“La historia dirá si fuimos importantes”, dicen los integrantes de la banda.

Tras llamar la atención con su último álbum de estudio, El dilema del origen (uno de los títulos indispensables del rock argentino 2015), Poseidótica prepara para hoy a las 21 en Niceto Club (N. Vega 5510) un show especial. Es que cumple 15 años, y lo quiere celebrar con el tenor que merece. “Nos parecía un número redondo”, justifica Martín Rodríguez, bajista del cuarteto, en medio del bullicio de la competencia de cartas que organizó un grupo de jubilados en un bar de Palermo. “También es excusa para estimular otro punto de atención en una fecha en Buenos Aires, porque cuando tocás mucho en una misma ciudad es difícil generar que la propuesta sea atractiva. Hacemos esto instancia para renovar un show, lo cual lleva un montón de trabajo.” El baterista Walter Broide agrega: “El año pasado pensamos que estaba bueno festejar a fondo, sumado a lo que veníamos haciendo. Es un coctel muy fuerte de euforia y emoción”.

A pesar de que se encuentran muy tentados, el tándem no se atreve a develar los invitados que subirán a la fiesta del rock instrumental. Algo se animan a adelantar: “Así como sucedió en su momento con Adrián Dárgelos, Nekro o Carca, lo bueno de estos invitados, que respondieron con entusiasmo, es que nos ayudan a cumplir el sueño de tener artistas reconocidos”, explica Rodríguez. “Participarán en covers de canciones argentinas que se sumarán a una lista basada en un resumen histórico. Habrá temas de todos los discos, algunos que no tocamos tanto y otros más icónicos.” Ante la pregunta de cómo un tema se transforma en clásico, el batero arremete: “Se reconocen cuando nacen”, para luego enumerar, a manera de ejemplo, algunos de los temas que forman parte de esa cantera, como “Mitad y mitad”, “La distancia”, “Elevación” y el que le da nombre a su más reciente producción.

Desde la salida de su debut Intramundo en 2005, la agrupación sostuvo un concepto diferente en cada trabajo. “De hecho, vienen con un relato, el que no tiene la edición física se lo pierde”, describe el bajista. “Son ficciones construidas a partir de la vida en la ciudad. Tenemos mucha influencia de la urbe.” Si bien esto podría contradecirse con el imaginario espacial de su música, Broide deja al descubierto el proceso de mimetización. “Nosotros somos esto (extiende sus brazos tatuados). Pero la ciudad nos queda chica. Desde acá llegamos a la Vía Láctea. Reconocemos siempre de dónde venimos y a dónde vamos. El punto de partida es éste. Eso siempre lo quisimos transmitir.” Y Rodríguez adhiere: “Hoy por hoy el contexto sociopolítico nos influye cada vez más. No sé en qué va a terminar. En este show va a haber un guiño en base a los covers. Estamos movilizados por nuestra condición de seres humanos y políticos”.

Surgido en pleno auge del stoner rock en la Argentina, del cual Broide es uno de sus iconos (antes de sumarse al cuarteto se sentó tras de los tambores de la agrupación insignia de la escena nacional, Los Natas) Poseidótica supo esquivar etiquetas y surfear a lo largo de esta década y media. “Lo que nos mueve es la búsqueda eterna y profunda de generar algo distinto”, define Rodríguez, quien, a causa de que las redes sociales le causan ansiedad, reconoce que añora los tiempos del Fotolog y MySpace. “En nuestra música hay algo de stoner, al igual que reminiscencias del rock progresivo, del space rock, del krautrock y del pop de los ochenta. Estamos muy influidos por el rock argentino actual. Estoy muy copado con Bronce, el nuevo disco de Atrás Hay Truenos. Un músico que arriesga es lo más rescatable en un contexto donde no tenemos nada que perder, sino todo lo contrario. No estamos atados a nada. Podemos hacer un álbum de música ambient si nos lo proponemos.”

Si bien se hizo de abajo a punta de desparpajo sonoro y militancia laboral, el éxito de Poseidótica coincide con el auge global del rock instrumental. “Tiene su lógica porque es un diferencial importante en cuanto recibís los estímulos”, afirma Broide. “Al no tener una voz que te baje un mensaje, permite que cualquiera que esté escuchando pueda poner esa línea melódica en un instrumento y tararearlo. De alguna forma, se hace más interactivo, y se genera eso que transmite la gente.” Otras de las máximas en su carrera fue arengar el encuentro con estilos hipotéticamente antagónicos. “Estimular ese crossover fue uno de los objetivos desde el principio”, desliza Rodríguez. “Eso nos llevó a tocar con artistas como El Mató a un Policía Motorizado. Siempre nos gustó más tocar con bandas que cantaran que con instrumentales, pues rompemos con esos moldes de los ‘90”. El baterista concluye: “En el punto de unión espiritual es donde se rompe esa barrera”.

Aunque basta con 15 años para alcanzar la madurez, para el grupo ha sido un soplo. “Se produjo una retroalimentación entre la banda y la música. Esto se sostuvo por una verdadera amistad y deseos de tocar lo que nos gusta”, alega el bajista, quien además advierte que esta noche se venderán cinco modelos de viejas ediciones de sus remeras. “Sacamos inspiración en la forma de manejar la autogestión, tomando de referentes a Pez y Fun People. El ‘Hacelo vos mismo’ es una disciplina que da frutos inesperados. Es parte del laburo que hacemos. No hay agente de prensa ni manager. Eso es lo que me llama la atención de todo este tiempo, luego la historia dirá si fuimos importantes y abrimos caminos”. Habrá, entonces, Poseidótica para rato. “Estoy convencido de que esta banda es indestructible, supera a los integrantes”, apunta el baterista. “Hay mucho respeto y amor, y si alguno no está a la altura, no me cabe duda de que dará un paso al costado. Somos un combo potente y positivo. Somos ideología pura.”