MUSICA › FINAL ABRUPTO PARA LA SERIE EN LA TRASTIENDA
› Por Roque Casciero
La serie de shows que Charly García se encontraba realizando en La Trastienda a modo de presentación de su demoradísimo disco Kill Gil tuvo un final abrupto, con la cancelación del concierto de anoche tras la demora y los problemas de la noche anterior. Según el relato de algunos testigos, el show del lunes empezó pasada la medianoche, cuando en realidad estaba pautado para las 20.30. El comentario obligado en la puerta era la presencia de Migue García, el hijo de Charly, con quien había tenido recientemente enfrentamientos públicos y privados. Pero nada hacía pensar en semejante demora, porque los shows anteriores habían arrancado con cierta “puntualidad”, tratándose de quien se trataba. Para colmo, como llovía, la gente ingresó antes al local de San Telmo, lo que hizo que la espera fuera más odiosa. “A las 23.15 me llamó y me dijo que si no le mandábamos una silla de ruedas a la casa no bajaba”, le dijo a Página/12 Marcelo Giglio, encargado de La Trastienda. “Y como un boludo se la mandé, con la ambulancia que había pedido antes. Pensar que habíamos planteado estos conciertos como una forma de que la gente volviera a confiar en él, para que después venga con esas exigencias ridículas a cualquier hora.”
Aunque hubo rumores sobre agresiones físicas de y al músico, en el círculo de García prefirieron el silencio. Según el relato de Giglio, que coincide con el de los testigos, García se fue por primera vez del escenario a los 40 minutos de show: bajó entre el público con un micrófono inalámbrico, llegó hasta la puerta y se subió a una limusina con la que se retiró del lugar. Pero después quiso volver. Y empezaron las idas y vueltas, hasta que a las 3.30 Giglio dijo basta. “Cada vez que él anunciaba que se iba, la gente salía, pero después escuchaba un acorde y entraba como malón. Y la seguridad de esa gente es mi responsabilidad. A la quinta vez que hizo lo mismo, cuando sólo quedaban setenta pibes adentro, decidí que no iba a seguir otra vez. Pero nunca le bajé la térmica a nadie, ni siquiera en estas condiciones”, explicó el encargado de La Trastienda. Cuando García salió del local, cerca de las 5 de la mañana del martes, la decisión de la cancelación de cualquier show futuro estaba tomada. “Dos de sus asistentes quisieron volver a abrir el portón para arengar a la gente porque él quería seguir tocando durante 24 horas”, afirma Giglio. “Se parapetó con sus asistentes en el escenario y empezó a tirar cosas. Le mandé a los médicos y le pegó a uno, así que se fueron. Pidió que se fueran los de seguridad, supongo que tendría miedo, y se fue después de romper un vidrio de la puerta.” Ayer, ante la consulta de este diario, en el campamento García optaron por el silencio.
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