Dom 20.04.2008
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MUSICA › NEW YORK DOLLS Y UN CALIENTE SHOW EN EL TEATRO

Muñecas con el ADN del rock’n’roll

A pesar de presentar sólo dos miembros originales, el grupo neoyorquino conserva todo lo necesario para demostrar sobre el escenario que ha sido la inspiración de muchos. ¿Comienza un romance estilo Ramones?

› Por Roque Casciero

Si algún científico delirante se propusiera encontrar el ADN del rock and roll, quizá descubriría que tomó la forma de cinco tipos que se hacen llamar New York Dolls. Porque ellos condensan todo lo que el rock había dado hasta el momento en que se formaron, en 1971: el encanto pop de los girl groups, la profundidad del blues, el impacto del primer Elvis, la sexualidad explosiva de Los Rolling Stones, la banda sonora de la suciedad callejera de la Gran Manzana con algún eco de Velvet Underground, la desfachatez de Iggy Pop... Con todo eso, amparados por artistas y prostitutas en la parte más sórdida de su ciudad, las Muñecas bravas construyeron un cóctel sucio y desprolijo que, además de ser la síntesis el pasado, se adelantó al futuro. Hace unos días el cantante David Johansen le dijo a Página/12 que a ellos les echaban la culpa de todo. ¡Es que la tenían! Sólo hay que ver a los Dolls en vivo, como el jueves y viernes pasado en El Teatro, para entender de dónde salieron tanto el punk de los Ramones y los Pistols como el glam rock de David Bowie, el rock-espectáculo de Kiss y el hair metal en pleno.

La historia, que suele no ser generosa con aquellos que se adelantan a su tiempo, no hizo la excepción con los NYD, y la banda se disolvió en 1977, sin siquiera arañar la gloria que merecía. A eso le siguieron las muertes del guitarrista Johnny Thunders y el baterista Jerry Nolan (que había reemplazado a Bill Murcia, fallecido por sobredosis). Fue a Morrissey, antiguo presidente del club de fans de los Dolls en Inglaterra, a quien se le ocurrió que los tres sobrevivientes harían bien en juntarse. Cuando empezaban a rockear otra vez, nueva tragedia: murió el bajista Arthur Killer Kane. Aunque sólo quedaban Johansen y el guitarrista Sylvain Sylvain, la suerte estaba echada: los NYD habían vuelto a vivir. Y eso se nota cuando se los ve sobre el escenario, señores de 50 y pico con las ganas de tocar y de disfrutar que exhiben los sobrevivientes. Encima han tenido la lucidez para elegir a los tipos perfectos para llenar los huecos. El bajista Sami Yaffa (ex Hanoi Rocks) puede sostener él solito a cualquier banda de rock and roll, pero en tándem con el baterista Brian Delaney, los tipos son directamente asesinos. Y el violero Steve Conte no se achica aunque esté en el lugar de una leyenda como Thunders: tiene exactamente la actitud necesaria para ser una Muñeca de Nueva York.

El show del viernes en El Teatro tuvo casi el doble de público que el del día anterior, y la diferencia se sintió en la intensidad arriba y abajo del escenario. A la lista de temas, calcada, el segundo día le agregaron “Gotta get away from Tommy” porque nadie parecía haber tenido suficiente rock and roll. Pero vaya si rockearon estos auténticos decadentes neoyorquinos, aunque ya no parezcan travestis mal entrazados como en los ’70. El comienzo con “Babylon” electrificó el ambiente, con Sylvain ya puesto a hacer su jueguito de tirar la púa al aire y recogerla antes de que caiga, y Johansen casi imperturbable, con el

look más sobrio de todos: pantalones y campera negra, remera blanca (que le dejaba ver la pancita) y una chalina fucsia. La voz del cantante no sufrió nada el paso del tiempo, con ese tono tan jaggeresco como su cara, y se bancó incluso covers de Janis Joplin (“Take another piece of my heart”) y Bo Didley (“Pills”). Sylvain, que no se sacó el gorro en toda la noche, cantó un fragmento de “You can’t put your arms around a memory” como homenaje a su autor, Johnny Thunders, que la banda enganchó con “Lonely planet boy”.

Los momentos más calientes fueron con los viejos temas más conocidos, como “Looking for a kiss”, “Trash” y “Subway train”, aunque algunos recientes como “Dance like a monkey” y “We’re all in love” también encendieron a un público inesperadamente devoto. ¿Será el comienzo de un nuevo romance, como sucedió antes con los Ramones? Algo así se palpaba en el aire durante el show. El final fue con una versión incendiaria de “Jet boy”, después de que Johansen agradeciera a “Buenos Aires, la ciudad del humo”, y el bis con el máximo hit de la banda, “Personality crisis”. Pero no hubo ninguna crisis de personalidad para ellos: con sólo dos miembros originales, sí son los New York Dolls. Y sí, son el ADN del rock’n’roll.

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