- Un público mayoritariamente treintañero llenó anoche el estadio de River. Pero a diferencia del reciente regreso de Soda Stereo, esta vez, al menos en la previa, lució menos eufórico. Como si lo guiara más una expectativa musical que el deseo de encontrarse con su propio pasado.

- La filmación del DVD en la Argentina hizo que la parafernalia tecnológica se potenciara. Y también los recaudos. En todos los accesos al estadio había avisos que remarcaban el hecho de que el público daba, al entrar, conformidad para que su imagen fuera utilizada. Cobertura legal, que le dicen.

- Afuera de la cancha, las remeras con la foto oficial de la gira valían entre 25 y 30 pesos. Adentro, 50. Las chicas optaban en general por la musculosa, que valía 40. Especialmente en el sector VIP nadie reparaba en gastos: ya habían pagado 400 pesos por su entrada. Los que se habían gastado casi todo podían optar por un humilde poster, a 10 pesos.

- Los controles mostraban una actitud desconcertante: no le preguntaban a nadie si estaban entrando con pirotecnia, pero requisaban elementos tan peligrosos como los desodorantes y las botellitas de agua mineral. Adentro, la gaseosa se vendía a cinco pesos.

- Fiel a sus vieja vocación solidaria, Sting aprovechó la ocasión para difundir una buena causa: la de Water Aid (www.wateraid.org), que denuncia que cada año mueren en el mundo dos millones de niños por falta de agua. Sting instó al público a tomar conciencia.