LITERATURA › ENTREVISTA AL POETA, MúSICO Y PERFORMER ARNALDO ANTUNES
El brasileño presentará la antología poética bilingüe Palabra desorden en la 40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en la que San Pablo será la ciudad invitada. “El deseo de un artista genuino tiene que ser alterar la vida interna de las personas”, dice.
› Por Silvina Friera
“Quien declara su amor/ en la noche fría/ ¿en un día de calor/ callaría?” Un poema de Arnaldo Antunes viene a la mente –tal vez por las altas temperaturas– cuando el taxista dice, con la entonación de quien anuncia una buena noticia, que ya está en Vila Madalena, el barrio de la bohemia artística y los bares paulistanos. El paisaje cambia; los sonidos también. No hay edificios tan altos. Abundan las casas coloridas, las plantas y los árboles; hay rosas chinas y hasta maracuyás enredados en los postes. En la calle dos Macunis, la oscuridad eclipsa la poca luz vacilante de la tarde. Cuesta mucho –con o sin anteojos– leer los números. El taxista avanza ahora más despacio, como tanteando el terreno, hasta que señala una entrada con la certeza de que es ahí. Los perros ladran con ese modo desmesurado y risible de alertar que hay intrusos. El poeta, músico y performer –que presentará la antología poética bilingüe Palabra desorden (Caja Negra) en la 40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde San Pablo será la ciudad invitada– recibe a Página/12 con café y unos dulces de jengibre que trajo de una gira musical que hizo recientemente por Macao (China). “La poesía es riesgo, una aventura, una indagación, una manera de sensibilizar y cargar el lenguaje de sentido”, plantea Antunes.
La antología bilingüe, que se publica por primera vez en la Argentina, es una primera aproximación a su obra poética. Incluye poemas de Psia, Tudos, As coisas, Nome, 2 0u + corpos no mesmo espaço, Palavra desordem y Et Eu Tu, traducidos por Ivana Vollaro y Reynaldo Jiménez; un prólogo de Gonzalo Aguilar y, a modo de bonus track, el apéndice “Sobre el origen de la poesía”, un breve ensayo del poeta. Antunes tiene en su haber más de una docena de poemarios publicados, siete discos grabados como miembro del grupo Titãs, una de las bandas más importantes del rock brasileño de los años ’80; un disco con Os Tribalistas, con Marisa Monte y Carlinhos Brown; y diez discos como solista. Además montó numerosas exposiciones de arte, poesía visual, instalaciones y videos dentro y fuera de Brasil. Ni la experiencia ni la experimentación logran menguar el asombro y la alegría cuando tiene en sus manos la bellísima edición de Caja Negra. “Me ha gustado mucho la traducción y selección de Ivana y Reynaldo –pondera el poeta–. Yo pude acompañar este trabajo y conversar con ellos respecto de las soluciones encontradas. Estoy muy contento porque es la primera vez que veo el objeto-libro.”
Antunes relata una escena iniciática: la primera vez que escribió un poema. Tenía 13 años y no sabía aún que en un futuro no tan lejano inauguraría el itinerario de una búsqueda artística con el eje en la palabra, los sonidos, el ritmo. En la escuela, en 1973, una profesora les pidió a sus alumnos una redacción, un simple ejercicio escolar. “Escribí un poema y ahora me doy cuenta de que en esa época tenía el deseo de subvertir la sintaxis y la gramática –cuenta Antunes–. Yo hice un poema en que la sílaba final de un verso tenía el mismo sonido de la sílaba inicial del verso siguiente. Entonces encadenaba el poema. A la profesora le gustó y me lo pidió para leerlo en clase. Ya entonces estaba el deseo de experimentar.”
–La palabra poética tiene por naturaleza una dimensión sonora, una dimensión visual y de sentidos también. El sonido me llevó a hacer canciones. El trato con las palabras me llevó al deseo de entonar. Y esto me impulsó a la música y a las artes visuales, buscando una entonación gráfica o algo así. Yo creo que la poesía tiene mucho movimiento: el sonido trae el sentido. El ritmo es un trabajo cuerpo a cuerpo con la sonoridad del poema que va haciendo emerger los sonidos. Según Paul Valéry, la poesía es una excitación entre sonido y sentido.
–Sí, la relación entre los nombres de las cosas y las cosas es una cuestión que está presente. La poesía transforma la lengua como la estamos utilizando ahora en esta charla, en la comunicación. La lengua es algo que está entre nosotros y las cosas. El uso poético de la lengua acaba creando una opacidad en que las palabras dejan de ser una intermediación entre nosotros y el mundo, y pasan a ser un acceso directo y sensible al mundo. Las palabras en sí se cosifican y adquieren otra dimensión.
–Mi generación recibió con mucha más naturalidad esa poesía que en la época en que había surgido, cuando causó tanta polémica y reacciones diversas, justamente por su osadía, sus desafíos y experimentaciones, por el diálogo de la poesía con otros lenguajes. Todo eso fue muy chocante en aquel momento. Mi generación combinó la información de la poesía concreta con la música popular porque Augusto de Campos escribió muchas cosas sobre bossa nova, Tropicália y se aproximó a Caetano Veloso, que musicalizó algunos de sus poemas. Y había revistas de poesía que publicaban a los poetas concretos junto con los poetas más jóvenes; todo un universo de la contracultura que estaba cercano a la canción popular. Todo esto llegó con mucha naturalidad. Yo fui muy influido por la poesía concreta. Pero mis influencias vienen de varias áreas: de los poetas modernistas como Carlos Drummond de Andrade, João Cabral, Manuel Bandeira, Vinicius de Moraes, de la tradición de la canción. Todo esto fue construyendo mi sensibilidad.
