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Lunes, 5 de febrero de 2007

MUSICA › ENTREVISTA A JOHN CALE

“Lo nuestro era antiamericanismo”

El músico, que acaba de publicar Circus Live, define el espíritu de la Velvet.

 Por Miquel Jurado
Desde Barcelona

La música popular del siglo XXI le debe mucho a John Cale aunque algunos todavía no lo acepten. Su huella puede encontrase hoy en los trabajos más insospechados, del rock más colérico al sinfonismo más experimental. El que fuera cofundador de los míticos Velvet Underground, discípulo de John Cage, colaborador de LaMonte Young o Terry Riley y productor de los mejores trabajos de Patti Smith, Nico, The Stooges o Happy Mondays, reaparece ahora con un nuevo disco, Circus Live (EMI), de corte mucho más inmediato y rockero, en el que repasa en vivo buena parte de su trayectoria musical.

John Cale estuvo en España pagando una de sus deudas. Recientemente actuó en tres poblaciones catalanas dentro del espectáculo-homenaje “Acordes para Leonard Cohen”. El cantante, compositor y productor galés interpretó una vez más “Hallelujah” y recuperó otro tema reciente del maestro canadiense: “Alexandra Living”. “Leonard Cohen es un magnífico escritor de canciones”, afirma un sonriente y relajado John Cale.

Vestido discretamente de gris, sólo los colores rojo y verde de su cabello alertan sobre su fama de terrorista cultural. “Vi a Cohen hace muchos años cantando precisamente ‘Hallelujah’ y el público se volvía loco. La canción duraba y duraba, él cantaba y cantaba y la gente repetía y repetía el estribillo. No comprendía toda la letra pero la energía me caló hondo. En 1991, la revista francesa Les Inrrockuptibles quiso hacerle un tributo y me pidieron que colaborara. Me acordé de aquel ‘Hallelujah’ pero como no tenía la letra se la pedí a través de un amigo común y Cohen me envió un fax con 15 folios. ¡Entonces comprendí por qué era tan larga! La canción tiene muchos fragmentos de tono religioso que yo he cortado para hacerla más ligera”.

En su nuevo disco, Cale ha incluido un puñado de viejas canciones, llegando incluso a los tiempos de Velvet Underground. “Simplemente, he intentado condensar la energía de los conciertos en los que fue grabado –-afirma–. Hay canciones antiguas pero me he dado cuenta de que no debo tocarlas más. Cuando improvisas sobre una canción surgen cosas nuevas cada noche y al volver a interpretar esas cosas posteriormente te vas alejando de la idea con que fue concebida la canción, la vas matando.”

En 1966, apadrinadas por Andy Warhol, las canciones de Velvet Underground vapulearon el ambiente musical y abrieron las puertas a todo el aluvión de rock que llegaría inmediatamente después. Han pasado 40 años y para John Cale su significado sigue siendo el mismo. “Antiamericanismo –responde tras pensar unos segundos y con una contundencia poco habitual–. Pusimos el dedo en la llaga resaltando los vicios del ser humano y de la sociedad americana. Esa fue la razón por la que no fuimos tan populares en su momento, porque éramos antiamericanos. Eso ofendió a mucha gente pero también fue la razón por la que gustábamos mucho más al público europeo. Ahora han cambiado las cosas. Cada generación cambia y encuentra nuevas formas de identificar y mostrar esos vicios.”

Cale nació en Gales (Garnant, 1942) y se trasladó a Estados Unidos en 1963 gracias a una beca concedida por Leonard Cohen. Antes de colocarse entre las voces de Lou Reed y Nico, trabajó con algunos nombres destacados de la vanguardia experimental (John Cage, Terry Riley, LaMonte Young). Incluso sus primeros trabajos tras abandonar Velvet Underground (The Church of Anthrax, de 1970, The Academy in Peril, de 1972, o Paris 1919, de 1973) estaban más cercanos a la experimentación minimalista que al rock. “Nunca tuve problemas. Se trataba de diferentes disciplinas, diferentes formas de ver la música, pero ambas buscaban cosas nuevas.” Precisamente emigró a Estados Unidos para conocer a John Cage y aprender su visión de la nueva música anticlásica: “Cage decía que la música clásica ya no sonaría nunca igual porque ahora existe el tránsito, el bullicio, la gente habla mientras toma un café... él apelaba a una experiencia distinta. Con LaMonte Young las reglas del juego eran diferentes, más centradas en la tensión que se podía mantener durante un período prolongado, en cómo reaccionaba el público ante un acorde repetido durante largo tiempo. Era como poner una bomba de relojería en la imaginación, tenía un punto lisérgico”.

Además de sus conciertos y discos con Terry Riley y LaMonte Young, John Cale fue uno de los participantes del histórico y maratoniano estreno (dirigido por Cage) de la versión completa (18 horas y 40 minutos) de las Vexations, de Erick Satie. Ahora, Cale parece bastante alejado de aquella visión de la música. “Aquella vanguardia se volvió académica –afirma–. Ultimamente he trabajado con jóvenes compositores que tenían muchas ideas pero que no acaban de concretarlas, y yo no tengo tiempo para esperar. Necesito trabajar.”

Los nuevos trabajos de Cale están mucho más cercanos al rock que al sinfonismo experimental de la década de 1970. “Aquéllas eran creaciones de estudio, nunca las toqué en directo. Al rock nunca le ha interesado meter orquestas sinfónicas en clubes o salas de baile. Ahora necesito la energía que me puede proporcionar un pequeño grupo tocando en directo. Bueno, más que energía sería cólera. No soy una persona muy paciente y me mueve la cólera.”

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“No soy una persona muy paciente y me mueve la cólera”, sostiene Cale.
 
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