El año pasado, el Teatro Colón demostró que podía hacer algo que hasta el momento nadie había logrado con esa calidad y ese nivel de eficacia: montar un gran espectáculo masivo a partir de una ópera. La puesta, una versión deslumbrante de Turandot, de Giacomo Puccini, se estrenó en el Luna Park, donde la vieron cerca de cuarenta mil personas. Ahora, por primera vez, el Colón viaja al exterior con una producción completa de ópera y la elegida es precisamente esa puesta de Roberto Oswald de la última composición de Puccini. Una comitiva de 205 personas, que incluye a la orquesta, el coro, los solistas y el equipo escenotécnico, viajará este domingo a México para montar esa ópera en el Auditorio Nacional del DF, a partir del próximo miércoles 15.

Con dirección musical de Stefan Lano, Turandot tendrá cuatro funciones en la capital mexicana. La puesta en escena, escenografía e iluminación es de Roberto Oswald y el vestuario de Aníbal Lapiz, mientras que la reposición estará a cargo de Marga Niec. Para ello, ya se trasladaron en barco los 250 trajes y todos los elementos escenográficos realizados en los talleres del Teatro Colón, incluyendo los tres gigantescos ídolos de 3 metros de base y 5 metros de altura que ocupan los extremos del escenario. El elenco estará integrado por la soprano norteamericana Cynthia Makris como Turandot, tal como sucedió en el estreno del Luna Park. En el papel de Calaf estará el tenor mexicano José Luis Duval, quien debutó en el Teatro Coliseo de Buenos Aires en mayo pasado en La Traviata, de Verdi, como parte de la temporada fuera de sede del Colón. La notable soprano argentina Paula Almerares será Liù –que también participó en la producción del año pasado– y el bajo uruguayo Ariel Cazes será Timur.

El hecho de montar una producción íntegra en gira, toda una novedad para el Colón, es una práctica habitual para otros teatros de ópera, como la Scala de Milan, el Metropolitan de Nueva York y el Teatro Mariinski de San Petersburgo –que presentó en el Colón la versión original de Boris Godunov, de Mu-ssorgsky–. Por un lado se trata de que un teatro reúna las condiciones como para poder ofrecer este tipo de producciones “llave en mano” y, por otro, de que haya otros capaces de comprarlas. En el caso del Colón, cuya condición de “ciudad teatro” con talleres propios altamente especializados lo hace particularmente apto como fábrica de espectáculos capaz de proveer al mercado internacional, esta posibilidad, muchas veces pregonada, hasta el momento no había llegado a plasmarse en hechos. En este caso se trata de un proyecto ambicioso, que incluye también la presentación de puestas realizadas en el Colón en teatros como el de Santiago de Chile, aunque en esos casos sin la participación de todos los artistas.