Vie 23.09.2016
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MUSICA › ALVARO HENRIQUEZ, LOS VEINTE AÑOS DEL UNPLUGGED Y EL PRESENTE DE LOS TRES

Entre el rock y el sonido folklórico

El disco desenchufado para MTV Latino marcó toda una época que el grupo chileno rescata ahora, pero en el contexto del material compuesto junto a nuevos compañeros de ruta. “Me gusta el rumbo que tomó nuestro sonido”, dice el cantante y guitarrista.

› Por Yumber Vera Rojas

“Ser alguien de culto es mucho más interesante y entretenido que ser un rockstar”, sostienen Los Tres.

Los Tres vuelven a Buenos Aires para celebrar junto al público local los 20 años de su Unplugged en MTV, disco que no sólo estableció un punto de quiebre en la música popular del otro lado de la cordillera, sino que ayudó a acentuar la idiosincrasia sonora en el nuevo pop chileno. “Una vez hicieron una encuesta que reveló que el 90 por ciento de los chilenos tenía ese disco”, comparte al otro lado del teléfono Álvaro Henríquez, vocalista y guitarrista del grupo penquista, que hoy a las 21 se presentará en Palacio La Argentina (Rodríguez Peña 361), y que volverá a actuar el domingo, también a las 21, en Plaza de Mayo. “En ese tiempo, MTV tenía una rotación muy alta de Los Tres, Babasónicos, Aterciopelados y Café Tacvba. Era una especie de cofradía de contemporáneos que aparecíamos bastante por el hecho de haber grabado el Unplugged. Sin embargo, para mí no tenía sentido hacerlo si no mostrábamos de dónde éramos. Chile es un país pequeño, como diría Salvador Allende. Así que quería que la gente de otros lados supiera que veníamos de aquí. Por lo que decidimos incluir un repertorio folklórico”.

–¿Se refiere a la reivindicación de la obra de Roberto Parra, mentor de la banda?

–En realidad nos abocamos a reivindicar la cueca, que es el estilo que nos enseñó Roberto Parra, hermano de Violeta Parra, porque los militares se apoderaron de ese ritmo. Nadie quería meterse con ella porque era sinónimo de fascismo. Si bien en el resto de América latina todo el mundo tiene muy claras sus raíces y las respetan, en Chile no. Al punto de que no respetan a los pueblos originarios. Por lo que haber reinstaurado la cueca, para que los jóvenes la conocieran y la pudieran bailar, fue un fenómeno. Cuando grabamos el Unplugged nunca me imaginé que la repercusión iba a ser tan grande. Aunque pasaron veinte años, siento que fue hace un mes. Fue una contribución muy bonita.

–La última vez que pisó un escenario porteño fue en 2005, en el Gran Rex, como invitado de Café Tacvba, quienes tres años antes grabaron Vale Callampa, EP cuyo repertorio tributa a Los Tres. ¿Siente que el legado de la banda sigue estando vigente en esta época?

–Nos convertimos en un grupo de culto, etiqueta que no me incomoda. Cuando vino Nick Cave a Chile tuve la oportunidad de conocerlo, y durante la charla que sostuvimos mencionó que ser alguien de culto era mucho más interesante y entretenido que ser un rockstar. Es muy artesanal el hecho de sentir que la gente que escucha nuestra música es porque realmente es fan. No llenaremos el Luna Park, pero nos siguieron escuchando durante todos estos años. Así que reencontrarnos con el público argentino va a ser muy bonito.

–Usted y el bajista Roberto “Titae” Lindl son los únicos miembros fundadores de Los Tres que aún se encuentran en la banda. ¿Cómo fue volver al estudio para encarar el EP Por acanga, lanzado en 2015, sin su guitarrista histórico, Ángel Parra?

–Los Tres siempre fuimos como una suerte de puzzle numérico. Primero fuimos un trío, luego cuarteto y ahora somos seis. Sin dejar de lado lo talentoso que son Pancho (Francisco Molina, ex baterista) y Angel, cuando alguien se hace prescindible porque tiene otra idea, es igualmente emocionante porque es una especie de desafío reemplazar a músicos que son muy buenos. Ha sido un proceso que no duró tanto tiempo. Quienes nos acompañan ahora son artistas jóvenes que se saben muy bien las canciones. Hacer ese disco fue una alegría debido a que lo hicimos con gente y ganas nuevas.

–Anunciaron para este año la salida de la secuela de ese EP. ¿Cuándo se podrá escuchar?

–Hicimos los demos, pero no tuvimos tiempo de meternos en el estudio porque esta gira del Unplugged ha sido una locura. Me gusta el rumbo que está tomando nuestro sonido. Está un poquitito más cargado hacia el lado folklórico, aunque hay rock and roll y canciones populares.

–Además de los 20 años del Unplugged de MTV, en 2016 se cumplen los 10 de su regreso al ruedo tras una pausa de seis años. ¿Cómo se dio esa vuelta?

–Fue bastante natural. Luego de hacer mi disco con los Pettinellis, grabé mi disco solista, y seguí haciendo canciones. Y todas sonaban a Los Tres. Antes que llamar a Titae y Angel para tocar en tres o cuatro canciones, les propuse que nos juntáramos. Los invité a tomar unas cañas y conversamos largamente. Considerando que nuestra separación no fue muy lacrimógena, les planteé al menos hacer un disco juntos y ver qué sucedía. De manera que les mostré las canciones, le gustaron, y se tornó en encuentro muy feliz.

–¿Le incomodan las comparaciones entre la primera época de la banda y la actual?

–Son cosas que ocurren, por lo general, al comienzo. Pero logramos taparle la boca a los prejuiciosos. Los músicos con los que estamos tocando son realmente talentosos. No soy nostálgico, aunque entiendo que la gente lo pueda ser. Si uno suena bien y logra seguir haciendo canciones emotivas, no importan quiénes estén tocándolas.

–Tomando en cuenta el gran momento que atraviesa el pop independiente de su país, ¿qué opinión le merece lo que está pasando en esa escena?

–Esto es como un jardín enorme: hay flores que te gustan y otras que no. Chile está muy fecundo, musical y poéticamente. Pese a que me gustan artistas como Denver, Pedropiedra (actuó el miércoles en el festival Ciudad Emergente 2016), María Colores y Niño Cohete, no tengo tanta sintonía con las nuevas generaciones. Pero celebro que graben, que toquen y que hayan llegado a donde están. Por mucho que estén consagrándose en otros países, siguen dando la pelea igual aquí. Y eso es lo que rescato.

–A fines de agosto, un artículo de un diario importante de su país generó polémica en Argentina porque se atrevió a asegurar que la escena local de rock se encontraba en crisis. ¿Estaba al tanto?

–Eso no tiene ningún sentido. Quizá no hayan salido bandas con la repercusión que tuvieron otros artistas en años anteriores. Escuchar a Charly García durante la dictadura era una cosa casi clandestina. Creo que ése fue un momento muy brillante de la música argentina. Pero he escuchado agrupaciones como Banda de Turistas, de la que soy amigo, que se encuentran, al igual que otros grupos, en una búsqueda sonora entretenida. Ahora hay tanta oferta que es imposible tener una guía de saber qué es lo que suena y qué no. Es como decir que el tango está muerto. Eso no se muere.

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