MUSICA › CHE SUDAKA, UN GRUPO DE ARGENTINOS POR EL MUNDO
Se fueron en 2001, y Barcelona les abrió nuevas puertas: hoy tocan en La Tribu.
› Por Mariano Blejman
Los argentinos de Che Sudaka se fueron del país a principios de 2001, cuando Ezeiza parecía la única salida posible a la crisis. Algunos de sus integrantes habían estado tocando en Correcaminos, una agrupación de Mar del Plata sin demasiado vuelo, pero apenas llegaron a Barcelona, el grupo se desbandó. Cinco años después, rearmados, ensayados, aprendidos, producidos, con dos discos bajo el brazo y uno por venir, Che Sudaka (cuatro argentinos y dos colombianos) vuelve al país con un handicap bastante superior al que tenían al irse. Por empezar, la buena aceptación de Trippie Town (su primer trabajo) hizo que el propio Gambeat, bajista de la última etapa de Mano Negra y actualmente acompañando a Manu Chao en Radio Bemba Sound System, produjera el segundo disco Alerta Bihotza, titulado con una frase en euskera, producto de su acercamiento a Fermín Muguruza. Claro, en el Barrio Gótico de Barcelona está lleno de vecinos ilustres. “Es como ser católico e ir a ver al Papa, no quiero insultar a Manu Chao con lo que digo, pero él es el referente máximo. Gambeat era la persona indicada para que nos metiera presión, y para que nos enseñara que con humildad y trabajo se llega a todas partes”, cuenta Leo, cantante de Che Sudaka (junto a Cheko, Kachafaz, Jota, Marcelo y el Cordobés), que acaba de liquidar una gira por la costa y actuará hoy en el auditorio de FM La Tribu (Lambaré 873) y el sábado en Niceto (N. Vega 5510).
“Queremos conocer la Argentina como conocimos Europa: viajando, tocando”, dice Leo. La propuesta de Che Sudaka se nutre del punk, el reggae, el euskera, el ska, y una fuerte presencia escénica “entrenada” también por el propio Gambeat (un experto en el tema). A nivel social, Barcelona les sirvió de inspiración para conocer los terceros mundos que llegan a Europa tomando las plazas de prestado. En ese sentido, la ciudad cuna del rock mestizo está en problema por la fuerte presión del gobierno para que ya nada sea como entonces en los espacios públicos. “Al llegar tocamos en la calle. Todos los músicos recorrían Barcelona. Empezamos a girar por Europa después de Trippie Town, pero ya habíamos andado por Madrid, Galicia y el resto de España”, cuenta Leo a Página/12. Luego vinieron Francia, Italia, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca.
A los colombianos los conocieron mientras grababan Alerta Bihotza, en 2004: Sergio era el técnico de sonido que terminó siendo tecladista y Gambeat les presentó al Jota, que tocaba en Bogotá y hacía poco que había llegado. Ahora bien, ¿cómo es que una banda de habla hispana (incorporando otros elementos, como buenos mestizos) se desenvolvió con suerte por Europa? “Terminamos de entender que el rock es un porcentaje musical y un gran porcentaje de energía. No es fundamental que se nos entienda cuando tocamos en Austria –más allá de algún “are you ready?”–, la conexión con los países del Norte es increíble: en Dinamarca y Holanda es impresionante cómo la gente da saltitos y tira buen rollo.”
¿Qué hizo de Barcelona el centro del rock mestizo, tal vez una de las movidas musicales a nivel mundial más interesantes del último lustro? “Cuando llegamos, se podía tocar la guitarra en la calle y vivir bien sin papeles. Yo tocaba en Mar del Plata en un semáforo, pero no había movida. En Barcelona, el hecho de que Manu ande recorriendo el barrio y estar parado en la Plaza del Trippie –lugar que oficia de centro de músicos callejeros y viajantes afines en el Barrio Gótico– era como estar viajando todo el día.”
Leo dice que intentan llevar un mensaje sudamericano. “Queremos que la gente se dé cuenta de que somos individuos y que nosotros nunca estuvimos en guerra con nadie.” ¿Cómo pasó un marplatense sin trabajo, emigrado y sin papeles a grabar un disco con título en euskera? Sólo la migración puede dar una respuesta. “Eso es ganas de aprender. Conocimos el euskera gracias a Fermín, no teníamos idea de la existencia del pueblo vasco y de su lucha hasta que llegamos aquí. Que no es muy distinto de lo que pasó con los indios en América latina.” Es una disyuntiva que compete no sólo a estos músicos, sino al inmenso abanico de propuestas “marginales” que funcionan bien y ganan terreno en Europa viniendo del Tercer Mundo. Acaso una contradicción, la de ir a Europa, “para poder darnos el lujo de volver a la Argentina y vivir de lo que hacemos”, dice Leo. “Queremos ir a Colombia, a México, reencontrarnos con nuestras raíces.” ¿Y por qué no vienen a vivir a la Argentina?, se le pregunta, sin ánimo de maldad. “Lo que pasa es que este mundo está regido por el capitalismo, y si no podés comer y pagar el alquiler no podés seguir viviendo. La gente va a buscar y reparte, este mundo es de cuatro que tienen dinero. No vamos a cambiar el mundo, pero por lo menos vamos a hacer lo que está a nuestro alcance.”
Pero como el mundo es redondo, todo vuelve siempre a empezar: Leo dice que Barcelona está “siendo destruida: están derribando El Gótico y El Raval, sacaron a los músicos de la calle y, para quien vivió la primera época, esto es la decadencia. Por eso estamos acá. Buenos Aires se está pareciendo a Barcelona hace cinco años, la gente está saliendo a tocar en Florida sin tener vergüenza de nada”. Aunque no son todas flores: “Vemos mucha resignación a que esto nunca va a cambiar. Pero no es normal, ¿por qué tiene que ser normal que un policía venga a robarte?, mientras entendamos que es normal, nada cambiará”. Y mientras planean viajar a Japón en algún momento de 2007, Che Sudaka va a editar un DVD, llamado Mirando el mundo al revés, con imágenes de sus shows callejeros, con la historia de la banda y las canciones por venir. Como ellos, que ya vinieron.
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