Viernes, 28 de octubre de 2016 | Hoy
MUSICA › TERESA PARODI Y CECILIA TODD CANTARáN JUNTAS EN NOVIEMBRE
La cantautora correntina y la intérprete venezolana finalmente concretarán una unión que les sugirió hace décadas Mercedes Sosa. “La gente está esperando siempre ese abrazo latinoamericano mediante expresiones artísticas”, aseguran.
Por Karina Micheletto
Cecilia Todd y Teresa Parodi hablan como cantando: hablan con música. Con una dulzura propia que hace aún más dulce la tonada venezolana la primera, con la dulzura pícara de ritmo correntino la segunda. Tienen más cosas en común estas mujeres que dicen y cantan: como intérpretes –también como autora y compositora, en el caso de Parodi–, representan la canción en América latina en tiempo presente. Esa canción ligada a los paisajes de la tierra pero también, inevitablemente, a los humanos y sociales. Que se reúnan parece una lógica consecuencia; sin embargo, es la primera vez, tras décadas de amistad y caminos comunes recorridos, que ambas encaran un espectáculo conjunto. Lo llamaron, citando a Bolívar, La Patria es América, y lo estrenarán el viernes 4 de noviembre en la sala Caras y Caretas (Sarmiento 2037), y repetirán el 18 y el 25. El sábado 19, además, estarán en el Teatro Auditorio - Plataforma Lavardén de Rosario.
“¡Tuvieron es un gentío, porque en realidad siempre la idea fue de Teresa, desde hace muchos años!”, comenta con gracia Todd cuando se les pregunta cómo tuvieron la idea. Y empiezan a rastrearla allá por los 80, cuando pensaban en reunirse también con Amparo Ochoa, en una juntada que no pudo concretarse. Y aun antes, cuando se conocieron a instancias de Mercedes Sosa, “la gran juntadora”, según define Parodi. “Mercedes hacía esas cosas, todo el tiempo, de juntar a la gente que le parecía que tenía que juntarse. Fue en la casa de ella, en un cumpleaños, creo. Ella nos juntó y acá estamos”, observa la autora de “Pedro canoero”.
Esta juntada que la sabiduría de Mercedes Sosa inició se materializa ahora en un encuentro que, insisten las intérpretes, “tiene mucho que ver con este presente histórico”. “Nuestros pueblos están unidos, profundamente unidos. Hay movimientos, se han abierto espacios a lo largo y a lo ancho del continente, por autodeterminación de los artistas para hacer encuentros intensos de intercambio cultural. Esto pasó siempre en América, más allá del Mercosur, la Unasur, más allá de todo. Los pueblos sabios, sintiéndose uno solo, ya han hecho esa historia, ya la han escrito. Entonces, era muy natural que nos uniéramos de este modo. La gente está esperando siempre ese abrazo latinoamericano mediante expresiones artísticas. Es un espejo en el que se quieren ver. Todo esto, más allá del afecto que nos prodigamos mutuamente, porque somos viejas amigas”, define Parodi a la reunión.
“Empezamos las conversas en julio. Después era sólo darle forma al concierto, cómo íbamos a desarrollarlo”, sigue contando Todd sobre la gestación de este concierto compartido. “‘Sólo darle forma’, dice Cecilia… ¡pero todavía no nos hemos puesto de acuerdo en ese punto!”, se ríe Parodi. “Es que si hablamos de América tenemos que hablar de Chabuca, de Zitarrosa, de Yupanqui, de Violeta, de tantos… ¿Cómo elegir? Una cosa es segura: lo estamos disfrutando mucho. Ojalá los que vayan a ver el espectáculo disfruten como nosotras estamos disfrutando hacerlo”, redondean.
“Dado el momento histórico que atraviesa Latinoamérica, surgió el nombre: La Patria es América, esa frase de Bolívar. Nunca antes ha tenido tanto sentido. Tenemos que insistir sobre ese tema, porque están queriendo que no sea. Pero los latinoamericanos sabemos que es”, remarca Todd el sentido del nombre que eligieron para este espectáculo. “Sentimos que este presente nos empuja más todavía al abrazo. Cada cosa sucede en el momento en que tiene que suceder. ¿Por qué no nos juntamos antes? Bueno, tal vez porque nos teníamos que juntar ahora. ¡Se caía de maduro!”, se ríe Parodi, con el juego de palabras.
–¿Cómo piensan el encuentro, desde este presente?
Cecilia Todd: –Hay que retomar todo el ímpetu y la energía de siempre, y ponerlos en este presente tan difícil. Difícil para la humanidad, no sólo para Latinoamérica, porque si ves lo que está pasando en el mundo, es sencillamente aterrador. Cada uno desde su escenario (y no me refiero sólo al artístico) debe hacer algo por seguir parado donde quiere estar. En nuestro caso, en la convicción de que La Patria es América. Está claro que hay que hacerlo juntos, entre todos. Cada uno solo, como un proyecto individual, no va.
Teresa Parodi: –Siempre las luchas colectivas que parten de convicciones profundas tienen emergentes en lo artístico. El Nuevo Cancionero, que salió de acá y atravesó América, hoy tiene una vigencia alucinante; todos seguimos siendo parte de ese movimiento. Se siguieron sumando voces nuevas a un movimiento natural que se hace más intenso cuanto más el pueblo necesita dar un mensaje.
–¿Qué puede hacer la música?