–Un poema que genera esta conclusión de que el silencio no se lee está en los espacios entre las palabras, en el blanco de la página. Hay muchas maneras de pensar el silencio. No hay un silencio absoluto, pero sí gradaciones de silencios, de sonidos. Los intervalos y las pausas son como una materia prima, una fuente adonde vamos a hacer nuestros ritmos. Ese poema tiene la gracia de la sonoridad, esa asonancia entre silencio, y se lee casi una desdicha de lo que está dicho en el poema. En verdad es una paradoja. Mis poemas están llenos de juegos de lenguaje y ambigüedades.
–Intento dar un golpe en la conciencia de las personas y mover la sensibilidad al mismo tiempo. Yo creo que conciencia y sensibilidad son fases de un mismo proceso y se traducen mutuamente; son maneras de alterar los sentidos de quien recibe un poema. No me gusta la idea de que un trabajo artístico venga a confirmar aquello que las personas tienen preestablecido en su forma de sentir el mundo. El deseo de un artista genuino tiene que ser alterar la vida interna de las personas.
–Sí, mucho más que las certezas. Me gustan más las excepciones que las reglas (risas).
–Es un título de un libro que publiqué aquí en Brasil, un libro de frases sueltas, una especie de compilación anti slogan que usaba la estructura del proverbio y de las frases hechas con una diagramación de las palabras muy diversa. Este libro tiene muchos trocadilhos (juegos de palabras); había uno por cada página que en esta antología diagramé de otra manera. Palabra desorden es un título que acaba traduciendo muy bien mi poesía por la subversión de las formas, por el deseo de cambiar el orden de las cosas con el lenguaje.
En 1979, los padres de Antunes se fueron a vivir a Río de Janeiro y él los acompañó. Un año después regresó a su ciudad natal. “San Pablo es una ciudad de ciudades, es como si fueran muchas ciudades aglomeradas en una gran metrópoli. Cada barrio parece una ciudad diferente, una ciudad llena de diversidad, con inmigrantes de varias partes del mundo. Hay un caldero cultural, étnico, religioso y culinario. Yo me identifico mucho con esto. En San Pablo puedo sentirme un ciudadano del planeta.” La programación de San Pablo en la 40ª Feria del Libro pondrá el foco en la movida literaria y artística que ha surgido en la periferia de la ciudad. “Hay una escena muy viva que surgió en la periferia, con un lenguaje muy particular, una coloquialidad y una manera de hablar que es muy distinta –pondera Antunes–. La producción poética en San Pablo es muy diversa. No creo que pueda haber un movimiento como fue el modernismo o la poesía concreta. Los caminos están más individualizados y hay múltiples maneras de buscar la renovación de las formas. Hay poetas más ligados a la poesía visual, otros al verso o a la oralidad. Y también están los poetas más experimentales. Hay una diversidad que es más saludable que la idea de una única dirección para el futuro.”
–Cuando estoy en un proyecto, por ejemplo grabando un álbum nuevo de canciones, me recluyo. Lo mismo cuando estoy finalizando un libro de poemas; es algo que me toma completamente. Nunca me he sentido especializado en un lenguaje. Ahora estoy saliendo de San Pablo para hacer cuatro conciertos en varias ciudades. En los hoteles escribo poemas y cuando regreso los imprimo y luego me los llevo a otro viaje; puedo estar componiendo con los músicos que me acompañan. No hay monopolio de un solo lenguaje, sólo cuando estoy muy imbuido con el final de un proyecto. Nunca hice música instrumental, yo creo canciones. No soy un artista plástico o visual, yo creo poemas visuales. La palabra es la intersección entre los lenguajes con que trabajo: el video, el poema para un libro o una canción. Todo esto acaba teniendo un territorio común que es la palabra. Y viene caminando paralelamente desde que era un adolescente, cuando empecé a tocar los primeros acordes en la guitarra y escribí los primeros poemas. Vivimos un tiempo en que la división entre los lenguajes es cada día más precaria. En una computadora podés trabajar al mismo tiempo con música, textos, fotografías y videos. Este instrumento, que puede concentrar el potencial de diferentes lenguajes, es una novedad de unos treinta años para acá. Y esto es cada vez más natural.
–Son muy diferentes. Hay poemas que pueden transformarse en canciones y hay letras de canciones que pueden ser un poema visual. Cuando estoy haciendo una canción, sé que es para ser cantada. Claro que las excepciones estén surgiendo cada vez con más frecuencia. Pero son lenguajes muy diferentes y creo que es muy importante tener en claro la conciencia de cada lenguaje con su repertorio de recursos y sus instrumentos. Son formas de recepción diferentes y son mercados también muy diferentes. La música tiene una penetración masiva más grande que la poesía. La poesía es un arte minoritaria hoy en día en cualquier parte del mundo. Pero yo quiero llevar la actitud que se puede tener sobre un escenario al libro y traer un poco de la reflexión que se tiene ante un poema, que es un tiempo de contemplación, a las canciones. Mi intención es ejercer el contrabando de un universo a otro.
Pensamiento viene de fuera
y piensa que viene de dentro,
pensamiento que expectora
lo que en mi pecho pienso.
Pensamiento a mil por hora,
Tormento en todo momento.
¿Por qué yo pienso ahora
sin mi consentimiento?
Si todo lo que conmemora
tiene su impedimento,
si todo aquello que llora
crece con su fermento;
pensamiento, da el afuera,
sal de mi pensamiento.
Pensamiento, vete ahora,
desaparece en el viento.
Y no esparciré simientes
encima de tu cimiento.
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