Sáb 26.04.2008
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MUSICA › MARIA RITA, UNA DE LAS GRANDES INTéRPRETES DEL BRASIL

La heredera tiene voz propia

La cantante habla de la “carga” y el “orgullo” que implica ser hija de Elis Regina. Con tres discos notables en su haber, mañana actuará, gratis, en el Auditorio Buenos Aires.

› Por Karina Micheletto

Imposible evitar la referencia biográfica: ella es hija del pianista Cesar Camargo Mariano y de una leyenda, Elis Regina. Con semejante herencia dice que le costó, y le sigue costando, sacarse de encima las comparaciones, bien y mal intencionadas. Hace unos seis años que es Maria Rita a secas: suprimió el apellido paterno y se largó a mostrar su propia música, hecha de la más pura MPB, lejos de mezclas de esas que están tan de moda, y que siempre traen algo de “electro”, “lounge” o “chill out” pegado. No le fue nada mal. Con tres discos de estudio –ganó premios Grammys latinos, hizo sonar cada noche ante millones el tema “Encontros e despedidas”, de Milton Nascimento, en la telenovela Señora del destino–, se posicionó como una “nueva voz” del Brasil. Mañana a las 22.30 cantará en Buenos Aires, y gratis, en el Auditorio Buenos Aires (Pueyrredón 2501), como cierre del Festival Arte Contemporáneo en Vivo, de Telecom.

Maria Rita habla un fluido español que aprendió en Nueva York, primero escuchando hablar a su padre con amigos latinos –casi todos músicos y actores–, más tarde con sus propios amigos, luego estudiando en la universidad. Dice que quiere aprovechar para practicar la lengua y cuenta que traerá el mismo show que está mostrado ahora en Brasil, centrado en su último disco, Samba meu, “pero también con vistas a otros álbumes, con canciones que al público le gusta escuchar, de esas que al final ponen a todos de pie, y los deja cantando y sonriendo”. “Lograr eso es, en realidad, el objetivo principal de mis shows”, aclara.

–Al comienzo de su carrera fue acusada de copiar el estilo de su madre. ¿Llegó a ser una carga lo de ser “hija de”?

–¿Al principio de mi carrera? ¡Continúan acusándome! Es más fácil decir que copio a entender y analizar los parecidos lógicos, por el hecho de que somos madre e hija, y lo que tiene de particular lo que hago yo. Han llegado a decir que yo era el fantasma de mi madre... No diría que fue una carga, por el gran orgullo que me produce llevar esta herencia. Pero sí fue una preocupación para mí, el sentir la presión, la necesidad de la prensa de colocarme como “la sustituta”. Muchos críticos en Brasil dijeron que yo estaba empezando donde mi madre interrumpió su carrera a su muerte. Y yo no puedo aceptar eso, ni como cantante, ni como su hija. Quiero ser respetada por mi propia historia. Mi preocupación principal es dejar en claro para todos que yo no quiero ser su sustituta, pero soy su hija, y no lo voy a esconder. Elis es tan grande en la cultura brasileña, no sólo musical, que es un marco para todos los cantantes, hombres y mujeres. Yo soy su hija, por lo tanto tengo su herencia, pero somos dos personas completamente diferentes. Todavía tengo que explicarlo...

–¿Qué consejo le dio su padre cuando le dijo que quería empezar una carrera artística?

–El mío no fue el tipo de padre que da consejos. Somos cinco hermanos y a todos siempre nos dijo lo mismo: mi sueño mayor como padre es que sean felices. Nada más, nunca nos sugirió o incidió para que siguiéramos la carrera artística. Recuerdo el día en que me dijo: ¿Tú quieres ser periodista, quieres seguir una carrera de investigación en la universidad? ¿Quieres cantar, quieres dedicarte a otra cosa? Tranquila, serás lo que debas ser, preocúpate por ser feliz. Fue una completa libertad la que nos dio. Por supuesto, siempre existe una presión muy grande, sabía que me disponía a continuar una vida pública, como la de mi padre.

–¿Y cómo fue el salto de la universidad al escenario?

–No fue un salto abrupto, porque yo siempre estuve en relación con la música, de pequeña. Pero sí, pasé de unos años de estudiante a tener una vida completamente distinta. Me recibí, tengo mi diploma en Comunicación Social y Estudios Latinoamericanos. Me gustó mucho la carrera porque me presentaba la posibilidad de entender muchas cuestiones, me dio una formación crítica de la cultura, por ejemplo. Y yo, que siempre fui una persona muy curiosa, lo aproveché mucho. Luego, llegué a trabajar escribiendo en una revista, pero cuando era adolescente, como una pasantía, nada más. Pero siempre tuve en claro que lo que me interesaba de la carrera era la formación crítica, lo que podía tomar de allí para entender de una forma más amplia el mundo.

–Después de vivir muchos años en Nueva York volvió a Brasil, y allí comenzó su carrera. ¿Los años de extranjería se reflejan en su música?

–Sí, por supuesto, somos producto de todas las experiencias que vivimos, musicalmente también. Las experiencias musicales que tuve en Nueva York fueron muy enriquecedoras para mí: tenía una amiga greco-americana, con ella me acostumbré a escuchar música griega. Luego, otra coreana, con ella descubrí músicas que me parecían de lo más extrañas. Otra cubana, y otra portorriqueña, y otra mexicana, y así. Y, por supuesto, escuché toda la música negra americana, del hip hop al pop o el jazz. Esa fue mi vivencia en Nueva York, la que me dio sobre todo una noción muy grande de que uno nunca pierde sus raíces, pero no hay límites para la música.

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