Lunes, 25 de febrero de 2008 | Hoy
MUSICA › NOTABLE PRESENTACION DE CAFE TACVBA EN EL GRAN REX
El cuarteto mexicano ratificó su idilio con el público argentino. Presentó su último CD, Sino, y tocó todos sus hits.
Por Roque Casciero
Integrantes: Rubén Albarrán (voz y guitarra), Joselo Rangel (guitarra y voz), Emmanuel Del Real (teclados, guitarra y voz), Quique Rangel (bajo, guitarra y voz), Luis Ledezma (batería).
Lugar: Teatro Gran Rex, viernes 22 y sábado 23 de febrero.
Público: 3500 personas.
Duración: 2 horas 40 minutos.
Cada vez se hace más difícil describir un concierto de Café Tacvba sin caer en lugares comunes, por lo general cercanos al panegírico, simplemente porque el cuarteto de Ciudad Satélite siempre genera momentos inolvidables en sus shows. La ejecución es perfecta, el clima caliente, la buena onda fluye desde y hacia el escenario, las canciones son excelentes, el sonido sin máculas... ¿Qué hacer, entonces? ¿Hablar de la vestimenta de los músicos y de la puesta en escena, repasar la lista de temas (sin destacar grandes aciertos porque, claro, ¡todos los temas lo son!)? Es el camino obvio a transitar y hay que hacerlo, puesto que el racconto de un concierto quedaría rengo sin eso, pero también es interesante analizar el momento de Café Tacvba, una banda que lleva 17 años de trayectoria impecable, en la que nunca faltaron creatividad, riesgo, ingenio, humor, profundidad y variedad. Y conciertos en los que es imposible quedarse sentado, pese a que las butacas del Gran Rex hayan pretendido obrar como vallas en esta visita del cuarteto para presentar su disco Sino: cuando Rubén Albarrán invita al “taconeo”, nadie puede resistirse.
A menudo se compara a los Cafetas con Radiohead y no suena exagerado, porque además de su nivel como banda, los mexicanos han seguido una trayectoria similar a la de Thom Yorke y los suyos, aunque con características propias. Al principio, CT era un emblema de la avanzada latina de los ’90 que mezclaba raíces con rock, belle pop y adecuadas dosis de ska. Luego, en Re, el grupo se despachó con una obra monumental, de digestión sencilla pero sin efectos secundarios ante la exposición prolongada. Y después de las giras que le siguieron al disquito de covers Avalancha de éxitos, Tacvba se replegó –como Radiohead en Kid A y Amnesiac– y volvió con dos discos, Revés/Yosoy, uno de los cuales era casi enteramente instrumental. Pusieron a prueba a sus fans y la respuesta argentina los marcó: el público “cantaba” las melodías como en ninguna otra parte. Cuatro caminos los mostró más rockeros y menos “folklóricos”, con un baterista invitado para reemplazar a la máquina de ritmos y con nuevas influencias como los Flaming Lips, pero sin ceder un centímetro de personalidad. Y Sino los muestra recuperando las influencias del tecnopop de los ‘80 y el rock progresivo, convencidos de que ya no están para tanta vanguardia, pero siempre sólidos y lúcidos a la hora de componer.
Y es precisamente ese cambio de actitud, que tiene algo que ver con haberse asumido como clásicos, el que mostraron tanto en esta visita como en la anterior, a fines de 2007: no por nada después de dos horas de show Albarrán anunció que había llegado “el momento de la complacencia”. Más allá de posibles cortocircuitos idiomático-regionales (¿Cafeta complaciente?), lo cierto es que ya no había lista de temas y era el público el que elegía qué canción no podía faltar esa noche. Difícilmente hubiera sucedido algo así en la época de Revés/Yosoy, pero los tiempos y las personas cambian. ¿Reemplazaron los Tacvbos el chip de artistas por el de entertainers? En todo caso, los shows de la banda nunca les rehuyeron a los hits, y ningún fan presentó sus quejas a la salida.
Todo había comenzado igual que en Sino, con “Seguir siendo” y “Tengo todo” pegaditos, y enseguida la referencia triple al pasado más reciente, con “EO”, “Cero y uno” y “Puntos cardinales”. Luego los Tacvbos se pasearon por su discografía. A partir de “Ingrata” el taconeo ya fue un descontrol, que continuó en “Alarma” y “Chilanga banda”. Y en “Chica banda” unas cincuenta damas aceptaron la invitación de Albarrán para subir a bailar al escenario: lo abrazaron, lo besuquearon, le sacaron el micrófono, ¡lo alzaron en andas! Los mexicanos dejaron el escenario tras el cover de Los Tres “Déjate caer”, y volvieron con “Eres”, “El baile y el salón”, “De acuerdo” y “El puñal y el corazón”. Otra vez se fueron, otra vez volvieron, con “El espacio” y “Esa noche”, y ahí empezó “la complacencia”, con “Rarotonga”, “María”, “El metro” y “Las persianas”. Incansables, terminaron con “Cómo te extraño” y “Pinche Juan” mezclada con “Y es que...” En resumen, un gran concierto de Café Tacvba. Como siempre.
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