MUSICA › EL ESPAÑOL Y UNA NOCHE CALIDA PARA UN PUBLICO ENTUSIASTA
El cantante español mostró su nuevo disco, pero también viajó al pasado en un show con altas dosis de poesía, más de una referencia sexual y la actitud de un pesimista en pie de guerra.
› Por Karina Micheletto
LUIS EDUARDO AUTE
Presentación de A día de hoy.
Músicos: Cristina Narea (coros, guitarra, percusión), Antonio Carmona (guitarra), Antonio Calero (batería), Igor Tukalo (teclados), José Luis Villegas (bajo).
Público: 4500 personas.
Duración: 150 minutos.
Lugar: Estadio Luna Park, viernes 22 de junio.
El hombre llega al escenario con el gesto despreocupado de quien pasaba por ahí y vio luz, con la casual vestimenta urbana de unos jeans, una copa de vino en la mano, casi incómodo porque a tanta gente, enfrente suyo, se le ocurre que justo ahora tiene que aplaudir. Enseguida anuncia que habrá que tenerle paciencia, que el concierto será largo, que estará presentando un disco nuevo, y que para hacer más soportable el trámite tratará de ir intercalando temas conocidos. No parece alguien que viene a vender un disco. Era, de todos modos, un concierto de Luis Eduardo Aute en el Luna Park, ante un público fiel, entusiasta y numeroso.
Si para Aute la canción parece una manera de introspección, marcada por la melancolía, a la hora de hacerla pública cuenta con la complicidad de un auditorio que le devuelve todo el entusiasmo que no pueden incluir sus palabras cuando describen la amargura del mundo. Hombres y mujeres que en una gran mayoría rondan los cuarenta, que conocen de memoria todos los temas más viejos, y que también reciben con agrado los temas nuevos, esos que seguramente ya habrán encontrado su circuito local de distribución, aunque no formen parte de los 40 principales.
Durante dos horas y media, el español nacido en Filipinas mostró su presente a través de su reciente A día de hoy, y parte de su pasado con los temas que el tiempo fue volviendo clásicos. Con un sonido sorprendentemente bueno para un escenario como el Luna Park, y el muy buen soporte de una banda sólida, al servicio de las canciones –donde se destaca el color de la voz de la corista Cristina Narea–, Aute fue intercalando los temas de su nuevo disco con obras anteriores como “Me va la vida en ello”, “Imán de mujer”, “Todo es mentira”. Cierto tono monocorde, intencional, como marca de estilo, va tiñendo temas nuevos y viejos, y sólo se corta por pasajes de una guitarra más rockerita, o el espíritu bailable de los ’50 de una canción como “Slowly”.
En el medio abundan las citas ilustradas explícitas e implícitas: John Lennon, Paul Eluard, Velázquez, Picasso, Goya, Leonard Cohen, Philip Dick, entre otros que definen el universo en el que se mueve Aute. También hay reflexiones sobre el paso del tiempo: “Lo malo del paso del tiempo no es que uno se vaya volviendo cada vez más insensible, más disconforme, más escéptico, más inútil, más estorbo, más viejo. Lo malo del paso del tiempo es que cada vez es más menos”. Y una “canción de amor onanista” dedicada a Sharon Stone, “Alone with you”, inspirada en el famoso fotograma de piernas abiertas de la película Bajos instintos, compuesta, según se explica, con la explícita intención de que le llegue a la actriz, y de que despierte en ésta algún tipo de instinto, lo más bajo posible. El cambio general de clima llega con los bises, dominados por los temas clásicos, seguidos a coro y con el moqueo de más de una señora emocionada. Así pasan “Anda”, “Las cuatro y diez”, “De alguna manera” –que muchos recuerdan también en la interpretación de Mercedes Sosa–, “Sin tu latido”. El público insiste y hay un último bis a capella, “Al alba”, que así presentado resalta la tragedia de su poesía: el tema fue inspirado por los últimos fusilamientos de la dictadura franquista, en 1975.
Aute se declara un pesimista en pie de guerra, más que un escéptico que planta bandera blanca. La diferencia parece sutil en diagnósticos de lo más desencantados, algunos de ellos profundamente poéticos, como “La barbarie”. Hay algo seguro, en todo caso, y es que Luis Eduardo Aute no es para nada pro. Su figura es la del antihéroe antipro, pero trae un as en la manga, una salida posible que parece querer predicar como una forma de militancia personal: “Amar y amar y amar... y sólo amar, el resto es humo”, según dice en su reciente disco. La propuesta es, en verdad, más explícita, y en otras canciones incluye descripciones de lo más húmedas y carnales (aunque lo suyo va a favor de hacer el amor y contra el aerobic genital, según aclara entre tema y tema). Cuando ya no es posible levantar banderas ciertas –excepto las del fútbol, o las de ciertos grupos de rock, que a algunos les podrán servir– Luis Eduardo Aute parece tener una verdad para tirar a quien quiera oír: ¡¡A coger, que se acaba el mundo!! No parece mal consejo, más allá de cualquier diagnóstico sobre el rumbo del planeta.
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