strokes?

–No incluiría a The Strokes en eso, me parecen más una banda pop, especialmente el cantante. No veo que estén intentando nada nuevo… Ciertamente, The Velvet Underground era algo nuevo y único, tenían un sonido diferente y arreglaban las canciones de un modo distinto a todo, pero no sé sobre las otras bandas…

–¿Y si en lugar de The Strokes se incluye en ese legado a Sonic Youth?

–No sé, es una banda que tenía un sonido propio, yo no la incluiría en una especie de legado… Pero no sé... Tal vez si alguien escribe un libro sobre las bandas de Nueva York lo haga, así que quizá sí sea así.

–Usted sigue viviendo en Nueva York. ¿Qué le produce caminar ahora por donde estaba el C.B.G.B.’s y que en su lugar haya un local de ropa carísima?

–La verdad, ya había cambiado todo mucho hace años… Nueva York se ha convertido en un lugar muy caro para vivir, así que los únicos lugares que permanecen vagamente similares son Chinatown, y algunas partes de Harlem y de Brooklyn. Pero incluso esos sitios están cambiando muy rápidamente.

–¿Y no entró a ver qué tal es la ropa que venden adentro?

–No, no, no… Me dijeron que tampoco es el lugar ideal para comprar discos, que demasiado caros. Pero igual tampoco me interesaba el CBGB’s, la verdad. Creo que la última vez que entré fue en 1981.

–Usted tocó casi toda su vida con Richard Lloyd o con Jimmy Rip, que siempre estuvo en sus discos solistas. ¿Es difícil conseguir la contraparte ideal como guitarrista?

–No sé, para mí se trata de alguien que agarre una guitarra Fender y no la toque demasiado fuerte. Y además, que pueda tocar arreglos, porque muchos músicos tienen esa cosa del jam y no están acostumbrados a seguir los arreglos, a que haya partes que fueron compuestas.

–Lloyd, que fue parte del grupo hasta 2007, se quejó en algunas entrevistas de que usted no le había dado suficiente crédito por su contribución a Television. ¿Qué piensa al respecto?

–Los otros tres que tocamos con él en la banda pensamos que le dimos demasiado crédito (risas). Es verdad, ¿eh? Pregúnteles y va ver. Nuestro baterista hizo algunos shows de Richard Lloyd como solista y renunció… Si llega a ver a Richard, dígale cuánto lo amamos (carcajadas).

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Como guitarrista, Verlaine desarrolló un estilo único porque se basó en su conocimiento del piano y el saxo.
Imagen: Jorge Larrosa
 
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