LITERATURA › LUIS GOYTISOLO GANó EL PREMIO ANAGRAMA DE ENSAYO
Naturaleza de la novela propone un itinerario por su origen, sus características, quiénes fueron los hacedores de este género y cuándo y por qué entró en crisis. “Un ensayo nada académico”, lo definió el editor Luis Herralde.
El fantasma de la extinción produce la tensión de una cuerda a punto de cortarse. Cuando parece que se rompe definitivamente, se sacude como un animal incómodo ante una presencia extraña. Y entonces comienza la mutación, la metamorfosis. Luis Goytisolo obtuvo el 41er Premio Anagrama de Ensayo, dotado de 8000 euros, con Naturaleza de la novela, que presentó con el título de Heráclito y Parménides y el seudónimo de Alejandro Tomás. El libro, que se publicará en mayo, propone un itinerario por el origen de la novela, sus características, quiénes fueron los hacedores de este género y cuándo y por qué entró en crisis. El “nudo gordiano” que desata parte del vínculo con el Renacimiento, la imprenta y la secularización. A partir del Quijote, el narrador español analiza las evoluciones sucesivas durante los siglos XVII y XVIII hasta llegar al período de auge, de mediados del siglo XIX a mitad del XX. En el camino se dan cita una multitud de maestros que han trazado sus huellas en la historia del género: Flaubert, Zola, Balzac, Dostoievski, Dickens, Hemingway y Faulkner, entre otros autores emblemáticos. El editor Jorge Herralde lo definió como un ensayo “muy sintético y nada académico”, escrito por un novelista, no por un filólogo o un crítico, que concluye con “un canto a la persistencia de la gran literatura”. “La novela está en fase de transformación. No acabará, pero será distinta”, aclaró Goytisolo, miembro de la Real Academia Española desde 1995.
No es el primer premio que recibe el hermano de los también escritores José Agustín (1928-1999) y Juan Goytisolo (1931). Nacido en Barcelona en 1935, Luis ganó también el Premio Biblioteca Breve con su primera novela, Las afueras (1958). Después siguieron muchas novelas, entre las que cabe destacar la aclamada tetralogía Antagonía, integrada por Recuento, Los verdes de mayo hasta el mar, La cólera de Aquiles y Teoría del conocimiento. Y luego, también, fueron llegando los reconocimientos, como el Premio Nacional de Literatura y el de la Crítica. En el flamante ensayo ganador del Anagrama, Goytisolo sondea algunos tópicos que trató de manera tangencial en sus artículos ensayísticos y literarios reunidos en El porvenir de la palabra (2002). La crisis y el “declive” acelerado de la ficción, en las últimas décadas, le permitieron reflexionar sobre la novela desde una nueva óptica. El narrador español señaló que su visión es “realista” pero “no apocalíptica”. Quiere ser “positivo y optimista” respecto de la gran literatura. “Igual que en la actualidad leemos a cualquier escritor griego clásico, en formatos e idiomas para ellos impensables, igual pasará con las novelas actuales”, auguró el narrador español. “La novela, tal como la conocemos hoy, está muy vinculada con el renacimiento, la imprenta y la secularización. El hecho de poder leer en privado cambia completamente la naturaleza del género. Los hábitos y el empleo del tiempo siempre han condicionado el género”, explicó el autor barcelonés y agregó que en los nuevos hábitos sociales y de consumo cultural divisa uno de los motores que impulsan la crisis de la novela.
Goytisolo sitúa el punto de inflexión en los años cincuenta del siglo pasado, momento en que se producen transformaciones en distintos ámbitos sociales y culturales. Contra el remanido cliché de la irrupción del cine como ocaso de la novela, opinó que cine y literatura “se han beneficiado mutuamente”. Sin embargo, el problema fundamental del género novelístico empezó en la década de los años ochenta, cuando aparecieron otros factores que embarraron la cancha de los pronósticos, como “la mayor dedicación a ver televisión, Internet y la informática, que han acabado afectando a la novela y también al cine”. La eclosión de la revolución digital puso en jaque los paradigmas conocidos, como la imprenta lo hizo allá por el siglo XV. El futuro, aseguró el autor de Estatuas con palomas, es muy difícil de imaginar. “El mundo digital cambia a tanta velocidad que no sabemos lo que pasará, lo mismo que con los hábitos de consumo.” Se podría conjeturar que el principal obstáculo reside en la capacidad de imaginar el mañana. Goytisolo suele ser etiquetado como un autor con interpretaciones pesimistas. Por momentos, más allá del deseo de ser “realista” –cada quien le imprimirá a esta peliaguda palabra la carga que le quiera asignar–, la balanza se inclina hacia el pesimismo que intenta evitar. “Si alguien no está educado enteramente, no hay ningún motivo para seguir escribiendo, los autores se irán agotando”, vaticinó y confesó que teme que la lectura se convierta en una actividad especializada y que la gran mayoría deje de leer obras de creación literaria. “Me preocupa que la literatura se convierta en algo prescindible, accesorio –postula en el epílogo del ensayo premiado–. El libro impreso se convertirá en un objeto de coleccionismo, algo así como un vino de reserva para sibaritas.”
Naturaleza de la novela no es una crónica fúnebre sobre la extinción del género –declaró Goytisolo–, sino un canto a la pervivencia de la novela: “La gran literatura, las grandes novelas, eso es algo que no se extinguirá”.
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