MUSICA › ARIEL PRAT PRESENTA SU FLAMANTE CD “NEGRO Y MURGUERO”
› Por Karina Micheletto
Negro y murguero es el nombre del flamante disco de Ariel Prat, toda una definición de identidad, de un modo de estar en el mundo. “La murga camina”, el primer tema del CD, otro título que baja línea sin que medien sutilezas: se trata de una típica expresión murguera, explica Prat, “muy utilizada por los directores para arengar a la murga, sobre todo en el barrio de Palermo”. Ariel Prat es uno de los referentes actuales de la escena murguera porteña, y uno de los puentes posibles, además, con grupos más ligados al rock como Bersuit Vergarabat. Con “una pata en cada continente”, entre España y Argentina, en esta visita el músico presenta oficialmente su disco, y una de las fechas de la cita es hoy a las 21 en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).
En Negro y murguero suena con contundencia, desde un principio, una de las conexiones históricas de la murga: la que la une con la milonga y el tango. A las letras de Prat se suma la poesía de Julián Centeya (y su voz grabada recitando en un tema), o la de un “nuevo” poeta tanguero como Alejandro Szwarcman. Y resuenan los ecos que dejaron en la milonga candombe tres grandes voces: Hugo del Carril, Julio Sosa y Alberto Castillo. “Los tres tipos que de pibe me estremecían cuando cantaban milonga candombe”, dice Prat. Además de la producción del Bersuit Juan Subirá, el disco reúne invitados diversos: otros dos Bersuit, Gustavo Cordera y Carlos Martín, Lito Vitale, María Volonté, la orquesta Fervor de Buenos Aires, entre otros.
Hincha confeso de River, autor de un tema dedicado a Enzo Francescoli, Prat puede reírse de sí mismo: “¡Cómo me cuesta cantar ‘Los amantes de La Boca’!”, confiesa. El tema del nuevo CD tiene otro título, pero esa es la frase que se repite en su estribillo. “Por más fana de River que sea, yo no puedo ser sectario ni alegar portación de barrio, ¿no? Las cosas ocurren en algún lugar, y esta historia de amor se da en La Boca”. El murguero también se ríe junto con los que lo cargan en sus shows, apodándolo “el falso uruguayo”. Es que su reivindicación de la murga porteña lo lleva a marcar territorio “con todo el respeto del mundo”: “Yo les digo a los imitadores argentinos: ¿Por qué vas a ponerte a gritar como un diariero montevideano, si tenés a la murga tuya a la vuelta de la esquina? ¿Por qué no escuchás cómo se cantó toda la vida en tu barrio, en lugar de imitar coros?”, explica, y se entusiasma describiendo el crecimiento de la murga en el mundo en los últimos años: “Hoy hay tesis en la Sorbona y en Bologna sobre el origen negro de la murga y el tango, en Bélgica hay 16 murgas a la argentina. No es un fenómeno como el del tango, pero algo está pasando”, asegura.
–En su CD reúne a la murga con el tango, que hoy se ven como dos mundos separados.
–Sin embargo en el barrio no es así. ¿Cuántos murgueros hay, como el Flaco Dani, que naturalmente bailan tango? ¿O cuántos cantores de murga vienen del tango, como el gran José Luis Lagora, que falleció hace poco? Cáceres dice que la murga es la catarsis del tango, y yo lo siento así. No tengo pretensión de reformular nada. Para mí es como si quiero armar una parrilla en el patio de mi casa: no hay nada que inventar, voy y busco una chapa, unos ladrillos... La hago con lo que hay.
–¿Cómo ve el panorama del movimiento murguero con el próximo gobierno de Macri?
–Desde el movimiento murguero se ve con algo de preocupación. Hay muchas dudas, sobre todo, si se va a perder la fiesta callejera, qué va a pasar con los espacios públicos, si van a ser de la gente o de quién... A nosotros nadie nos regaló nada, fueron muchos años de lucha para lograr poco a poco cosas, sobre todo la ordenanza. Seguiremos luchando por la defensa de los espacios públicos.
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