MUSICA › DUELO POR EL ADIOS A IBRAHIM FERRER
El rey del son de Cuba que brilló
en Buena Vista
El notable músico cubano se hizo conocido en todo el mundo después del éxito de Buena Vista Social Club. Había regresado a La Habana días atrás, después de una exitosa gira europea.
La muerte del cantante Ibrahim Ferrer, una de las figuras más rutilantes del famoso elenco de leyendas del proyecto Buena Vista Social Club, supone una sensible pérdida para la música tradicional cubana. Ferrer, nacido en 1927 en la ciudad oriental de Santiago de Cuba, falleció a media tarde del pasado sábado, a los 78 años, en un hospital de La Habana, donde fue ingresado a causa de una repentina dolencia gastrointestinal. El artista había regresado esta semana de Europa, donde estuvo promocionando su último disco, Mi sueño. A bolero songbook, una colección de boleros añejos con los que Ferrer se distanció del tradicional son cubano que ha marcado su labor.
Con este nuevo álbum, el cantante confesó en Barcelona hace sólo unos días que “hizo realidad un viejo sueño”. “Terminó la gira con mucho valor y éxito”, declaró Caridad Díaz, viuda de Ferrer, que había ganado fama internacional a partir de su participación en el proyecto Buena Vista Social Club en 1997.
Los funerales del cantante han sido dispuestos por sus familiares a partir de ayer, porque han explicado que tienen que esperar a un hijo que debía llegar de la Argentina, y el entierro no será hasta el lunes. Al productor musical cubano Juan de Marcos González, que convenció a Ferrer –jubilado de la música desde 1993– de que participara en el proyecto junto a un grupo de antiguos intérpretes de la música tradicional cubana, le sorprendió el repentino fallecimiento.
“Me siento muy triste porque una vida que termina siempre genera tristeza, pero al mismo tiempo me siento orgulloso de la suerte que Dios me dio de poder ayudarlo a él y a los restantes integrantes del proyecto, para generar una nueva vida, recomenzar una carrera y además poder disfrutarla”, declaró Juan de Marcos.
Ibrahim Ferrer saboreó los mayores éxitos como cantante ya septuagenario, mostrando sus excepcionales cualidades vocales para interpretar lo mismo un son que un romántico bolero, abarrotando teatros en los más diversos confines del mundo.
Comenzó a cantar siendo muy joven en su natal Santiago de Cuba, la tierra donde nació el son, considerado el género base de la música cubana, cantando con bandas locales. En 1955 tuvo un exitoso disco El plantanar de Bartolo con la orquesta más popular de Santiago, Chepín-Chóven, y dos años después se trasladó a La Habana, donde trabajó con la orquesta Ritmo Oriental y el gran sonero Benny Moré.
Luego se reunió con el grupo de Pacho Alonso y Los Bocucos con el que se mantuvo hasta 1991, cuando decidió retirarse de la música, sin sospechar que le aguardaban aún los mejores momentos de su carrera. El propio cantante dijo en una entrevista con EFE que se había distanciado de la música porque “se había desencantado”.
Dotado de una melodiosa voz, considerada por algunos musicólogos como campestre, natural y con sabor a ron, Ferrer lo mismo interpretaba sones que boleros, y desarrolló una carrera de éxitos internacionales como nunca imaginó a partir de su aparición en el famoso disco del Buena Vista ganador de un Premio Grammy.
Convertido en una estrella global, durante los últimos años Ferrer ha viajado casi constantemente por todo el mundo, con una banda que para él era como un “sueño hecho realidad”, con músicos de la talla de Guajiro Mirabal –“el mejor trompetista que he conocido jamás”– y Cachaito, considerado el mejor bajista de Cuba.
Ibrahim Ferrer acumuló en los últimos años varios premios Grammy, numerosos discos de oro, ganó el prestigioso premio MOBO en el Reino Unido, fue galardonado en la categoría “Músicas del Mundo en América” para el premio de la BBC Radio 3, celebrado en Edimburgo, Escocia, en 2004. Considerado uno de los mejores vocalistas del mundo, el propio Ibrahim comentaba: “Parece que la vida tenía preparado este momento que me ha estado esperando todo el tiempo”.