En todas las épocas, la música más escuchada –y a veces la única– fue la compuesta en ese momento. En todas, menos en ésta. Desde que apareció la idea de repertorio, desde que la música fue consciente de su historia y desde que el mercado se amplió geométricamente gracias, sobre todo, a la radio, el disco y la creación de teatros en cada rincón del planeta, por lo menos en el campo de la tradición escrita el pasado se adueñó de la escena. Y, paralelamente, apareció una categoría que, hasta el siglo XX, nunca había sido necesaria: la “música contemporánea”.

Con relaciones de tensión variable respecto de la línea central del negocio de la música –negocio que incluye, desde ya, a los teatros de ópera, las salas de concierto y las sociedades filarmónicas– y, también, con cambiantes condiciones de aceptación o rechazo, según la época, el lugar o las modas, ese conjunto de músicas identificadas como contemporáneas generaron sus propios mecanismos de circulación, sus jerarquías y, desde ya, sus públicos. El ciclo que, desde hace diez años, lleva adelante el Complejo Teatral de Buenos Aires es, en ese sentido, una buena muestra de hasta qué punto esa música contemporánea –incluso algunos de sus clásicos, con más de medio siglo de historia en su haber– sigue conservando poder de fuego y, al mismo tiempo, da cuenta de la existencia de un público ávido por las novedades y por la puesta al día en materia de estética musical. Si el cine, las artes plásticas y la literatura tienen en esa puesta al día su propia razón de ser, con la música de tradición escrita la cuestión es diferente. De ahí que este festival, cuya edición 2006 comenzará hoy, tenga la importancia que tiene.

Hoy y mañana en el Teatro Presidente Alvear, a las 21 (ése será el horario de todos los conciertos en esa sala), se presentará uno de los mejores grupos de cámara del mundo, Musik Fabrik, de Alemania. En el primer concierto interpretarán Dal niente (Intérieur III) (1973), para clarinete, de Helmut Lachenmann, y Vigilia (2006), para cantantes, órgano y ensamble, de Wolfgang Rihm –con la participación de los cantantes Selene Lara, Ricardo González Dorrego, Pablo Pollitzer, Beatriz Moruja, Pablo Travaglino y Pablo Horacio González, dirigidos por Alejo Pérez–. Mañana tocarán Verzeichnung-Studie (1986), para viola, violoncello y contrabajo, de Rihm; Lo-Shu VI (1989); 5 Haiku, para flauta y violoncello, de Hans Zender; Duo 3 (1999/2001), para viola y percusión, de Rebecca Saunders; Mirum (1965), para tuba, de Mauricio Kagel; Linaïa-Agon (1972), para trío de bronces, de Iannis Xenakis; Double bass solo from inside out (2003/2005), de Saunders; y Treatise (1963/1967), de Cornelius Cardew.

El ciclo continuará el próximo martes 14, en la misma sala, con un concierto dedicado a Steve Reich y donde se interpretará Drumming, para 9 percusionistas, dos cantantes y picolo (los percusionistas Robyn Schulkowski, Jorge Camiruaga, Maximiliano Wille, Arauco Yepes, Daniel Serale, Marcos Cabezas y el Grupo PerCeum, de Uruguay, junto a Patricia García en piccolo y las cantantes Magdalena Dodds y Gabriela Tramontini), Proverb, para cantantes, vibráfonos y teclados (Ana Santorelli, Ana Moraitis, Johanna Pisani, Pablo Travaglino y Pablo Di Mario en canto, Marcos Cabezas y Ezequiel Finger en vibráfonos y Manuel de Olaso y Lucas Urdampilleta en teclados), con dirección de Santiago Santero. El día siguiente, también en el Alvear, el dúo de pianistas conformado por Helena Bugallo y Amy Williams hará Piano Phase (1967), de Reich; los Estudios Nº 20, Nº 9 y Nº 44 (1950, 1960, 1981) de Conlon Nancarrow, Sonata per due Pianoforti (1966), de Salvatore Sciarrino; Spirale (2004), de Reinhard Febel, Clapping Music (1972) de Reich; y Tres piezas para dos pianos (1976) de György Ligeti. El quinto concierto del ciclo será el viernes 17, en la misma sala, y estará a cargo del Cuarteto Diotima, de Francia. Conformado por Naaman Sluchin y Yun-Peng Zhao en primer y segundo violín, Franck Chevalier en viola y Pierre Morlet en violoncello, interpretarán Chessed III, de Emmanuel Nunes, Tres piezas, de Igor Stravinski, el Cuarteto Nº 4, de James Dillon, Grido, de Lachenmann, y la Grosse fugue, de Ludwig van Beethoven –una obra bastante anterior al siglo XX pero incluida por su valor premonitorio en cuanto al nivel de abstracción–.

El domingo 19 a las 20, en la Fundación Proa (Avda. Pedro de Mendoza 1929), Helena Bugallo tocará Triadic Memories, de Morton Feldman, y el martes 21, en el Alvear, el séptimo concierto tendrá como protagonistas a la mezzosoprano Lía Ferenese, el pianista Lucas Urdampilleta y el violoncellista Martín Devoto, quienes interpretarán Vanitas (Naturaleza muerta en un acto para voz, piano y cello), de Sciarrino. El octavo concierto, el día siguiente, en el Alvear, será un homenaje a Gerardo Gandini y participarán, además del propio compositor y pianista, Ernesto Jodos y el Ensamble Süden, con dirección de Santero. El jueves 23 a las 21, en el Teatro Margarita Xirgu (Chacabuco 875), el Lontano Ensemble interpretará música británica contemporánea, y el martes 28, en el Alvear, será el primero de los dos conciertos del Ensemble Sillages, consagrado a la música espectral francesa, con obras de Jean-Luc Hervé, Gérard Grisey, Tristan Murail y Philippe Hurel. El día siguiente, en el mismo teatro, interpretarán Un perro andaluz, para ocho instrumentos y electrónica, y Las Hurdes (Tierra sin pan), para viola, narrador y electrónica en tiempo real, del argentino radicado en Francia Martín Matalón. La ejecución del Ensemble Sillages será simultánea a la proyección de los films de Luis Buñuel.