El hombre del segundo piso no debe tener menos de 70. Tiene a su mujer al lado, el mate en la mano y un perro negro, furioso, atado al balcón. Es el crepúsculo y, debajo suyo, sobre la diagonal Rivadavia, hay una marea humana multicolor. Al momento de subir Los Gangsters, banda soporte del plato fuerte, deben ser 10, 15 mil. Hay de todo: desde familias enteras –o sea, trigeneracionales– hasta el sector más importante de la hinchada de los Ratones Paranoicos –la banda del Oeste– con banderas, paraguas... ¡y bombo! Está todo dispuesto para que sea una gran fiesta, la segunda del ciclo Rock y Arena que organiza, produce y banca el Municipio de la Costa con un doble fin: recordar al país las bellezas de ese mar que no es Mar del Plata y reinstalar que el rock no sólo vive en las playas “top”. Mar de Ajó, también, puede ser una buena plaza. Y aquí tocarán Los Ratones, cuando el sol termine de ponerse. Gratis y para todos, literalmente: para el que vive y espera en un paraje donde no pasa nada diez de los doce meses del año, y para el que vacaciona y vive donde pasa todo... lo disfrutable y lo despreciable. Para la parva de rolingas desbordados por el rock y para ese hombre de 70 –o más– que no para de agitar.

Es el primero que se quita la remera, la arruga y la revolea cuando Juanse pisa escena, de espaldas al mar y de frente a los seis edificios, con sus balcones abarrotados, que pueblan la diagonal. El batallador Sarcófago a la derecha, Rubén Gaitán –un lujo de armoniquista– más al extremo, Roy, inmutable, detrás y la otra “estrella” de la noche, a su izquierda. Pablo Memi, el bajista original de los Paranoicos, da uno de los primeros pasos desde su regreso, luego de diez años sabáticos, y la banda suena increíble, compacta, llena. “Me mata Memi –dispara Toti, el ¿ex? joven pordiosero mimado por Juanse–, le da un sonido increíble.” No se refuta: “Ceremonia en el hall”, primer tema, parece triturar el cemento de Mar de Ajó. La banda de arriba despliega una dinámica renovada, feliz, y la de abajo se apoltrona contra las vallas. Pide más rock and roll y lo recibe: “Sucia estrella”, “Enlace”, “Rock del pedazo”, “El vampiro” –rhythm & blues para lucimiento de Gaitán– y “Para siempre”... una especie de “enganchados de hits” todo uso con algún guiño para los más exigentes.

Y entre ellos –pocos– el preferido de Memi. Juanse le guiña el ojo y arranca “Wha-Wha”, un regalito sacado de Fieras lunáticas (1991). Un lado B de los buenos y, claro, apto para ambientar: “Es noche de verano (...) los chicos del barrio tocan en la esquina (...) sobre sus cabezas algo se ilumina / la guitarra suena y un amigo mira”. Un pico alto del set. Otro es “Isabel”, con una zapada extensa que termina casi funk sumada a una melodía sensual de por sí, y “Boggie”, de Tómalo o déjalo (1990), que da margen para un solo –nostálgico– entre Roy y Memi, y una posterior ovación colectiva. “Diez años descansando y ahora tiene que trabajar”, bromea Juanse. Siguen “Vicio” –cantado por Toti–, “Rock del gato”, “Cowboy”, “La banda de rock and roll”; la banda del Oeste, pidiendo más, y el joven de 70 que arde en llamas hasta el último tema... secuencias que sólo se pueden registrar en verano y con el relax de las vacaciones: el viejo ratón le puso el pecho al rock and roll.

Una postal más entre tantas del Rock y Arena, que ya va por su cuarta edición y que este año inauguró en San Clemente, el pasado miércoles, con Los Tipitos. Y prosigue este miércoles con Catupecu Machu en Mendoza y Dardo Rocha (San Bernardo), el sábado 19 con Los Cafres en Mar de Ajó, el 23 con La Portuaria en San Martín y Plaza de las Banderas (San Clemente), el 26 con Kapanga (San Bernardo), el 30 con Los Pericos (Costanera y Calle 39, Santa Teresita). En febrero, el ciclo continúa con La Mancha de Rolando en Mar de Ajó (sábado 2), otra vez Los Ratones (el miércoles 6 en San Bernardo) y concluye el sábado 9 con Rata Blanca en Santa Teresita. El evento se transmite por nueve radios FM de la costa, cinco canales zonales y uno nacional (el 9), que transmitirá retazos durante marzo. “Miramos el éxito y aceptación en el mundo de los espectáculos en lugares públicos, con libre acceso y gratuitos, como el Live Music en Hyde Park en Londres, Berlin Rock Festival, Seaport Musical Festival en Pier 17 New York, y queremos lograr algo similar, en la medida de nuestras posibilidades”, remarca Guido Forcieri, productor, mientras supervisa que haya fernet, coca, cerveza y sanguchitos de miga para los Ratones, antes de que Mar de Ajó estalle durante uno de los mejores shows que dio la banda –sin exagerar– en los últimos cinco años.