MUSICA › MARIA ESTELA MONTI PRESENTA “CIUDAD SECRETA”, SU NUEVO DISCO, EN EL CLUB DEL VINO
Cuando el tango tiene voz de mujer
Exponente de lo mejor de las nuevas voces, Monti dice que “hay que faltarle el respeto al tango, en el mejor sentido”.
› Por Karina Micheletto
Poco a poco, el tango se va poblando de voces femeninas, y hay para todos los gustos, desde las más arrabaleras hasta las decidoras más dulces. María Estela Monti es una de esas nuevas voces, que desde el comienzo sumó autores contemporáneos a su repertorio. “Si hay gente que está componiendo hoy, los intérpretes tenemos el compromiso de prestar atención a lo que hacen”, explica. Su debut, Ciudadana, fue nominado al Grammy Latino, y ahora presenta Ciudad secreta, donde recorre un par de clásicos y temas menos rescatados como Una canción, de la dupla de La última curda, Troilo y Castillo. Entre las nuevas letras está Alas de tango, que había grabado en Orozco León Gieco, que la acompaña como invitado. “Cuando me nominaron al Grammy estuve en Los Angeles cenando con León en el homenaje a Santana”, cuenta Monti. “Le dije que tenía ganas de hacer algo con él pero nunca me había animado a acercarme. Ahí pude confirmar su calidad humana y musical.” La cantante actúa este domingo a las 20 en el Club del Vino (Cabrera 4737) junto a los músicos del disco: Nicolás Guerschberg, Alejandro Manzoni, Ruy Carlos Alonso, Gabriel Rivano y Bernardo Baraj. “El fenómeno artístico se arma con los músicos, son el soporte de esto”, dice. En el disco de Monti –con larga experiencia como docente y preparadora de coros– hay un tema folklórico, Zamba del ángel, de Ariel Petroccelli, en ritmo de marinera, y un rescate, Te lo digo por tu bien, un tango reo escrito por Oscar “Cacho” Valles. “Me engancho con lo que dice cada tema sin fijarme en la época, si es de la guardia vieja, del ’40, del ’50 o moderno. No hago caso a los prejuicios”, dice sobre su repertorio.
–¿A qué se refiere?
–A que hay que faltarle el respeto al tango, en el mejor sentido: es ese riesgo el que puede hacer crecer al género. Si no, nos quedamos con el tango de naftalina. Tengo un hijo de 20 años y él se acercó a través de Piazzolla y Eladia Blázquez, si hoy un chico se acerca a través del tango electrónico, bienvenido. Después entramos en la polémica de cómo lo llamamos: tango, música de Buenos Aires... Es una polémica tonta, nadie puede decir que Piazzolla no identifique a esta ciudad. Lo que sea bueno va a perdurar, y si no, en unos años no va a estar y nadie lo va a llorar.
–Hay quienes dicen que no aparecen nuevas letras buenas.
–A lo mejor se quedaron con tres o cuatro que no les convencieron, pero hay que buscar. Yo tuve la suerte de encontrar a Raimundo Rosales y Marcela Bublik, dos autores de la asociación de nuevos autores Letrango. Por supuesto que no están hablando de las mismas cosas porque Buenos Aires no es la misma, es lógico que se refieran a los desaparecidos, el desgarro de una separación o la Buenos Aires de acero de hoy. No pueden seguir hablando del percal y el fango, porque, salvo en los baches, no hay más.
–Hay cada vez más voces femeninas. ¿Eso es bueno o malo?
–Siempre es bueno que se acerque gente nueva, hombres o mujeres. Pasa lo de siempre: cuando un género se pone de moda llegan muchos porque hay laburo, y después va decantando y quedan los que llegaron con algo propio para decir. Entre las mujeres lo bueno es que hay muchas con maneras renovadoras de cantar, por ahí los hombres se quedaron más con el estereotipo de Gardel o Julio Sosa. La única condición es saber de qué estás hablando, desde la historia hasta el contexto social.
–¿Y cómo se hace para encontrar un nombre propio?
–Primero hay que hacer lo que uno quiere: buscar un camino, elegir temas con cuidado y respeto. Después, si podés diferenciarte va a ser a través de tu interpretación, de la visión que puedas aportar al género. Romeo y Julieta fue escrito por Shakespeare, pero hay tantas Julietas como actrices. Grisel es una sola, pero cada persona que canta va a tener una mirada diferente. Esa es mi búsqueda.
–¿Qué puede transmitir una maestra de canto y qué no?
–Enseñar canto es entregar herramientas para que la emisión de voz no sea un problema, que la preocupación pase por la interpretación y no por lo técnico. Pero un profesor no puede hacer a un cantante: hay personas que cantan y hay cantantes. No estoy hablando de calidad, porque hay cantantes que técnicamente no son impecables, como Serrat o León, pero conmueven, cada palabra te llega; y hay perfecciones vocales con las que no pasa nada.