Mar 19.06.2007
espectaculos

MUSICA › CARNOTA, LUCIANI Y SANCHEZ

“La estrella tiene que ser la música”

Bautizado Proyecto SanLuCa, el trío nuclea talentos de varias generaciones.

› Por Karina Micheletto

Son tres músicos de distintas generaciones y procedencias, pero con algo en común en la música. Podría decirse que comparten una visión y, de algún modo, la idea de un punto de llegada –si es que tal cosa fuera posible–, dentro del panorama actual de la música popular. Raúl Carnota, Rodolfo Sánchez y Franco Luciani unieron sus músicas y sus ganas de hacer música en un trío que por ahora, dicen, están “afiatando”, con la idea de salir a girar por el interior. Lo que quedó bautizado como “Proyecto SanLuCa” se presentará hoy a las 21 en el Velma Café (Gorriti 5520), con una propuesta que recorre distintos géneros y paisajes del cancionero popular, desde la música del Litoral hasta el tango. E incluye, por supuesto, temas de Carnota.

Más que por los ajustes técnicos y las definiciones estéticas, lo de este grupo parece pasar por las ganas de juntarse a hacer música. “Esto es un experimento donde, por sobre todas las cosas, nos divertimos mucho. Estamos en camino, pero no nos planteamos un lugar de llegada”, explican. Claro que, más allá de lo bien que la pase esta gente junta, el resultado es una propuesta artística que busca alcanzar un sello estético propio. Así, cada uno de los integrantes del trío mantiene sus proyectos solistas. En el caso de Luciani, un joven armoniquista que surgió como “el heredero de Hugo Díaz” y ya ganó un lugar propio que abarca el folklore y el tango, tiene dos formaciones, su grupo y un dúo con piano con el que hace tango. Carnota continúa con su labor como compositor, guitarrista y productor, y Sánchez en sus distintos proyectos como percusionista. Pero ahora también le ponen el cuerpo a este Proyecto SanLuCa, bien diferenciado de lo que cada uno puede seguir haciendo por su cuenta.

La idea del trío surgió tras un encuentro que tuvo lugar el año pasado en La Trastienda, Retrospectiva, donde Carnota invitó a casi todos los músicos que habían participado en su discografía. El ciclo próximamente será editado en CD y DVD, y entre los invitados están, claro, Sánchez y “el joven” Luciani, según lo definen sus compañeros. “El joven” había grabado con Carnota “Debajo de la morera”, un tema en el que apareció la armónica por el faltazo de un pianista a un estudio de grabación, en los ’80. “Eduardo Spinasi se equivocó de día y nunca llegó al estudio. Yo había hecho la base con guitarra, el bombo de Rodolfo y voz. Y cuando nos falló el teclado me puse a sacar el tema en armónica”, cuenta Carnota. “Estuve dándole y dándole hasta que lo saqué. ¡Hasta convencí a varios de que yo era armoniquista!”

–¿Cuál es la evaluación de las presentaciones que hizo el trío hasta ahora?

Raúl Carnota: –Hubo muy buena química, brutal. Este tipo de cosas dependen mucho de lo que sucede arriba del escenario. Uno puede pautar y prever mucho, pero lo que después sucede o no arriba del escenario es otra cosa.

Rodolfo Sánchez: –Sale muy bien porque Franco es un excelente improvisador, y Raúl y yo somos dos excelentes olvidadizos. Y como acá hay mucho gato, siempre caemos parados.

–El trío reúne a dos generaciones. ¿Se tratan de igual a igual, o hay maestros y discípulos?

R. C.: –La diferencia de edad existe, y lamentablemente no la podemos ocultar (risas). Pero en esto no influye, para nada. Franco musicalmente es muy maduro, tiene síntesis, algo que no es común en los músicos talentosos de su edad. Por lo general los más jóvenes tienden a querer mostrarse con demostraciones más de tipo gimnástico que musical: están muy preocupados por hacer ver todas las notas que pueden meter.

R. S.: –Claro, ¡les gana la testosterona!

Franco Luciani: –Eso no quiere decir que ellos no sigan siendo maestros para mí. Para todos los músicos de mi generación, ellos son una referencia. En el caso de la música de Raúl, siempre se caracterizó por ser muy fresca, es de esas músicas que siguen vigentes siempre. Creo que hay algo que pesa con nombres como los de ellos, y tiene que ver con eso que decía Yupanqui: “¡Qué va a ser bueno este mocito, si vive a la vuelta de casa!”. Para mí y para muchos, hoy ya son maestros, pero seguramente el tiempo los va a poner en otro lugar.

–¿Se plantean algún objetivo, grabar un disco, por ejemplo?

R. C.: –Quién sabe cómo termina este proyecto: quizás el día de mañana terminamos siendo un quinteto, por ejemplo... ¡o todos peleados, y jurando que nunca más en la vida vamos a hacer un trío! (risas). Cada nuevo proyecto te activa, te hace crecer. Es como una nueva provocación que te planteás a vos mismo, a superarte, a tratar de tocar cosas nuevas, a esforzarte como por ahí no harías estando solo, porque por ahí ya tenés una forma de hacer muy sabida e incorporada. Keith Richards una vez dijo que cuando se toca en grupo hay un hilo conductor que enhebra a todos los músicos. ¡Lo dijo cuando le había pegado una trompada a Ron Wood, porque el loco se colgó solo! (risas). Entonces explicó: “Cuando ese hilo conductor se corta, hay que hacer algo violento”.

–Algunos músicos deben plantearse lo contrario: que los más importantes son los proyectos solistas.

R. C.: –Mi filosofía es que la estrella no es el músico sino la música que se hace. Esa estrella puede ser más o menos luminosa, pero es la que tiene que brillar, siempre.

R. S.: –Es como en química: se juntan tres o cuatro elementos y crean una nueva entidad, que no es la sumatoria de todos ellos, sino algo diferente. Eso es lo que se supone que tiene que haber arriba de un escenario.

F. L.: –De repente puede haber una reunión de muy buenos músicos, y las cosas pueden no salir tan bien. Es algo que no se maneja.

R. C.: –Es como el amor: sucede, o no.

R. G.: –Sucede... ¡o nos vamos de shopping, a sacarnos la depresión!

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