Mar 13.09.2016
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MUSICA › EL CUARTETO ORIENTAL SE PRESENTA EN BUENOS AIRES

La alquimia permanente

› Por Cristian Vitale

“La primera piedra la tiraron Amuedo y Maza”, revela, expeditivo, mister Hugo Fattoruso, genio y figura de la música del Río de la Plata. Refieren sus palabras al cuarteto que completa el baterista Fabián Miodownik. Según Maza, más específico y memorioso que el ex Shakers, el grupo derivó del trío “Fatto-Maza-Fatto”, y se originó durante un concierto en el transitado bar Medio y Medio, de Punta Ballena. “Teníamos un concierto allí, y nos propusieron tocar con Amuedo. Luego volvimos a tocar en Montevideo, y debido al éxito que tuvimos, al año siguiente nos presentamos otra vez en Punta del Este y Buenos Aires, hasta que grabamos el disco… cada uno empezó a aportar sus cosas ¡y fue increíble!”, rememora Maza sobre el germen de este Cuarteto de nombre clavado (Oriental) que volverá sobre ese mismo disco, pero cuatro años después de su grabación original: hoy y mañana a las 21 en el Bebop Club de Moreno al 300.

Cuatro años, entonces, entre aquel momento “increíble” y hoy, que Fattoruso lee en términos de “progreso” (“La diferencia está en el progreso en cuanto a la composición, y el estado actual del músico-instrumentista que es cada uno”). Maza piensa algo parecido, pero con un bemol relacionado con el estilo. “Desde la primera vez que tocamos, como dice Hugo, se nota el progreso de cada uno. Existe en cuanto al instrumento y la composición, pero nada más, porque el estilo de música es similar. Más que nada, la música nuestra es lo que vivimos en cada momento… cada uno compone de acuerdo a lo que vive”, desarrolla el bajista que, además de esta presentación puntual con el cuarteto, sigue mostrando su último disco –Vo!!–, tocando “para” Soledad Villamil y organizando un ciclo junto a Horacio Fontova que se llevará a cabo durante el mes de octubre, en el CAFF.

En tanto, Miodownik, que reparte sus días musicales entre dos proyectos (Volátil Trío y Pasajero Luminoso), repara en un detalle no menor: la ausencia de Osvaldo Fattoruso, a quien tuvo que reemplazar –casi– en la hora cero del grupo. “Una diferencia respecto del pasado está en él, un músico fenomenal que marcó un antes y un después en la batería, y que además fue mi maestro. Otra, podría ser lo que cada uno va creciendo como músico en el toque y las composiciones, algo que va influyendo en el funcionamiento integral del grupo”, refrenda el baterista, girando sobre la breve pero intensa elipsis temporal que une los inicios del grupo, la grabación del disco y el hoy inmediato, todo anudado en una impronta estética que no muta. Que se mantiene en estado de alquimia permanente entre jazz, funk, candombe y samba. “Las condiciones individuales de cada integrante: el candombe que nos une, el jazz, Sudamérica y Brasil”, apuntala Hugo, a cargo del piano, y a punto de iniciar su décima gira mundial con Dos Orientales, dúo que comparte con el percusionista japonés Yahiro Tomohiro. “También salió el disco de Barrio Sur, mi flamante quinteto de candombe, porque Rey Tambor no existe más”, informa el también ex Opa, sobre otra arista de su presente, mientras reaparece la voz de Maza y su visión sobre el cuarteto. “Hacemos la música que nos gusta a nosotros, y así es como le gusta a la gente… no creo que esto vaya para determinado lugar. Creo que tres ejes en este sentido podrían ser el buen gusto, el groove y la buena música, todo girando alrededor de lo que nos gusta a todos en común, que es un jazz pensado desde esta parte del mundo, y alguna ‘tangués’”. “Y principalmente el candombe, que es lo que nacimos escuchando, unido a otros estilos con mucha improvisación”, tercia Miodownik.

Eevelado “a priori” lo que se va a escuchar, emerge otro de los ejes sobre los que gira el disco: el trabajo creativo horizontal. Cada quien ha aportado piezas para configurar un todo tan variopinto como representativo de una región, un contexto y una época. Amuedo, el guitarrista, compuso “12 días” y “El Boniato”; Maza hizo lo propio con “Candombe pa`l Bicho” y “El Once”; mientras que Fattoruso sumó una de las gemas del trabajo (“Daimo”) y “De Viaje”, por nombrar las piezas más nutritivas. “La verdad es que cada uno aporta temas y se aceptan. A todos nos gustan las composiciones que el otro hace, porque siempre giran en torno a nuestros gustos en común. Las composiciones del Hugo son increíbles, las del Leo son bárbaras, y el disco va por ese camino. Y en el disco que viene, porque tenemos en carpeta grabar otro, pensamos meter algún ‘cover’. La verdad es que no es problema elegir repertorio; inclusive cuando pensamos en hacer algún tema que no es nuestro, sigue sin ser un problema porque, repito, sabemos lo que nos gusta, y esto es sumamente agradable. Ahora, incluso el Sapo Miodownik mandó unos temas suyos. Nosotros después los tocamos, les vamos dando la impronta del cuarteto, cada uno va aportando lo suyo y así se va enriqueciendo la cosa”.

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