MUSICA › OBRAS DE STEVE REICH EN EL CICLO DE MUSICA CONTEMPORANEA
Hoy se interpretarán, en el Teatro Alvear, Proverb y Drumming, una obra ejemplar del minimalismo estadounidense que influyó, más allá de los clásicos, sobre Brian Eno, David Byrne y Bowie.
› Por Diego Fischerman
Podría pensarse como una cuestión de figura y fondo. Si en el siglo XX la cuestión de la cantidad de información y la relación entre novedad y convención pasó a ser central en la idea de valor de la obra de arte, en la música minimalista (o minimista, o repetitivista), la puesta en relieve de ciertos elementos se produce a partir de la repetición de otros. En un contexto donde la norma es la repetición, aquello que va cambiando se recorta con facilidad del resto. Pero ésa no es la única manera de ver las cosas. El minimalismo también puede interpretarse como una respuesta del mundo de la música de tradición escrita a los rescates de lo oriental que, a fines de la década de 1960, llegaron desde el rock. O como una manera de rechazar la idea del progreso perpetuo que había tenido como correlato, además de la expansión capitalista, el romanticismo musical del siglo XIX.
Entre los principales autores asociados con estas escuelas repetitivas está Steve Reich. Nacido en 1936 y formado en la Universidad de Cornell y la Escuela Julliard, sus primeras obras, de mediados de los ’60 –It’s Gonna Rain y Come Out, por ejemplo–, están compuestas con grabaciones en cinta que se repiten y entrelazan. Influido por Terry Riley, comenzó a trabajar alrededor del minimalismo a fines de esa década. En Piano Phase, para dos pianos (1967), perfeccionó la técnica “de fases”, en la que se producen desplazamientos a partir de la repetición de una misma frase pero, en cada voz, a una velocidad distinta. La otra obra fundamental de este período es Drumming, para percusionistas y cantantes, que hoy a las 21 se presentará en vivo, en forma completa, por primera vez en Buenos Aires. En el marco del Festival de Música Contemporánea del Complejo Teatral de Buenos Aires, que coordina Martín Bauer, el concierto de esta noche, en el Teatro Alvear (Corrientes 1659), incluirá también Proverb (1995), para cantantes, vibráfonos y teclados, con dirección de Santiago Santero.
Drumming, por su parte, será dirigida por la percusionista Robyn Schulkowsky. Como intérpretes participarán, además de ella, el uruguayo Jorge Camiruaga (Uruguay) junto al grupo que dirige, Perceum, los cantantes Ana Santorelli, Ana Moraitis, Johanna Pisani, Pablo Travaglino, Pablo Di Mario, Gabriela Tramontini y Magdalena Dodds; los percusionistas Marcos Cabezas, Ezequiel Finger, Maximiliano Wille, Arauco Yepes y Daniel Serale; los tecladistas Manuel de Olaso y Lucas Urdampilleta; y Patricia García en piccolo. “Cuando música de esta clase se conecta con uno física y neurológicamente tiene el efecto de generar un sentido de trascendencia”, escribió alguna vez David Byrne sobre Drumming. Compuesta en 1971, con una duración de unos setenta minutos y dividida en cuatro partes que son tocadas sin interrupción, la primera sección de Drumming es para cuatro pares de bongó afinados; la segunda, para tres marimbas y voces femeninas; la tercera, para tres glockenspiels y piccolo, y la última, para todos los instrumentos combinados.
Que Byrne haya sido uno de sus imprevistos comentaristas, en todo caso, no resulta tan sorprendente si se repara en la influencia que Reich tuvo sobre su propia música –empezando por los Talking Heads–, la de Brian Eno y la de David Bowie –además de sobre cientos de djs–. Sin embargo, no siempre su música tuvo el nivel de aceptación actual. Hace un poco más de tres décadas, cuando Michael Tilson Thomas estrenó Four Organs en el Carnegie Hall, hubo un verdadero escándalo protagonizado por una dama que gritó, parada en el medio de la sala mientras blandía un zapato con una de sus manos, hasta que se interrumpió el concierto. No obstante, no fueron las damas exasperadas por las repeticiones las únicas que se indignaron ante Reich. Esas reiteraciones donde un motivo es llevado gradualmente hacia el caos tampoco fueron demasiado digeribles para las vanguardias europeas, enroladas en ese entonces en el post-serialismo y en los albores de la música espectral. Pero los tiempos han cambiado y hoy ya nadie cree demasiado en esa idea de progreso unidireccional a la que se opusieron los minimalistas. En el 2006, Reich cumple 70 años y el mismo Carnegie Hall, para festejar el cumpleaños, programó a Pat Metheny tocando Electric Counterpoint y el Kronos Quartet haciendo Different Trains, además del propio Reich, junto a su ensamble, haciendo Música para 18 músicos. No hace falta decirlo: esta vez no hubo escándalo.
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