T. P.: –La música es una compañía cercana al corazón, a la emoción más pura. ¿Quién no tiene su vida ligada a la música desde el minuto uno de conciencia, y aun antes? La canción que te cantaba tu mamá, las rondas de la escuela, los cantos que se unían a otros. Yo, por ejemplo, siento que la música latinoamericana acompañó mi vida, por mi propia elección pero también fomentada por mis padres desde el minuto uno. Y sentí que me hallaba, como decimos en Corrientes. Me gusta mucho esa expresión: me encontraba ahí, me sentía a gusto. Me hallo en el canto de Cecilia, en ese canto maravilloso que nos va regando el corazón, con esas canciones entrañables de la Patria Grande. A mí me encuentra eso, yo me siento eso, me hallo. Nada mejor para mí, en este momento difícil, que aferrarme a eso. A esa belleza cristalina de la voz de Cecilia, con esos armónicos que quedan flotando en el aire. Yo me agarro de ahí… y me hallo.
C.T.: –Yo grabo las canciones que componen otros, que siempre están dedicadas al amor, al amor a la tierra en todas sus expresiones, que al final es lo que buscamos todo el tiempo. Y me ha enganchado también ese amor de Teresa por su cultura, por su tierra. Hace muchos años que la música no es un arte sino un negocio. Poco a poco, han ido buscando borrar las culturas propias de cada país, de cada región. Y ahí es que tenemos que aferrarnos a lo nuestro. Ella canta en guaraní, los ritmos de su tierra. Hacemos lo mismo, con la misma motivación.
T. P.: –Yo también creo que hago canciones de amor. Como hicieron Yupanqui, Zitarrosa o Tejada Gómez, que eligieron contar con historias reales la vida de los pueblos. Eso se hace sólo con amor. Y eso no nos lo van a quitar nunca. Lo intentan, nos quieren globalizar, homogeneizar. Pero la originalidad de nuestros pueblos, esa riqueza de su diversidad, lo impide.
–¿Cómo ven, en ese sentido, el panorama actual de la canción latinoamericana?
C. T.: –El de aquí es impresionante: ¡ustedes dicen que no hacen folklore pero todos lo tienen! Aunque estén haciendo otra música, siempre suena esa referencia, mucho. Venezuela es diferente de Latinoamérica en muchos aspectos, gracias a la cultura petrolera. En los años 20, muchas compañías estadounidense se radicaron en Venezuela y sembraron su cultura. Culturalmente, Maracaibo, por ejemplo, es totalmente gringo. Entonces nuestro sentido de pertenencia no es igual al del resto de Latinoamérica, incluido México, que tiene Estados Unidos ahí pegado. Los venezolanos no conocen su propia música: en Oriente no se sabe lo que hacen en los Andes, en Maracaibo no se sabe lo que hacen en los llanos… Por eso es mi insistencia: la esencia hay que preservarla. No puedes ponerle metales a un polo margariteño, yo quiero que se entienda que se toca puramente con un cuatro, una mandolina si acaso, que es así, ésa es la esencia.
T. P.: –Es interesante lo que cuenta Cecilia para comprender el desarrollo. Son etapas de las músicas: cuando se intenta borrar, los pueblos más sabios se dan vuelta y se buscan a sí mismos, empiezan a ahondar en su raíz para no perder la originalidad. Hay un momento en que está bueno dar una vuelta de tuerca al asunto para proseguir. Porque los pueblos naturalmente se fusionan. Por ejemplo, el chamamé empezó tocándose como polca correntina, polquita, nadie sabe cómo. Cuando fue bautizado con ese nombre, fue cada vez más idéntico a sí mismo, ganando fundamento hasta separarse. Pero se tocaba con arpa, violín y guitarra. Hasta que la fusión de los pueblos hizo que se incorporara el bandoneón, el acordeón. Y se integraron. Pero, como dice Cecilia, para eso primero tiene que haber una base firme, un fundamento.
–Ambas son artistas que suelen encarar juntadas, casi como un modo de entender el trabajo. ¿Qué buscan en estos encuentros con otros colegas?
T. P.: –El intercambio enriquece: aprendo todo el tiempo de las generaciones mayores y también de los jóvenes. Para eso hay que estar abierto, hay que estar dispuesto, claro. Me emociono compartiendo el escenario con artistas como Luciana Jury, por ejemplo. Me emociona. Y por ahí me olvido que estoy en el escenario y soy la primera que le quiero gritar “¡Bravo!” (risas). Necesito que eso me pase, lo busco, busco emocionarme para entrar a la canción. Como compositora y autora, además, es importante para mí, porque el otro la recrea de una manera que yo no vi, la hace propia y nueva. Me la devuelve distinta, y eso lo espero como un campo abierto que quiere ser regado para florecer.
C.T.: –Creo que esto de los encuentros es natural, tiene que ser, no es que uno se lo proponga por gusto. En mi caso, ahora con Teresa, hace poco con la colombiana Marta Gómez y la cubana Liuba María Hevia (con quien grabé un disco que espero salga pronto). Me pasa también con escritores, intelectuales. Antes era tímida, ya no tanto; me acerco naturalmente porque me llama la atención el trabajo, quiero saber más, quiero encontrarme. Y me pasa lo mismo que a Teresa: cuando estoy cantando con alguien, muchas veces me toma la sorpresa. Más de una vez he estado actuando con un invitado, tal vez un instrumentista, y me quedo tan fascinada escuchándolo que no entro a la canción. Es emocionante. Ese es el encuentro, el disfrute.
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