“Que se sienta, que se escuche, que se vea tu presencia”, canta Néstor Ramljak, líder de Nonpalidece, frente a más de diez mil personas, y esas palabras resuenan en todo el lugar. No es un recital más de la banda de Tigre. La Plaza de los Derechos Humanos, en la ex ESMA, se pobló el sábado de familias y jóvenes que se acercaron no solo a disfrutar de la música, sino a homenajear a las Abuelas de Plaza de Mayo, que celebraron 39 años de lucha. “Estamos en un lugar sagrado, que es este espacio de memoria, de recordación y de alegría, porque así luchaban nuestros 30 mil desaparecidos. Gracias por estar, gracias por seguir, gracias por luchar en paz, con amor y sin violencia, sin aflojar un tranco. El bastón que tenemos es porque nunca nos arrodillamos”, sostuvo desde el escenario Estela de Carlotto, titular de Abuelas, en el momento más emotivo de su discurso. Y el predio de Núñez se llenó de aplausos y lágrimas. De la misma manera, invitó a los presentes a continuar la labor que ellas empezaron. “Sabemos que ustedes van a seguir el camino nuestro cuando nosotras no estemos. Ese mensaje queremos dejar hoy”, resaltó Carlotto. A su lado, la acompañaban las abuelas Berta Shubaroff , Aida Kancepolsky, Buscarita Roa, Delia Giovanola de Califano, nietos recuperados, familiares de desaparecidos, músicos y amigos.

Durante las primeras horas de la tarde, la ex ESMA se convirtió en un enorme picnic: padres con sus niños y jóvenes con remeras de bandas coparon el espacio recuperado, con reposeras, mates y paquetes de galletitas que pasaban de mano en mano. Luego del reggae foucaultiano de Pléyades, subió al escenario la rapera Malena D’Alessio, quien regaló sus versos filosos, latinoamericanos y antipatriarcarles. “Antes de venir, no sabía qué ropa ponerme. No es una frivolidad, eh. No sabía si vestirme sobria o de colores. Pero como las Abuelas son mujeres que le echaron luz a la oscuridad y transitaron la lucha con alegría, pensé que era necesario llenar este lugar de colores”, dijo Malena y mezcló su canto rapero con “Zamba del carnaval”. La orquesta de cumbia tradicional colombiana La Delio Valdez, a su turno, logró que no quedara nadie sin bailar y armó un verdadera fiesta. Los termos empezaron a descansar y cada vez había más gente cerca del escenario. Vestido de un verde impecable, la orquesta repasó clásicos como “La pollera colorá” y “Cumbia sobre el mar”. Faltaba el broche de oro la jornada: Nonpalidece y su reggae inspirador.

El festival, denominado “39 años cantando con Abuelas”, fue una iniciativa de un grupo de músicos que sintieron la necesidad de reivindicar a los organismos de derechos humanos en un contexto político desfavorable. “Este fue un año muy duro para el país y se desató una campaña de desprestigio hacia los organismos de derechos humanos”, puntualizó D’Alessio. “Nosotros vamos a seguir la posta de su lucha hasta encontrar al último de los nietos”, dijo la ex Actitud María Marta, mirando a los ojos a las Abuelas. “Esta lucha comenzó por el amor a los hijos, los nietos y todos los que lucharon por un país mejor. Si tenemos la democracia más larga de nuestra historia, es por ellos. Reconocernos acá es importante para tomar fuerza y defender la democracia. Porque no está completa, siempre habrá una democracia en riesgo si no sabemos dónde están todos los adultos y nietos”, resaltó Carlotto. A su turno, Juan Carlos Junio, director del CCC, celebró “la actitud solidaria y comprometida de los jóvenes”.

Ahora sí. Néstor de Nonpalidece sube al escenario y la energía de miles de personas vibra en todo su esplendor. Escoltado por una banda poderosa, el cantante saluda e invita a los chicos a averiguar, “cuando lleguen a sus casas, qué pasó en este lugar”. Durante una hora y media, la banda de reggae repasa todos sus discos y celebra con clásicos como “Dame luz”, “Tu fortaleza”, “Revolución”, “Love song” y canciones nuevas, como “Chalice”, del disco Activistas. “Estamos limpiando un poco la energía de este lugar, en este patio tan emblemático, en un concierto donde se acercó toda la familia. Más allá de que es un lugar que nos trae los peores recuerdos de nuestra historia cívica, estamos acá y es un honor”, le dice Néstor Ramljak a Página/12. “Las Abuelas son sinónimo de lucha, a nivel universal. Les pusieron el cuerpo, el lomo, a la lucha todos los días y eso es inspirador para nosotros. No hubo que ponerse demasiado de acuerdo con la banda para venir a tocar, por eso ayudamos a organizar. Es un mensaje en sí mismo que la banda haya venido a tocar”.