Alguna vez lo llamaron “el Capone del rock” y el hombre hizo algunas cosas para ganarse el mote. Don Arden, nacido en 1926 en Manchester como David Levy, murió el sábado en una residencia para ancianos de Los Angeles, a los 81 años. Cantante en sus inicios, Arden se estableció en 1959 como representante, interviniendo en las carreras de Gene Vincent, The Animals, Nashville Teens, Small Faces, The Move, Amen Corner, Wizzard, ELO y Black Sabbath, y fue el fundador del sello Jet Records. Su mala reputación lo convirtió en una temible leyenda, que conjuga todos los lugares comunes del manager: el gordo de malos modales, el manipulador cínico que desprecia a los consumidores, el sinvergüenza que roba a sus representados sin complejos, el terror de artistas y colegas.

Tras ejercer de entertainer para el ejército, en la posguerra Arden se dedicó a organizar espectáculos en las bases estadounidenses europeas. Así fue como trabó relación con el prócer del rock and roll Gene Vincent, descubriendo de paso que en el género había dinero fácil. Arden probó suerte grabando una balada, “Sunrise sunset”, pero el fracaso artístico lo convenció de seguir en el management. Trabajó brevemente con Los Rolling Stones, Animals y los Nashville Teens, pero encontró el filón con los Small Faces. Su forma de estafarlos fue clásica: les abrió cuentas en boutiques, los juntó en un piso de solteros y les dio una asignación miserable (20 libras por persona a la semana). Cuando sus padres protestaron, puso cara de pena y proclamó que los chicos se habían convertido en adictos. Cuenta la historia que en 1966, cuando Robert Stigwood se interesó por Small Faces, Arden asaltó su oficina y lo amenazó con tirarlo desde un cuarto piso.

Black Sabbath terminaría convirtiéndolo en personaje público, tras una disputa familiar: su hija Sharon se casó con Ozzy Osbourne y se quedó con el management. La ofensa determinó que padre e hija dejaran de tratarse durante 20 años. Don ponía obstáculos legales a Sharon, al punto de que ésta intentó atropellarlo en una calle de Los Angeles. Para entonces, en Scotland Yard ya sabían de los guardaespaldas de Arden, sus armas de fuego, sus amenazas de muerte y sus palizas. En 1986, un antiguo socio lo denunció por secuestro y chantaje: su hijo David recibió una condena de dos años de cárcel y Don se refugió en California; extraditado, sorpresivamente quedó libre tras el juicio. Estaba habituado a los tribunales: los artistas que lo denunciaron pasaban años litigando y solían conformarse con una fracción del dinero debido. En sus últimos tiempos, aquejado de Alzheimer, Arden presentaba una imagen de ogro venerable, apareciendo ocasionalmente en The Osbournes, el reality show de Ozzy y Sharon en MTV. Y hasta escribió una autobiografía, Mr. Big: Ozzy, Sharon and my life as the Godfather of Rock.