MUSICA › VIRGINIA INNOCENTI PRESENTA ESTA NOCHE SU CD “EN AGUA NEGRA”
La intérprete versiona temas de los ’60 y ’70, en su momento popularizados por Donald, Feliciano y Roberto Carlos, entre otros.
› Por Carlos Bevilacqua
“Me gusta transitar las cornisas”, declara Virginia Innocenti al referirse al repertorio de su último disco. Es que, salvo un par de excepciones, las canciones de En agua negra no llegan acompañadas de prestigio. En esa dificultad inicial radica buena parte del mérito de un trabajo que reivindica obras de Roberto Carlos, Mario Clavel y José Luis Perales, entre otros autores que llegaron a ser muy populares pero no consiguieron los favores de la crítica. A través de una reinterpretación vocal, un acompañamiento instrumental mínimo y oportunos arreglos, Innocenti consigue emocionar con “Para decir adiós” (popularizado por José Feliciano), “Quereme, tengo frío” (de Marilina Ross) y hasta con “Tiritando” (el hit de Donald). En el camino, redescubre la poesía oculta de las letras, siempre dentro de una personal selección que incluye “Procuro olvidarte” (popularizado en los últimos años por Los Nocheros), el clásico de antaño “Parole, parole” y la folklórica “Canción para bañar la luna”, de María Elena Walsh. Es lógico que Virginia se entusiasme al hablar de la presentación del disco que ofrecerá esta noche, desde las 21, en La Trastienda (Balcarce 460).
–¿Por qué eligió temas que parecen más de generaciones anteriores a la suya?
–Porque, como soy la menor de cuatro hermanos, me crié entre gente mayor que yo. Uno de mis hermanos es baterista, y cuando yo era chica él ensayaba con su banda en casa. Mis hermanas, que me llevan casi diez años, escuchaban temas románticos o miraban Alta Tensión y me hacían copiar las coreografías. Lo mío va del Negro Rada, Jaco Pastorius y Spinetta a “Salta pequeña langosta”, pasando por canzonettas italianas, ópera, tango y folklore.
–¿Qué tienen en común las canciones que seleccionó?
–Son temas que están arraigados en la memoria popular pero como prohibidos, porque suponen gustos inconfesables. Como a mí me gusta ir contra los prejuicios, tomé ese material y lo reelaboré a piacere. Son canciones muy queridas, que sonaban en todos lados, hasta en la calesita.
–¿Por qué piensa que muchas están como subvaloradas?
–Porque sonaron en una época en la que parecía que cantar en castellano o ser romántico era grasa. Por otro lado, algunos arreglos que recibieron fueron dolorosos (ríe), pero hay letras y melodías muy lindas que además cuentan una historia.
–¿Qué semejanzas y diferencias tienen sus dos discos?
–En ambos trabajé casi exclusivamente con piano y voz, siguiendo un criterio acústico. Otro rasgo en común es que los arreglos son consecuencia de los climas que cada letra me sugiere. Así como en el primero me preocupé por reunir letras muy poéticas, exceptuando los cinco temas míos (ríe), en el segundo el gesto poético está en rescatar cosas muy queridas para embellecerlas. En agua negra es además un disco conceptual, porque es la música del espectáculo teatral del mismo nombre que estrenamos el año pasado con Mariana Obersztern, una dramaturga exquisita. Allí contábamos la historia de una mujer que armaba un repertorio de canciones.
–¿Por qué ese nombre?
–Porque encierra un juego de palabras. Alude a una enagua negra que usaba la protagonista de la obra en una imagen muy ascética que me inspiró un show de Ute Lemper y también a las aguas oscuras que suponen tanto los procesos creativos como los desencuentros amorosos, dos instancias que estaban presentes en la ficción y en las letras del recital.
–¿El show tendrá alguna puesta más allá de lo musical?
–A diferencia de la obra, el formato de recital me permite comunicarme directamente con el público. Me van a acompañar Mariano Moreno en piano y un violinista que todavía no puedo adelantar. Después de hacer el material del CD van a sumarse músicos invitados para estrenar dos canciones, una de las cuales lleva letra mía y música de “Popi” Spatocco.
–Entre algunos músicos hay bastante prejuicio con las actrices que incursionan en el canto. ¿Cómo toma eso?
–Yo me siento muy querida y respetada por los músicos. Siento que a fuerza de trabajo me he ganado su respeto. A través de los años se dieron cuenta de que esto no es un capricho de estación. Hace ya seis años que canto profesionalmente. Además, me rodeo de músicos de primera de muy distintas extracciones. A mí tampoco me molestaría que un músico quisiera actuar. Mientras lo haga bien, bienvenido sea.
–¿Sigue trabajando como actriz?
–Sí, en este momento en particular no estoy trabajando porque no me interesó lo que me ofrecieron últimamente. Soy muy selectiva. Lo último que hice fueron dos capítulos de Mujeres asesinas, por Canal 13, el año pasado, pero este año prácticamente no hay ficción en la televisión y a mí no me interesa ir a Cantando por un sueño.
–Hasta hace poco también condujo un programa de radio con Tom Lupo. ¿En la variedad está el gusto?
–Sí, tengo épocas... Pero la verdad es que si me pudiera dedicar el resto de mi vida a generar este tipo de espacios musicales sería muy feliz. Por un lado, son proyectos de autogestión que tienen que ver con mi imaginario, y por otro, como soy yo la que elijo a los músicos, qué canto y cómo lo canto también se vincula con mis deseos artísticos más genuinos.
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